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Por A. Z.

“Se debe partir de reconocer la consistencia del modelo macroeconómico. La existencia de equilibrio en el sector externo y la desaparición del problema del estrangulamiento externo de la economía argentina. Si se quiere ser honesto intelectualmente, en el debate económico se tiene que reconocer que los procesos de aceleración inflacionaria en Argentina tuvieron que ver históricamente con estrangulamiento del sector externo, corridas bancarias y cambiarias y devaluaciones. Hoy no existen esas condiciones objetivas.”

–¿Qué va a pasar con la paridad con el dólar?

–Desde el Banco Central garantizamos la estabilidad de los precios en los términos de la estabilidad financiera, monetaria y el equilibrio en el sector externo. En este último punto, el tipo de cambio cumple un rol fundamental. Evitar la apreciación.

–Si el Banco Central no interviene en el mercado de cambio comprando dólares, ¿cuál sería la cotización?

–Bajaría la paridad.

–¿Tiene un estudio sobre el valor que alcanzaría el dólar?

–Si hubiéramos dejado de comprar dólares en el mercado y si hubiéramos tenido una apreciación similar a la moneda de Brasil, la cotización se ubicaría en un rango de 3,00 a 3,30 pesos por dólar. Por experiencia histórica, un abaratamiento del dólar en la Argentina genera un corrimiento hacia la compra de dólares porque se sabe que no es sostenible en el tiempo.

–Dice que si el Banco Central no comprara dólares, la cotización bajaría. Pero igual la city es una usina de rumores sobre una devaluación después de las elecciones.

–No habrá devaluación. No. Absolutamente, no.

–¿Está convencida de que el tipo de cambio no está atrasado?

–Hoy sigue siendo competitivo para los sectores industriales, que es lo importante tras el objetivo de continuar con el proceso de industrialización. Todas las estimaciones del tipo de cambio real y competitivo más estrictas para la industria, por ejemplo deflactado por un índice salarial, muestra que no está atrasado. Por el contrario, mantiene un elevado nivel de competitividad. La actual paridad sigue siendo en términos reales un 45,7 por ciento por encima del promedio de los ’90, y del 53,2 por ciento en relación a Brasil. Esto se observa en la conducta del comercio internacional de manufacturas. Crecen las exportaciones industriales y avanza el ciclo de sustitución de importaciones.

–¿Por qué se insiste entonces con una eventual devaluación?

–El análisis económico convencional en Argentina es muy estático. Con ocho años de un modelo que ha demostrado solvencia, la competitividad de la economía debe empezar a discutirse desde otra perspectiva, no solamente desde el tipo de cambio.

–¿Cuáles?

–Tiene varios factores a considerar. La cuestión del crédito para el financiamiento a tasas bajas de la inversión, el aumento de la productividad y de la innovación. También la situación del mercado de insumos difundidos (acero, aluminio, plásticos), donde operan firmas en condiciones oligopólicos que se traducen en elevación de costos para el resto de las empresas. Los precios domésticos de esos productos han absorbido en su totalidad el importante aumento de los precios internacionales. Es un debate más amplio, en el que en general la ortodoxia trata de cortar el hilo por la parte más delgada, que es el salario o el tipo de cambio.