El macrismo tuvo que postergar otra vez, ahora para el jueves próximo, el tratamiento del proyecto que propone un aumento del impuesto a los Ingresos Brutos (IB) en la ciudad de Buenos Aires, al no llegar a un acuerdo con la oposición para aprobar la medida. El oficialismo necesita 31 votos para imponer su propuesta de aumentar la alícuota del 3 al 3,5 por ciento para el comercio y la industria, pero sólo cuenta con 25 –si es que no emigra algún otro diputado–, por lo que está obligado a acordar con algunos de los bloques opositores. Unos –peronistas, radicales y socialistas– proponen un aumento selectivo del impuesto, sólo para los contribuyentes que facturan más de 30 millones de pesos anuales. Otros, como Proyecto Sur, Diálogo por Buenos Aires, Igualdad Social y la Coalición Cívica, sostienen lisa y llanamente que no es necesario ningún aumento, ya que el Ejecutivo cuenta con los fondos, como consecuencia de la mayor recaudación originada en el crecimiento de la actividad económica. Los tres primeros bloques, además, sostienen que no convalidarán aumentos para “una gestión que desatiende la problemática social: entre 2008 y 2009, el gobierno no ejecutó más de 1100 millones de pesos previstos para Salud, Educación, Vivienda, Desarrollo Social y Cultura”, alertaron.

Justamente 1100 millones es lo que –dice el ministro de Hacienda, Néstor Grindetti– necesitaría el Ejecutivo para pagar los aumentos salariales a los trabajadores de la ciudad. Ese monto saldría de la moratoria para los deudores, el mencionado aumento de Ingresos Brutos y el incremento de la recaudación por inflación y aumento de la actividad económica. La oposición está de acuerdo con la moratoria, pero no con el ajuste impositivo, que necesita mayoría especial. Ese ítem es el que traba toda la reformulación del Presupuesto 2010.

“En 2006, el PRO impulsaba un proyecto para bajar el impuesto a los Ingresos Brutos. En la campaña, Macri dijo que no iba a aumentar los impuestos. ¿Qué pasa ahora? Todo esto es consecuencia del desmanejo financiero de la ciudad”, dijo ayer el diputado Aníbal Ibarra. Su bloque, junto con el de Igualdad Social y Proyecto Sur, presentó un informe que da cuenta del bajo nivel de ejecución del presupuesto en áreas sociales: “En Educación, en el rubro Construcciones, en 2009 se ejecutó sólo el 35 por ciento del presupuesto previsto, mientras que en el primer trimestre de este año apenas se ejecutó el uno por ciento”, puntualizó Martín Hourest, de Igualdad Social. “En cambio, en educación privada, el año pasado se ejecutó el 99,6 por ciento, y en el primer trimestre de 2010, el 24,5 por ciento.”

Por su parte, Fabio Basteiro (Proyecto Sur) comparó el gasto realizado en vivienda en el primer trimestre de este año, que fue del “cero por ciento” de lo presupuestado, con la remodelación del Teatro Colón, en el que “se ejecutó el 45 por ciento del presupuesto de Cultura para todo el año”. Eduardo Epszteyn puso como ejemplo una situación planteada en el barrio de Palermo: “Mientras el Colegio Avellaneda tiene sus obras paralizadas, a unas cuadras de allí, en Plaza Cortázar, Espacio Público ensanchó las veredas para que los bares puedan poner más mesas”.

La caída en el gasto social se manifiesta en el deterioro del plan Ciudadanía Porteña: según el diputado Hourest, desde noviembre, unos 5000 beneficiarios migraron al Programa Nacional de Asignación por Hijo, donde el monto percibido resulta superior, sobre todo si las familias tienen más de dos hijos.

Sergio Abrevaya, de la Coalición Cívica, fundamentó su rechazo a aumentar la alícuota a los grandes contribuyentes. “Son supermercados y mayoristas, que después trasladan el aumento a los precios, con lo cual lo termina pagando el consumidor”, dijo el legislador.

Desde el oficialismo, el presidente de la Comisión de Presupuesto, Alvaro González, dice que tiene tres días, la semana próxima, para lograr apoyo de algún bloque opositor.

–¿A ustedes les cierra la propuesta de gravar sólo a los grandes contribuyentes? –le preguntó este diario.

–Si no tengo alternativas, me va a tener que cerrar. Pero si no se aprueba la modificación, la opción es pagar los salarios y parar las obras –dijo.

En la discusión, el macrismo tiene un aliado impensado: a la última reunión de la Comisión de Presupuesto asistieron dirigentes del gremio de empleados municipales para pedir la aprobación del paquete.