La ministra de Cultura, Teresa Parodi, y el titular de la Biblioteca Nacional, Horacio González, pidieron un alto el fuego delante de la obra de León Ferrari La civilización occidental y cristiana. Ambos se manifestaron por el cese de la violencia y a favor de la paz, al participar el miércoles pasado de Alto el fuego, una ceremonia para llamar a la reflexión a través del arte, que incluyó la lectura de un manifiesto contra la situación actual en Gaza, Siria e Irak.

“Alto el fuego es una frase escuchada por doquier a lo largo de la historia de la humanidad. Escuchada también en los campos de batalla”, expresó González. “Esta es una nueva muestra de la obra de León Ferrari, que tiene sentidos múltiples, significados abiertos y carga con una historia de polémicas. Estamos poniendo en el cauce de la resignificación una de las grandes obras de arte de la plástica argentina. Hay un terreno para pensar esto: que cesen las justificaciones teológico-políticas en el acto de la guerra. Con ellas la guerra se hace, paradójicamente, más salvaje”, agregó el titular de la Biblioteca Nacional.

“La primera vez que vi esta obra de arte, lo primero que hice fue taparme la cara. Me dolió tanto esta imagen poderosa del amor cayendo. Ese Cristo otra vez crucificado por los hombres, como un símbolo del amor muriendo, cayendo, matando”, aseguró a continuación Parodi. “Una obra de arte no es un concepto cerrado, sino que dialoga con cada uno desde la intensidad y emoción que puede proponernos un artista inmenso como León Ferrari”, agregó la ministra.

La obra exhibida, de dos metros de largo, fue creada en 1965 con madera, óleo y yeso y es parte de la Colección Fundación Augusto y León Ferrari. La civilización occidental y cristiana penderá de un hilo desde el techo de la sala J. L. Ortiz de la Biblioteca Nacional hasta el 7 de septiembre. En presencia de la viuda del artista y de sus nietas, entre otros allegados, la titular del Museo del Libro y de la Lengua, María Pía López, y el director de Cultura de la Biblioteca Nacional, Ezequiel Grimson, fueron los encargados de leer el manifiesto.