Martes, 12 de agosto de 2008 | Hoy
EL MUNDO › EL PRESIDENTE DE BOLIVIA, EVO MORALES, DECLARó AYER QUE SU GOBIERNO ESTá DISPUESTO A DIALOGAR CON LA OPOSICIóN
Ratificado en su mandato con un 64 por ciento, Evo Morales llamó a todos a buscar consensos y compatibilizar los estatutos autonómicos impulsados por el oriente con la nueva Constitución. Desde la vereda opositora hubo poca receptividad.
Por Sebastián Ochoa
Desde Santa Cruz
Tras la convocatoria a la oposición por parte de Evo Morales, apenas difundidos los resultados del referendo revocatorio, todos están de acuerdo en que el gobierno nacional y los prefectos de la Media Luna (Beni, Pando, Tarija, Santa Cruz y Chuquisaca) deberían dialogar para terminar la crisis que amenaza dividir al país. Todos lo dicen: empresarios, campesinos, indígenas, el Presidente y prefectos opositores. Pero los prefectos opositores no quieren mostrarse débiles. No después de ver los grandes números de la ratificación. Según datos de ayer, Morales obtenía el 64 por ciento de Sí y 36 por ciento de No. Fueron revocados los prefectos de La Paz, José Luis Paredes; de Oruro, Alberto Aguilar; y de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, que se niega a reconocerlo. Luego de su triunfo, Morales convocó a la oposición para mezclar la nueva Constitución –herética para la Media Luna– con los estatutos autonómicos. Ayer, Morales dijo que “obviamente va a haber diálogo” con la oposición “cuando estén los resultados oficiales”, aunque “cuesta todavía hacerles entender que autonomía no es independencia ni separación de alguna región. Si la autonomía es para el pueblo, será garantizada”. Desde Santa Cruz, el diputado Carlos Klinsky, de Poder Democrático Social (Podemos) y presidente de la Asamblea Preautonómica cruceña, dijo que el diálogo “es inviable. Una cosa es lo que el presidente dice y otra lo que hace”.
El jefe de los observadores de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Eduardo Stein, evaluó que “no es suficiente la expresión jubilosa de los ganadores en el referendo revocatorio. Es indispensable que en poco tiempo se planteen reglas claras de cómo llegar a ese diálogo”. Otro que encendió sahumerios fue el prefecto de Tarija, Mario Cossío, ratificado por el 64,5 del electorado: “Ha llegado la hora de la reconciliación. Bajaremos de una vez el tono, Bolivia quiere paz y certidumbre. La gente quiere a los prefectos y también al presidente, ahora está diciendo ‘pónganse de acuerdo’. Es lo que hay que hacer”. Puso una condición: deberá ceder Morales: “Quiero invitarlo a que se sume a esta autonomía, a que comprenda que Bolivia quiere recorrer un camino alternativo democrático donde la gente participe”.
El presidente, en conferencia de prensa, indicó que “no es problema de Evo, de si voy a ceder. Se trata de buscar consenso con todos porque el acuerdo depende del pueblo, no de Evo. Hay que escuchar a los prefectos, pero también hay escuchar a los movimientos sociales”.
El domingo, en su rugiente discurso, Costas avisó que si el gobierno intenta aprobar su nueva Constitución “va a entrar en un callejón sin salida”. Ayer Morales solicitó a los líderes autonomistas que “si tienen un mensaje radical, depongan su actitud y trabajemos juntos”. Y citó al ex presidente cubano: “Fidel decía: ‘No hagan lo que yo he hecho, hagan lo que está haciendo (Hugo) Chávez, una Asamblea Constituyente y, por lo tanto, una revolución en democracia con el voto del pueblo’, y yo entendí perfectamente ese mensaje”, dijo.
Los cuatro prefectos que impulsaron referéndum por los estatutos autonómicos fueron ratificados. Para ellos, es una señal popular de que deben avanzar en sus autonomías diseñadas al margen del Congreso y la Constitución actual. Morales también lo entendió así, porque inmediatamente dijo en la plaza Murillo que se puede modificar la nueva Constitución si la Media Luna le devuelve el saludo.
Ayer lo repitió el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana: “Los prefectos con su proyecto autonómico y el gobierno con la nueva Constitución tenemos que construir ese pacto de unidad nacional”. Y mostró esperanzas de que la nueva Carta Magna vaya a referéndum “para inaugurar el 2009”.
La nueva Constitución fue elaborada a partir del proyecto constitucional del Pacto de Unidad, integrado por la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos (Csutcb), la Confederación Indígena del Oriente de Bolivia (Cidob), la Confederación de Mujeres Campesinas Bartolina Sisa (CMC-BS), la Confederación Sindical de Colonizadores de Bolivia (CSCB) y el Consejo Nacional de Ayllus y Marcas del Qollasuyo (Conamaq). Si el gobierno decidiera modificar el nuevo texto constitucional, debería tener cuidado de no tocar las reivindicaciones de indígenas y campesinos, la base que le permitió llegar al 64 por ciento de Sí.
El vicepresidente de la Cidob, el mojeño Pedro Nuni, dijo a PáginaI12 que “no hay que tenerle miedo a compatibilizar la nueva Constitución y los estatutos. El tema álgido para los cívicos es el de autonomías. Pero creo que la autonomía departamental y la indígena pueden ser complementarias. Igualmente, los autonomistas no van a querer compatibilizar porque quieren toda la torta e imponer sus estatutos de facto. Los indígenas vamos a exigir participar del diálogo”.
Por su parte, el diputado Klinsky –autonomista de primera hora– dijo a este diario que “antes de compatibilizar los textos se debería llegar a un Pacto Social para iniciar otro proceso constituyente”.
Para Klinsky, la única opción de Morales es llegar a “consensos” con los departamentos de la Media Luna, donde “no tiene pisada. Prácticamente tiene que venir con el ejército”, opinó.
Donde puede ir Morales es a Potosí, cuyo prefecto por el Movimiento Al Socialismo (MAS), Mario Virreira, llegó al 75,9 de Sí. Pero perdió el prefecto de Oruro, Alberto Aguilar, aprobado por el 45,6 por ciento.
Siguen en sus cargos el prefecto cruceño, Rubén Costas, con un 66,6 de aprobación; el de Beni, Ernesto Suárez, con 61,2 por ciento; el de Pando, Leopoldo Fernández, con el 56,3 de apoyo. El mapa de la Media Luna cambió poco: se fue Paredes –que los acompañaba a veces– con el 42,3 por ciento de Sí; y el capitán Reyes Villa, con 39,3 por ciento de aprobación y renuente a abandonar la prefectura.
Reyes Villa desafió a Morales: “Sigo siendo el prefecto de Cochabamba. Quiero ver cómo el presidente –en un retroceso de la democracia– pone a dedo un prefecto, que tiene que ser electo por el pueblo”. Mejor perdedor resultó Paredes: “Era difícil ganar porque aquí prima lo político antes que la gestión. Pero me siento contento porque aumenté más de 100 mil votos en relación a lo que obtuve en 2005”.
Morales y su “proceso de cambio”, o “revolución democrática y cultural”, como dice, tuvo en Potosí el 80,8 por ciento de apoyo; en Oruro, el 78,6 por ciento; y en La Paz, el 77,1 por ciento. Siguen Cochabamba, con el 65,7 por ciento; y Pando, con el 51,8 por ciento. En Santa Cruz, el No al presidente llegó a 59,9 por ciento; en Tarija, 59,1 por ciento; en Beni, a 53,5 por ciento; y en Chuquisaca a 53,5 por ciento. De este modo “el cambio avanza”, según el slogan del Estado en la radio y la televisión. Ayer, Morales contó con qué objetivo orientará el resto de su gestión: “Tengo dos años y medio de gobierno todavía y quiero acabar con la pobreza”.
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