Miércoles, 27 de agosto de 2008 | Hoy
ECONOMíA › ESTUDIO DE LA CORPORACIóN ANDINA DE FOMENTO PARA LA REGIóN
Según un estudio de la Corporación Andina de Fomento, la movilidad social ascendente continúa siendo un objetivo difícil en la Argentina, al igual que en gran parte de América latina. En ese trabajo se menciona que el ascenso social se convierte en una barrera que cada vez menos pueden sortear. Más allá de la mejora en los indicadores socio-económicos, como empleo, salarios y consumo, en la región el acceso a la educación y a la salud se torna prohibitivo para aquellos que quedaron fuera del sistema. La situación se hace más dura si se analiza de manera intergeneracional. El principal motor de la movilidad social es la acumulación de capital humano –educación, salud y nutrición–, que permite incrementar la capacidad potencial para generar ingresos en el futuro. De acuerdo con el informe de la CAF, en base a un relevamiento de acceso a la educación, la población ubicada en el quintil (5 por ciento) de menores recursos cursan en promedio menos de la mitad en años que los hogares más ricos, mientras que una mayor cantidad de sus hijos suele quedar fuera del sistema escolar. “Más allá del factor familiar, la problemática se basa en la eficacia del gasto públicos en Educación”, dijo Miguel Castilla, economista de la CAF durante un encuentro en el Banco Central.
En este diagnóstico coincidió el titular del BC, Martín Redrado. El funcionario aseguró que en la región es “baja la movilidad social e intergeneracional, el acceso a la salud y la educación y es alto el nivel de informalidad”. Redrado comparó el 4,3 por ciento del Producto que se destina a educación, contra 5,5 puntos del PIB de los países desarrollados. El secretario de Política Económica, Martín Abeles, reconoció que la “imagen” de América latina “no es tan buena como en los últimos años”, pero aseguró que en la Argentina “no es tan inequitativa la distribución del conocimiento”.
El informe de la CAF sostiene que la probabilidad de que un trabajador desempleado se transforme en uno informal, “en países como Argentina o México, es dos o tres veces mayor” a que ingrese al sector formal. No obstante, reconoce que en los ’90 siete de cada diez nuevos empleos fueron generados en la economía informal. Por su parte, el ministro de Economía, Carlos Fernández, indicó ayer que el gobierno siempre ha trabajado en pos de “la reducción del desempleo como principal vía de inclusión social”. “Durante los últimos cinco años se crearon más de dos millones de puestos de trabajo nuevo, y en estos años asistimos a un crecimiento balanceado de distintos sectores de nuestra estructura productiva que incluye sectores que en la década del ’90 estaban postergados.”
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