Domingo, 21 de febrero de 2016 | Hoy
EL MUNDO › LA ELECCION EN UNA CIUDAD CON UNA “ECONOMIA DE 24 HORAS”
Una serie de asambleas de votación se hicieron en el Strip de Las Vegas, la famosa avenida en la que se sitúan los casinos y hoteles más célebres de la ciudad donde los casinos siempre están abiertos y los bares nunca sirven últimas rondas.
Para poder garantizar el mayor número de votantes en los caucus (asamblea electoral) en Las Vegas, los demócratas adoptaron el funcionamiento de sus asambleas a la singular “economía 24 horas” de la ciudad. Para facilitar que los trabajadores del sector servicios –principalmente hotelería–, que por su horario no pudieron asistir a su caucus asignado, pudieran mostrar su apoyo a los candidatos Bernie Sanders o Hillary Clinton, desde la organización del partido demócrata dispusieron una serie de asambleas en el Strip de Las Vegas, la famosa avenida en la que se sitúan algunos de los casinos y hoteles más celebres de la ciudad donde los casinos siempre están abiertos y los bares nunca sirven últimas rondas.
Uno de ellos fue el emblemático Caesars Palace, un famoso hotel y casino inspirado en la antigua Roma, aunque con el inconfundible toque “kitsch” de Las Vegas, en el que no faltan las columnas imperiales, leones alados, cuadrigas, coronas de laurel, mosaicos, fuentes y jardines que intentan reproducir lo más fielmente el estilo de la antigua Roma. Desde primera hora de la mañana, el casino fue el escenario en el que se cruzaron los jugadores más madrugadores de la ruleta, el black-jack o las máquinas tragamonedas con los simpatizantes de los aspirantes a la nominación demócrata para los comicios presidenciales, Clinton o Sanders, que se dirigían a la asamblea.
En la misma puerta del casino estaba Susana Duarte, que vinos desde Los Angeles, aunque no pueda participar de los caucus de Nevada, y que aseguró que da su respaldo a la esposa del ex mandatario, Bill Clinton, por su expreso apoyo a la comunidad latina, que en el desértico estado del oeste de los Estados Unidos conforma la minoría más importante, con un 26,5 por ciento del total de la población. “Clinton tiene mucha experiencia para convertirse en la primera mujer en llegar a la presidencia”, señaló. Con camisetas, carteles, eslóganes y chapas, por si hubiera que dar el empujón a algún indeciso, partidarios de Sanders y Clinton competían cantando y gritando “Fell the Bern” o “Sí se Puede”, antes del inicio del caucus.
Por su parte, Virginia Macaleno es una enfermera de Las Vegas y contó que apoya al senador de Vermont porque defiende una cobertura sanitaria para toda la población del país, “desde el más pobre hasta el más rico”, según sus propias palabras. “Además, se nota que Sanders se preocupa por la clase media”, dijo.
Al mediodía y en un piso superior de la sala de juegos, lejos de las apuestas, el dinero y las leyes del azar, comenzó la asamblea demócrata del Caesars Palace, cuyo mecanismo democrático puede resultar artesanal para el no acostumbrado. Empezó con el recuento manual de los asistentes, que permanecían de pie hasta que un encargado les asignaba un número y, entonces, recién ahí tomaban asiento. Fueron 278 las personas que se congregaron en el hotel de inspiración romana, con una notable asistencia de latinos y negros, la mayoría trabajadores en casinos y hoteles de la zona, y hasta uno de ellos se presentó con el sombrero de chef en primera fila de la asamblea. En sintonía con los resultados finales del condado de Clark (donde se ubica Las Vegas), con la división de los asistentes en función de su candidato preferido, se vio claramente que en esta asamblea la ex secretaria de Estado había obtenido la mayoría, por lo que sus seguidores comenzaron a entonar con entusiasmo cánticos por su líder, mientras que aquellos que se decantaron en primer lugar respondieron con su propio cancionero desde una esquina.
Tras los cálculos de la organización, que en todo momento dio las instrucciones tanto en inglés como en español, el resultado final de esta asamblea fue de 28 delegados para Clinton por 12 para Sanders. Por lo tanto, no hizo falta recurrir al método, muy apropiado dada la filosofía de Las Vegas, que se contempla en las reglas del caucus demócrata de Nevada, conocido como el “Estado plateado” para los casos extremos de empate: jugarse la victoria a ver quién saca la carta más alta de una baraja.
Los demócratas celebraron ayer 250 caucus en todo el territorio de Nevada, en los que participó cualquier persona registrada como votante demócrata, para escoger a los 43 delegados estatales que acudirán a la convención nacional del partido. Al cierre de esta edición, y a diferencia de Iowa, donde Clinton obtuvo una victoria raspada, y New Hampshire, donde Sanders arrasó en las urnas, en Nevada se impuso Clinton con el 52,1 por ciento de los votos.
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