Domingo, 6 de julio de 2008 | Hoy
ECONOMíA › MODELO DE DESARROLLO EN DEBATE
Por Fernando Krakowiak
–En los últimos diez años el complejo agroindustrial creció prácticamente sin ningún tipo de regulación y ahora adquirió tanto poder que parece difícil fijarle límites.
–Efectivamente, esta crisis puso en discusión el modelo de país. Se debate entre un modelo basado exclusivamente en materias primas contra un modelo industrial que además produce materias primas. Desde el punto de vista industrial, no es contradictorio que el país produzca alimentos. Es mejor. Pero desde el punto de vista de los productores agrarios parece ser que lo industrial es malo. Ese es un problema muy serio porque Argentina no va a poder crecer y darle empleo a su población si además no desarrolla su sector industrial.
–¿El discurso de Argentina como granero del mundo se fortaleció a partir de este conflicto?
–Sin duda, los empresarios del campo lograron dirigir un movimiento social que provocó una enorme crisis política. Se generó una imagen social de que la Argentina debería ser un país agropecuario. Cuando me dicen eso yo insisto con el mismo ejemplo: Estados Unidos produce el doble de soja que Argentina y cinco veces más maíz que la Argentina y nadie dice que Estados Unidos es un país agropecuario. Es un país industrial que tiene una enorme producción agrícola. Yo quiero que la Argentina sea eso.
–Para eso es necesario que el agro subsidie a la industria, pero si la capacidad de resistencia del campo es tan fuerte va a ser muy difícil.
–Si queremos un país desarrollado debemos seguir insistiendo con la importancia de un desarrollo industrial. Desde el 2002 hasta ahora las exportaciones de manufacturas industriales crecieron de 8000 a 17.000 millones de dólares y este año van a llegar a 20.000. Es un dinamismo espectacular. Crecieron mucho más que las exportaciones de soja, que además aumentaron mucho por precio. Ese crecimiento de las exportaciones industriales es el que permitió que el año pasado tuviéramos excedente en la balanza comercial. Este argumento que circula en los medios de comunicación y que dice que la soja salvó al país es un argumento falaz. El país tiene un desarrollo industrial que crea empleo bien remunerado, que genera divisas y que muestra una competitividad importante y una capacidad de crecimiento que debe ser tomada en cuenta.
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