Martes, 12 de agosto de 2008 | Hoy
EL MUNDO › ESCENARIO
Por Mercedes López San Miguel
Una vez más, en una democracia de América latina los medios agigantaron las voces opositoras. Así quedó demostrado tras los resultados del referéndum en Bolivia. Evo Morales, un presidente legítimamente electo, fue ratificado en el poder y el balance es positivo para él. No sólo porque obtuvo más votos que en 2005, sino porque hubo un aumento significativo del apoyo a su gobierno socialista en el Oriente opositor: en Santa Cruz, Beni y Pando. Y porque el pueblo boliviano revocó a los prefectos (opositores) de lugares fundamentales como La Paz y Cochabamba.
La gran mayoría de los medios de comunicación, que responde a grupos de poder vinculados a sectores empresariales, mostraron hasta el cansancio una realidad distorsionada del vecino país: que existe un clima de zozobra, que hay una supuesta paridad de poder político entre gobierno y regiones y que el país está dividido e irreconciliable. Esto, claro, sin mencionar que una de esas partes ha tenido intenciones desestabilizadoras. Tras la consulta, se les vuelve más difícil transmitir la sensación de que en Bolivia el poder central permanece deslegitimado. Por el contrario, sale a la superficie que los sectores autonomistas no están dispuestos a dialogar y creen que tienen el mismo derecho de poner en práctica sus políticas como un gobierno elegido por voluntad de la mayoría. El argumento es que ellos también fueron ratificados en sus mandatos departamentales.
En este contexto, el analista económico Carlos Navia, del instituto de investigación Ciddebeni, prevé un mejor horizonte. “Por un lado, el gobierno de Morales obtuvo más votos, lo que significa que una voluntad mayor de la gente apoya su proyecto, y por otro lado hubo un apoyo a los prefectos, que fueron ratificados. Todo indica que habrá que conciliar las propuestas. Creo que se viene la articulación entre la nueva Constitución y los estatutos autonómicos.” En concreto, Navia subraya la necesidad de incorporar en la Constitución un marco genérico sobre el tema de las autonomías departamentales. Señala como dos escollos a superar: uno, que el prefecto revocado de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, renuncie a su cargo y otro, que el prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas, abandone su actitud agresiva.
A partir de ahora, el gobierno del presidente aymara cuenta con la chance de tomar nuevos bríos para continuar con sus proyectos de cambio, retomando aquellos que quedaron sujetos a esa verdadera inflación mediática, como la realización de una consulta que ratifique la nueva Constitución, nacida de la Asamblea Constituyente.
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