El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, visitó ayer Cúcuta, 600 kilómetros al noreste de Bogotá y epicentro de la crisis fronteriza con Venezuela. La llegada del mandatario fue en medio de un clima de tensión bilateral tras la expulsión masiva de colombianos por el gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.

A su llegada, Santos indicó que arribó a la Cúcuta para verificar que se cumpla la atención a sus compatriotas. El presidente recorrió uno de los ocho albergues acondicionados en la zona, donde se aloja un total de 2333 personas. “Ustedes son colombianos. Siempre serán bienvenidos aquí. Esta es su patria”, repitió a todos los damnificados que saludó. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, algunos inmigrantes colombianos fueron separados de sus hijos y sus casas al ser deportados con lo puesto. Cúcuta, una ciudad con fuertes vínculos con Venezuela, siente el impacto económico del cierre de la frontera, en especial ante la falta de gasolina venezolana vendida ilegalmente en Colombia. En la localidad también se vieron afectadas las casas de cambio, que disminuyeron su actividad, así como los servicios de transporte.

La tensión entre Bogotá y Caracas comenzó el 19 de agosto cuando Maduro decretó el cierre de algunos pasos fronterizos tras un ataque a militares venezolanos, que él atribuyó a “paramilitares colombianos”, ocurrido días atrás en medio de una operación anticontrabando en el fronterizo estado venezolano de Táchira. Según la cadena Telesur, tras el cierre de la frontera, los problemas de desabastecimiento que sufrían ciertas regiones fronterizas de Venezuela comenzaron a desaparecer. Maduro señaló que hasta que el gobierno colombiano no castigue la venta de productos venezolanos llevados de contrabando no reabrirá la frontera. Por la crisis fronteriza ambos países llamaron a consulta a sus embajadores anteayer.