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URUGUAY.
“Tiene que llover mucho”

Uruguay es otro de los países que sufre las consecuencias de la crisis energética argentina. A la disminución de exportaciones de electricidad y gas a ese país, se sumó la escasa generación de la usina hidroeléctrica de Salto Grande. La represa argentino-uruguaya disminuyó su producción a 10 por ciento de su capacidad total debido a la bajante del río Uruguay. Walter Campanella, integrante de la Comisión Técnico Mixta de Salto Grande, informó que la bajante del lago formado por el embalse del río “es preocupante” y advirtió que “a este nivel tan bajo de generación, la usina puede resistir hasta 45 días”. Solamente están en funciones dos de las 14 turbinas disponibles. El embalse de agua de la represa está en 30,7 metros, cuatro metros menos que su nivel normal. La producción se reparte por mitades entre la Argentina y Uruguay. Para este último país, representa habitualmente el 60 por ciento de su generación. El ministro de Energía, José Villar, admitió que para mejorar la situación “tiene que llover mucho” en toda la cuenca. Frente a la crisis, el gobierno de Jorge Batlle decidió negociar un incremento en sus compras de energía a Brasil, a la vez que prometió construir un parque eólico y una central a gas natural de ciclo combinado como medio de asegurar el suministro eléctrico.


BOLIVIA.
Tubo del altiplano

Bolivia aumentará a cuatro millones de metros cúbicos diarios las ventas de gas a la Argentina a partir de mayo y durante los próximos cinco años, a partir de un contrato que firmarán la próxima semana los presidentes Néstor Kirchner y Carlos Mesa, en un encuentro que mantendrán en La Quiaca. Hasta hoy, las ventas de gas a la Argentina, que están a cargo de la firma Pluspetrol, llegan apenas a un millón de metros cúbicos por día.
Las exportaciones bolivianas bajaron a ese nivel mínimo a partir de 1997, cuando quedó sin efecto un contrato de compraventa firmado en 1972, por un volumen variable de 6 millones de metros cúbicos diarios. El gas para la Argentina se tomará de los campos San Antonio y San Alberto, ubicados en el departamento de Tarija, explotados por la empresa Andina en sociedad con Petrobras y Total. El Estado boliviano “verá hasta las letras chiquitas de los contratos” de venta que firmarán esas empresas para garantizar que el gas no será derivado a Chile, país con el que Bolivia mantiene un centenario conflicto. El canciller argentino, Rafael Bielsa, enfatizó la semana pasada que no habrá ningún desvío. Las ventas llegarán a cuatro millones de metros cúbicos diarios durante el invierno, mientras que serán de dos millones diarios el resto del año.


VENEZUELA.
Fuel oil por alimentos

Los gobiernos de la Argentina y Venezuela firmaron ayer un convenio por el cual intercambiarán alimentos por barriles de fuel oil. El acuerdo fue suscripto en Caracas por los ministros de Planificación, Julio De Vido, y de Energía, Rafael Ramírez. Si bien las bases del entendimiento habían quedado selladas cuando el presidente venezolano, Hugo Chaves, estuvo en Buenos Aires a fines del año pasado, el acuerdo se activó por la crisis energética argentina. El subsecretario de Integración Económica de la Cancillería, Eduardo Sigal, explicó que “básicamente Venezuela proveerá gasoil y fuel oil y nosotros entregaremos alimentos y una importante cantidad de elementos para la explotación petrolera –de la que Argentina tiene un desarrollo importante– así como equipos de medicina e investigación”. En el caso concreto de los combustibles, Sigal indicó que Venezuela “está en condiciones de proveernos en no más de 30 días”. En total, serán cinco millones de barriles de fuel oil. El gobierno argentino le venderá ese combustible a Cammesa, la administradora del mercado mayorista eléctrico, para que a su vez se lo entregue a las generadoras, que pagarán la factura final. Con el dinero recaudado, el Gobierno comprará los productos que demanda Venezuela en sendas licitaciones.