El desembarco japonés en tierra estadounidense se intensificó durante los últimos días. Los bancos nipones se lanzan a comprar por monedas entidades financieras quebradas que van quedando con la crisis. Nomura, Mitsubishi UFJ y Sumitomo Mitsui son claros ejemplos de bancos japoneses que tomaron control, sumaron participación o adquirieron parte del capital de entidades en problemas.

Para estos gigantes asiáticos, el efecto devastador de las hipotecas de mala calidad sobre algunos de los principales bancos de inversión de Estados Unidos, como Lehman Brothers o Morgan Stanley, constituyó una “oportunidad única”. Con el fin de los bancos de inversión, el perfil conservador de los japoneses encontró un lugar.

Mitsubishi UFJ, el banco con mayor capitalización bursátil del mundo, anunció el lunes pasado la compra de entre el 10 y el 20 por ciento de las acciones de Morgan Stanley. Nomura, por su parte, adquirió las divisiones de Asia, Europa y Medio Oriente de Lehman Brothers, que el pasado 15 de septiembre presentó una declaración de quiebra, por 225 millones de dólares. Todavía no se ha develado cuánto pagará por los activos europeos de ese banco de inversiones.

A esos anuncios se sumó ayer Sumitomo Mitsui, que decidió unirse a la caza de gangas, con una inversión de hasta 3824 millones de dólares en Goldman Sachs. La compra de Sumitomo fue a petición del propio banco de inversiones estadounidense.

Estas operaciones fueron posibles gracias a que el Tesoro estadounidense obligó a las instituciones, antes independientes como Goldman Sachs y Morgan Stanley, a convertirse en bancos comerciales, bajo una mayor supervisión. Anteriormente, al no estar controlados por el banco central, podían gestionarse de forma autónoma y asumir mayores riesgos que las entidades comerciales. Así es como esta semana se dio el cierre definitivo a un modelo de negocio que ha definido a Wall Street durante décadas.