El jefe de Gabinete, Sergio Massa, en su primer encuentro con la cúpula de la CGT, escuchó de boca de Hugo Moyano los pedidos que los sindicalistas ya venían haciendo por distintas vías: una suba en las asignaciones familiares y la elevación del tope del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias, así como la eliminación de la tablita sobre los porcentajes que se pueden desgravar.

Massa, que en la reunión estuvo acompañado por el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y por el secretario político de la Jefatura de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, les dijo lo que ya se viene insinuando desde hace días en la Casa Rosada: que algunas de esas medidas saldrán más temprano que tarde. La demora en tomar una decisión se debe a que en el Gobierno se está analizando fríamente el impacto que va a tener cualquiera de las dos medidas en las arcas del Estado y cómo compensarlo para no desajustar las cuentas, según contaron fuentes oficiales a PáginaI12.

No es un dato menor, si se tiene en cuenta que la última vez que el Gobierno subió el mínimo no imponible –el año pasado cuando gobernaba Néstor Kirchner– el Estado dejó de percibir 1500 millones de pesos. También aumentar las asignaciones familiares sería un golpe en las erogaciones estatales. Es que –quizá coyunturalmente– el afán de la Presidenta de redistribuir el ingreso y mantener un cómodo superávit fiscal pone a sus decisiones en un callejón muy estrecho.

En la reunión, los sindicalistas plantearon el desfasaje que ellos ven entre el índice de inflación que dio a conocer ayer el Indec (0,4 por ciento) y el verdadero costo de vida. Ya lo había anticipado el segundo de Moyano, Juan Belén. “De qué nos sirve sacar aumentos salariales de 25 por ciento si después la inflación va a estar por encima de esos valores. Es una responsabilidad neta del Gobierno que tendrá que tomar las medidas eficientes para frenar esta espiral inflacionaria”, dijo el gremialista de la UOM.

Aunque no lo haya podido expresar con todas las letras en la reunión, se sabe que Massa también es crítico sobre la credibilidad que tiene el índice de inflación del Indec. De hecho, ayer a la tarde, cuando se anunció el índice de julio, Massa lo tomó con malhumor, según sus allegados. El ministro cree que el método de medición del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, daña al Gobierno.

De todos modos, tanto los funcionarios como los sindicalistas descartaron cualquier posibilidad de reabrir las negociaciones paritarias para volver a discutir aumentos salariales este año.

Moyano fue a ver a Massa acompañado por Belén, Andrés Rodríguez, Gerardo Martínez, Juan José Zanola, Armando Cavalieri, Omar Viviani y Héctor Daer. La reunión fue extensa (empezó a las 20.30 y terminó a las 22.15) y develó algunas diferencias entre el Gobierno y la CGT. De entrada, Moyano le dio tranquilidad a Massa, al expresarle que no esperaban llevarse ninguna definición concreta, pero que sí querían empezar a trabajar fuertemente sobre los puntos planteados. Según coincidieron ante PáginaI12 fuentes gubernamentales y sindicales, Ma-ssa les garantizó que para el Gobierno son temas centrales y que van a “trabajar juntos para encontrar una solución”.

“Estamos trabajando, y les propongo que lo hagamos juntos, en encontrar fórmulas de financiamiento, que hagan sustentables tanto un aumento en las asignaciones familiares como la merma del impuesto a la Ganancias”, les dijo el jefe de Gabinete.

Moyano planteó como un tema prioritario el de las asignaciones familiares y así lo subrayó Daer, quien admitió que esa medida podría tener fuerte impacto fiscal. En la reunión también se planteó cómo la gran cantidad de empleados encubiertos como monotributistas conspira con el financiamiento de las obras sociales sindicales. Igual, Daer –secretario de prensa de la CGT– mostró la conformidad de la CGT al señalar que el Gobierno “comprende todos nuestros pedidos y buscará generar medidas para instrumentarlos”.