Sábado, 12 de julio de 2014 | Hoy
EL MUNDO › CONCLUYE UN FORO REGIONAL ORGANIZADO POR LA ONU EN COLOMBIA
El foro se había organizado a pedido de las partes negociadoras con el objetivo de aportar propuestas a la mesa de diálogo de La Habana. El representante de la ONU pidió unidad en el discurso para que las víctimas sean escuchadas.
La participación de las víctimas en el proceso de paz entre la guerrilla de las FARC y el gobierno de Colombia divide las opiniones, entre quienes sufrieron la violencia de una u otra parte, pero se unifica en el anhelo de terminar el conflicto y conocer la verdad. Estos sentimientos están presentes en la localidad de Barrancabermeja, zona de paramilitares y guerrillas, donde cientos de víctimas concluyeron ayer un foro regional organizado por la ONU a pedido de las partes negociadoras con el objetivo de aportar propuestas a la mesa de diálogo de La Habana.
Desde noviembre de 2012 el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) participan de un proceso para ponerle fin al conflicto armado. Igualmente, el Ejecutivo colombiano anunció en junio el inicio de una fase exploratoria de diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda guerrilla del país.
El jueves, al inicio del foro, el representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) en Colombia, Stephane Jaquemet, expresó la preocupación de los organizadores por la discordia entre víctimas. “Su voz no será escuchada si están divididos, pero tampoco si la diversidad de las situaciones y sufrimiento no es reconocida”, dijo Jaquemet.
El funcionario también remarcó que “todas las víctimas son iguales y deben ser tratadas como tal”, independientemente de “quién sea el perpetrador” de la violencia. “Algunas víctimas del Estado vienen pidiendo con insistencia el cese el fuego bilateral y una Asamblea Constituyente”, mensajes que también reclaman en Cuba las FARC, recordó el coordinador de la ONU en Colombia, Fabrizio Hochschild.
También entre las víctimas de la guerrilla existe la preocupación de “saber qué ha pasado con los secuestrados o dónde están los restos de los que murieron en el secuestro”, agregó. Las discrepancias también se viven por la participación en el foro, ya que, según Hochschild, las víctimas del Estado argumentan “que los cupos que se les entregan no son suficientes y quieren tener más presencia”.
Algo parecido pasa con las de la guerrilla, que sienten que en esos espacios no tienen el peso que les corresponde. Esas discrepancias, unidas a las ideológicas y políticas de cada lado, no se traducen en choques durante los debates, celebró Hochschild, quien dijo que la relación entre las víctimas de los diferentes actores fue correcta.
Pese a todo, las víctimas del Estado y de las FARC tienen intereses comunes y motivos por los que estar unidas: “La verdad, el reconocimiento y el perdón”. Por otro lado, el alto comisionado para la Paz en Colombia, Sergio Jaramillo, señaló que los pueblos indígenas podrán incidir en la construcción de la paz y aportar su cultura de reconciliación si se llega a firmar el acuerdo de paz.
El funcionario manifestó a través de un comunicado que los pueblos indígenas del país tienen mucho que aportar de su experiencia, así como en aspectos como la reincorporación a la sociedad de sus miembros que están en las filas guerrilleras. “Queremos invitarlos a que nos ayuden a pensar cómo podría ser la reincorporación de esos indígenas que están en las FARC, y podemos pensar en un modelo distinto, apropiado, ajustado de las comunidades”, afirmó en la Mesa Permanente de Concertación Indígena, que reúne a representes de organizaciones de todo el país, y que terminó el jueves en Bogotá.
Explicó, además, que los derechos de los indígenas no se están discutiendo con la guerrilla porque la agenda interinstitucional en donde se buscan mayores beneficios para esta población se trata exclusivamente con el gobierno y no con las FARC. “Los derechos de los pueblos indígenas no están en discusión con las FARC, pero todo lo que se haga para sentar bases para la construcción de la paz, que pueda beneficiar a los pueblos indígenas, todo eso los incluye y los debe incluir”, aseveró.
Según el Centro de Memoria Histórica, el conflicto colombiano ha dejado 220.000 muertos, unos 25.000 desaparecidos, 5,7 millones de desplazados y 27.000 secuestrados, además de unas 2000 masacres.
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