EL MUNDO › EL DEMOCRISTIANO CHRISTIAN WULFF, NOMINADO PARA LA PRESIDENCIA DE ALEMANIA

Merkel ya eligió al reemplazo de Köhler

Wulff fue durante mucho tiempo considerado como un posible rival de Merkel en el seno del Partido Demócrata Cristiano. La elección del candidato presentado por la coalición gobernante debería ser un hecho el próximo 30 de junio.

Merkel presenta a Wulff, su nominado para ocupar la presidencia alemana.
Imagen: EFE.

Angela Merkel propuso ayer al primer ministro de Baja Sajonia, el democristiano Christian Wulff, para la presidencia de Alemania. La Asamblea deberá elegir a fin de mes al sucesor de Horst Köhler pero se descuenta el triunfo del candidato oficial.

Tres días después de la renuncia del presidente, la canciller Angela Merkel y su ministro de Exteriores, el liberal Guido Westerwelle, presentaron la candidatura de Wulff ante el Parlamento. “Será un presidente maravilloso”, afirmó Merkel ante la prensa acerca del posible jefe de Estado, cuya postulación es también apoyada por la Unión Social Cristiana (CSU).

Wulff fue durante mucho tiempo considerado como un posible rival de Merkel en el seno del Partido Demócrata Cristiano. Dejadas atrás esas controversias, el hombre de 50 años y el posible presidente alemán más joven dijo estar feliz de aceptar la responsabilidad. “Es un gran honor y un mayor desafío haber sido nominado a tan alto cargo”, agradeció. Desde 2003, Wulff es jefe de gobierno de Baja Sajonia y es catalogado como uno de los renovadores de los demócrata cristianos.

Según estima la prensa alemana, la elección del candidato presentado por la coalición gobernante debería ser un hecho el próximo 30 de junio. La votación debe hacerse ante la Asamblea Federal en la que el gobierno dispone de una mayoría de votos, un colegio electoral compuesto por diputados de la Cámara baja del Parlamento, representantes de los estados regionales de la Cámara alta y de personalidades de la sociedad civil.

Antes del anuncio oficial había trascendido que la posible candidata sería la actual ministra de Trabajo y Asuntos Sociales, Ursula von der Leyer. La democristiana, de 51 años y amiga de Merkel, fue en el anterior mandato de la canciller ministra de Familia. Más atrás quedaron las ambiciones presidenciales de los democratacristianos Wolfgang Schäuble (ministro de Finanzas) y del parlamentario Norbert Lammert.

Según dijo la prensa alemana, la nominación de Leyer no tuvo eco en los socios del Partido Liberal (FDP) y de la Unión Social Cristiana (CSU), por lo que emergió la figura de Wulff. La coalición de centroderecha que gobierna en Alemania vive una tensión entre los liberales y los democristianos, cruces que se intensificaron con la renuncia de Köhler.

Desde la oposición del Partido Socialdemócrata y el Partido Verde le reclamaron al gobierno un candidato de consenso. Como sólo obtuvieron una respuesta negativa, propusieron para la carrera presidencial al teólogo y defensor de derechos humanos Joachim Gauck. El antiguo militante del Este por las libertades cívicas carece de chances para hacerse con el cargo, que en Alemania carece de peso en las decisiones políticas y ejecutivas.

La intempestiva salida de Horst Köhler fue la que avivó todos estos debates. Después de volver de un viaje a Afganistán, el ex presidente justificó en una entrevista radial el mandato de las fuerzas armadas desde un aspecto económico y comercial, lo que generó una gran controversia en Berlín. “Un país de nuestras dimensiones, orientado hacia el comercio exterior y dependiente de él tiene que saber que la misión militar es necesaria para salvaguardar nuestros intereses”, había declarado.

Desde la oposición se lo criticó y acusó de estar defendiendo guerras comerciales, que nada tenían que ver con la presencia alemana en Kabul. Desde el mismo gobierno le llegaron desaprobaciones y algunos hasta dijeron públicamente que las declaraciones eran de-safortunadas. Köhler intentó explicar que se había referido a la lucha contra la piratería en Somalia pero no tuvo éxito. El hombre, de 67 años, presentó el lunes su dimisión y la justificó en que se había sentido agraviado. “Las críticas han ido hasta el punto de asegurar que yo defiendo las intervenciones del ejército federal que no están cubiertas por la ley.”

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