Los presidentes de Ucrania, Petro Poroshenko, y de Rusia, Vladimir Putin, supervisaron ayer en una conversación telefónica el cumplimiento del alto el fuego bilateral decretado en el este de Ucrania y trataron los pasos para garantizar la estabilidad de la tregua alcanzada el viernes. “Los jefes de los dos Estados constataron que el régimen del alto el fuego se respeta en general, (aunque) aún hay que ajustar ciertas cuestiones. Poroshenko y Putin trataron los pasos para garantizar un carácter estable del alto el fuego”, informó la presidencia ucraniana en un comunicado. Pese a que la tregua fue respetada por una inmensa mayoría de militares ucranianos y milicianos pro rusos, que según el gobierno de Kiev reciben ayuda militar de Rusia, algunos incidentes aislados empañaron el cese de hostilidades.

Tanto el Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania como algunos líderes de los separatistas denunciaron ayer el uso de artillería y tiroteos aislados en ambos bandos, aunque la mayoría de éstos se produjeron la noche del viernes, cuando la orden del alto el fuego no había llegado aún a todos los combatientes. “Las fuerzas de la operación antiterrorista respetan el régimen del alto el fuego en estricto cumplimiento de la orden del comandante supremo” de Ucrania, el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, aseguró el vocero del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa de Ucrania, coronel Andrei Lisenko.

Pero el líder separatista de Donetsk, Alexander Zajarchenko, declaró a la agencia de noticias rusa Ria Novosti que la tregua había sido violada en la mañana de ayer por Kiev con dos ataques de artillería contra la localidad de Amvrosiivka, unos 50 kilómetros al sudeste de Donetsk. “Al día de hoy (por ayer), el acuerdo sobre el alto el fuego no se respeta plenamente. Es pronto para hablar del cese total de las hostilidades”, lamentó Zajarchenko. Las milicias insurgentes también informaron de tiroteos aislados ocurridos el viernes en la localidad de Kirovskoe, al este de Donetsk, donde según los rebeldes actúan grupos saboteadores de la tregua.

Pese a esta situación, en otra nota emitida tras la conferencia telefónica el Kremlin resaltó a su vez que los dos mandatarios destacaron la importancia del control internacional sobre el cumplimiento bilateral del cese de hostilidades entre el ejército ucraniano y los separatistas prorrusos. “Se ha puesto el acento en la importancia del seguimiento de la situación por la Organización para la seguridad y la cooperación en Europa (OSCE)”, apuntó el comunicado del Kremlin, que también indicó que Putin y Poroshenko hablaron del envío de ayuda humanitaria rusa a la población de las regiones de Donetsk y Lugansk, controladas en gran parte por los separatistas.

El protocolo para el alto el fuego, firmado ayer en Minsk –con mediación de Rusia y la OSCE– y considerado como primer paso de un plan de paz por etapas, prevé de hecho el control internacional del cese de hostilidades, el canje de prisioneros y la apertura de corredores para los refugiados y ayuda humanitaria. De hecho, el cese de las hostilidades redujo ayer notablemente la violencia en el este de Ucrania, aunque en medio de acusaciones de las partes en conflicto de violaciones esporádicas a una frágil tregua que busca poner fin a casi cinco meses de combates entre el ejército ucraniano y separatistas pro Kremlin.

El conflicto entre Kiev y los separatistas agravó los problemas económicos de Ucrania y dejó al menos 2600 muertos y más de un millón de refugiados o desplazados, según la ONU. A nivel externo, la crisis enemistó profundamente a Occidente y Rusia, con acusaciones de que Moscú arma y apoya a los rebeldes incluso con tropas invasoras y tajantes desmentidas de Moscú.

En tanto, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) ya prepararon nuevas sanciones contra Rusia por su rol en el conflicto y Obama subrayó que la mejor forma de garantizar el alto el fuego era aplicar estas penalidades y mantener la presión sobre Rusia. Según diplomáticos de la UE, las nuevas medidas del bloque, que fueron aprobadas de manera preliminar el viernes, están dirigidas contra el acceso de Rusia a los mercados de capitales.