Viernes, 23 de diciembre de 2011 | Hoy
EL MUNDO › PENALIZA NEGAR EL GENOCIDIO ARMENIO
Turquía decidió congelar sus relaciones con Francia y llamar a consultas a su embajador en París después de que la Asamblea General gala aprobase un proyecto de ley que convierte en delito negar que los armenios sufrieron un genocidio por parte de los turcos durante la Primera Guerra Mundial. La ley, que fue aprobada con el respaldo de la mayoría de los parlamentarios tras casi cuatro horas de debates, penaliza la negación del genocidio con penas de prisión y una multa de 45.000 euros (unos 58.000 dólares).
Ahora, para entrar en vigor tendrá que ser aprobada en el Senado. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan (foto), apuntó que esperará a ver el resultado de esa votación antes de adoptar nuevas medidas contra Francia. De momento, el gobierno de Ankara anunció ya el congelamiento de las relaciones entre ambos países, lo que supone que su cooperación en política, asuntos militares y económicos queda en suspenso. Como consecuencia, los aviones militares no podrán sobrevolar el espacio aéreo turco, los barcos franceses no podrán atracar en los puertos de Turquía y también se suspenderán los intercambios educativos. Además, el embajador turco en París volverá hoy a su país por un período indeterminado, según confirmó un portavoz del diplomático.
Turquía rechaza categóricamente calificar de genocidio las muertes masivas de armenios entre 1915 y 1917. Los armenios afirman que hasta 1,5 millón de armenios, ciudadanos del imperio otomano, murieron o se los dejó morir durante la guerra. Ankara, por su parte, rebaja la cifra de víctimas mortales hasta los 300.000, y asegura que muchas perecieron como consecuencia de los disturbios ocurridos durante la invasión de fuerzas soviéticas.
Cerca de una decena de países han reconocido estas muertes como genocidio, pero muy pocos castigan su negación. Francia reconoce oficialmente dos genocidios: el Holocausto nazi, que acabó con la vida de millones de judíos, y la matanza de armenios en el este de Turquía durante la Primera Guerra Mundial. El ministro de Exteriores francés, Alain Juppe, llamó al Ejecutivo turco a no “sobrerreaccionar” ante la media sanción de la ley y pidió a Ankara “sentido común y contención”.
Las relaciones entre París y Ankara se vieron perjudicadas durante mucho tiempo por la férrea oposición del presidente francés, Nicolas Sarkozy, a la entrada de Turquía en la Unión Europea. Sin embargo, en los últimos tiempos habían acercado posturas en su defensa conjunta de las revueltas prodemocráticas en Libia y Siria.
La propuesta de ley para penar la negación del genocidio armenio llegó a la Asamblea Nacional de la mano de un miembro del partido de Sarkozy, el UMP. Pero fue también en el seno de esta formación donde encontró una mayor oposición. El diputado del UMP Michel Diefenbacher afirmó ante la Cámara baja que se opone a cualquier intento de Francia de imponer su visión histórica sobre la de otro país soberano.
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