La buscó y el embajador de Estados Unidos, Earl An-thony Wayne, ayer consiguió su foto de reconciliación con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Al término del encuentro de una hora en la Casa Rosada, Wayne en otro de sus particulares comunicados escritos en primera persona aclaró que la causa que se sigue en Miami por la valija de Antonini Wilson –motivo del enojo argentino– “no posee un objetivo de política exterior sino que se centra en violaciones a las leyes de los Estados Unidos y en acciones llevadas a cabo en territorio de los Estados Unidos por supuestos agentes del gobierno de Venezuela”. Insistió, además, en que aquellas declaraciones acerca de que los 800 mil dólares eran para la campaña de Cristina Kirchner “no fueron formuladas por el gobierno” norteamericano. Lo mismo que ya había intentado subrayar en otras ocasiones, pero esta vez en un marco más formal luego de haberse reunido con la Presidenta. En el gobierno argentino, ya con ganas de dar vuelta la página, se dieron por hechos. “Las cosas se aclararon, ahora hay que ponerse a trabajar”, resumíó el jefe de Gabinete, Alberto Fernández.

Ese “trabajar” daba cuenta de la normalización del vínculo que incluirá, por ejemplo, el fin de la traba que le habían puesto a Wayne para entrevistarse con funcionarios argentinos, que significaba tramitar cada pedido a través de la Cancillería. También, que se reactiven las gestiones para concretar los viajes pendientes de aquí para allá y de allá para acá, incluyendo el del secretario para Asuntos Hemisféricos, Thomas Shannon, quien originalmente debía haber visitado Buenos Aires en enero. Wayne confirmó la llegada del hombre del Departamento de Estado para la región, pero el cuándo dependerá de la reformulación de su agenda.

La cuestión del demorado plácet al designado embajador argentino en Washington, Héctor Timerman, ya había sido tratado el martes, durante la reunión previa que Wayne mantuvo con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. “Se encuentra en trámite, va a salir en los tiempos normales”, lo tranquilizó entonces el diplomático.

Cristina Fernández llegó a su despacho desde el Salón Sur, donde acababa de cerrar un acto sobre el llamado a licitación para construir una planta potabilizadora en Tigre. Wayne había llegado unos minutos antes, puntualmente a las 19.30. Antes del inicio protocolar de la reunión, Wayne pidió conversar unos minutos a solas con la Presidenta.

“Lamentamos lo que ha ocurrido, porque siempre hemos tenido la mayor consideración hacia usted”, le dijo en el tête à tête Wayne, hablando en nombre del gobierno de Estados Unidos. “Fue un agravio gratuito”, le dijo la Presidenta. Cristina Fernández había calificado como “operación basura” que el Departamento de Justicia norteamericano transcribiera en un comunicado una grabación que le habían realizado a uno de los acusados del caso, en donde sostenía que el dinero de la valija era para su campaña.

Luego de ese momento de tono más personal, ingresaron al despacho Alberto Fernández y el canciller Jorge Taiana. El caso Antonini llevó un buen tramo del encuentro de una hora. Wayne siempre preocupado en aclarar que la investigación de Miami está centrada exclusivamente en investigar el accionar ilegal de los supuestos agentes encubiertos de Venezuela, nada que inmiscuya a la Argentina. En el Gobierno ya habían percibido esta vuelta de tuerca registrada en Miami. De hecho, fue lo que posibilitó el encuentro de ayer.

“En Miami continúa el proceso penal contra cuatro de los cinco acusados de ser agentes del gobierno de Venezuela operando en los Estados Unidos sin declarar su condición ante el fiscal general como lo requiere la ley. Uno de los acusados ya se ha declarado culpable frente a esta acusación”, arrancaría luego su comunicado Wayne, quien se fue de la Casa de Gobierno sin hacer declaraciones.

En la reunión no tocaron el espinoso asunto de la causa argentina sobre la valija, en donde Antonini está acusado de contrabando y lavado de dinero y tiene pendiente un pedido de extradición. “No se habló, pero nosotros vamos a seguir reclamando que lo manden. No nos van a dar bola, pero no importa”, resumía una fuente argentina. Antonini, que es venezolano pero vive en Fort Lauderdale y tiene también nacionalidad orteamericana, pasó en Miami de acusado a testigo protegido.

Con todo, Wayne hizo una mención en su comunicado. “Entendemos que el gobierno de Argentina también está llevando a cabo una investigación centrada en posibles violaciones en Argentina al ingreso de divisas y actividades de lavado de dinero. Esto es independiente y distinto del proceso en curso en Miami, el cual se centra en acciones llevadas a cabo dentro de los Estados Unidos en violación a las leyes estadounidenses por parte de supuestos agentes de Venezuela”, subrayó una vez más.

En la Casa de Gobierno destacaban que en el texto, que remarca una y otra vez la “importancia” de la relación bilateral, se hiciera una expresa mención a Cristina Kirchner. “Estamos dispuestos a trabajar con la Presidenta y su gobierno con estos objetivos y en este espíritu positivo”, remarcó, lo que era interpretado como una reivindicación pública luego de aquellas acusaciones que, es de imaginar, demoraron unas semanas la llegada de Wayne al despacho presidencial. Con el episodio superado, al sentir del Gobierno, la Presidenta podrá retomar su objetivo de apuntar a un vínculo más fluido con el mundo desarrollado, comenzando por la primera potencia.