Políticamente dividida y sin una estrategia parlamentaria unificada, la oposición volvió a fracasar ayer en su intento por conseguir quórum propio. Con la intención de doblarle el brazo al oficialismo e imponer sus proyectos, el núcleo duro opositor –UCR, PF, CC y PRO– desechó un acuerdo con el kirchnerismo y convocó a una sesión especial con temario propio. Un día antes, cuando los punteos no le garantizaban que podría alcanzar el quórum para sesionar, reabrieron las negociaciones con el oficialismo en busca de unificar las dos sesiones convocadas para ayer. Pero las diferencias entre los propios opositores terminaron por clausurar el diálogo. Los bloques de centroizquierda –P. Sur, PS y GEN– tomaron distancia del enfrentamiento y se plegaron a las dos convocatorias. Pero a la hora de sentar a sus legisladores en el recinto, la oposición sólo juntó ayer 89 diputados, lejos de los 129 necesarios. Después de repasar el último conteo del martes por la noche, el PJ disidente decidió “no exponerse a un nuevo fracaso” y no bajó al recinto. Cuatro horas más tarde, aun siendo minoría en la Cámara, el kirchnerismo logró abrir la sesión y obligó al resto de la oposición a discutir los temas que no había querido acordar.