Sábado, 20 de mayo de 2006 | Hoy
EL MUNDO › VENEZUELA Y SU POSICION ANTE LA COMUNIDAD ANDINA DE NACIONES
“Es una grosería presentar a Morales como un monigote de Hugo Chávez”, dice el canciller venezolano, Alí Rodríguez Araque.
Por Clodovaldo Hernández *
Desde Caracas
El ministro de Exteriores de Venezuela, Alí Rodríguez Araque, de 69 años, asegura que su país nada tuvo que ver en la decisión de Bolivia de nacionalizar sus hidrocarburos. Niega que la política del presidente venezolano, Hugo Chávez, en materia de integración regional sea de tierra quemada y afirma que la Comunidad Andina de Naciones –CAN– acudió a la reunión de Viena con la UE “no agonizante, sino muerta”. A Rodríguez Araque le sorprenden las críticas del Partido Popular (conservador, oposición) a la política del gobierno socialista español con Venezuela: “Critican los mismos negocios que antes nos proponían”.
–El presidente Hugo Chávez preconiza la integración de Latinoamérica, pero se ha retirado de la Comunidad Andina de Naciones –CAN– y es pesimista sobre el futuro del Mercado Común del Sur –Mercosur–. ¿Es su método arrasar la tierra primero para reconstruir después?
–En el continente nadie discute la integración, todos estamos de acuerdo, pero hay dos vías: una es la del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) o sus versiones menores, los tratados de libre comercio con Estados Unidos. La otra, la que planteamos nosotros, es la integración sobre la base de cuatro principios: solidaridad, cooperación, complementación y respeto a la soberanía de nuestras naciones. Nadie debe pretender imponer nada a otro. Así que no es una política de tierra quemada, es todo lo contrario, es potenciar las grandes capacidades de este continente en todos los recursos naturales, comenzando por el ser humano.
–Pero, ¿por qué salir de la Comunidad Andina?
–La CAN tuvo su origen en postulados que hoy suscribiríamos de nuevo, pero se fue desnaturalizando por la influencia del neoliberalismo en los liderazgos latinoamericanos. Quien analice los acuerdos de libre comercio encontrará que el ser humano no existe en ellos, es una categoría ausente. Uno de los productos de estas políticas neoliberales es el fenómeno que está ocurriendo: la migración de millones de seres que buscan desesperadamente mejores condiciones de vida en el norte desarrollado.
–Lo cierto es que la CAN llegó a su encuentro en Viena con la Unión Europea casi agonizando y, al final, eso no favorecerá a los pueblos.
–Llegó a Viena más que agonizante, llegó muerta.
–La nacionalización de los hidrocarburos bolivianos y el papel protagónico que ha mantenido Venezuela en el proceso ha creado problemas. ¿No compromete a la unión sudamericana al afectar los intereses de aliados tan importantes como Brasil?
–Aquí tengo una cronología de lo que ha ocurrido en Bolivia desde diciembre de 2003. Hubo grandes movilizaciones populares reclamando la soberanía sobre sus recursos naturales. El pueblo votó a favor de la nacionalización en un referéndum celebrado en julio de 2004. No se puede atribuir a la influencia de nadie, mucho menos a la de Venezuela, el que se haya tomado esa decisión. Querer involucrar a Venezuela en lo que fue un acto de soberanía de Bolivia y presentar a Evo Morales como si fuera un títere del presidente Chávez es una grosería.
–Como quiera que se haya tomado la decisión, lo que está claro es que ha causado malestar en países aliados como Brasil.
–El presidente Lula, en una posición muy digna y muy propia de él, saludó la victoria electoral de Morales calificándola de hecho histórico, por ser la primera vez que un indio llega a la jefatura de un Estado de América latina. Y ha defendido el derecho de Bolivia a ejercer la soberanía sobre sus recursos. De manera que no entiendo el rollo que se está armando. Petrobras, como empresa con grandes inversiones en Bolivia, tiene legítimo derecho a negociar con el gobierno de Evo Morales los términos en que se va a restablecer la relación, si es que de eso se trata. Es un asunto sobre el que ni siquiera podemos opinar.
–Chávez comentó que le recomendó al presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, tener calma, porque con Morales se puede negociar. ¿Cómo se entiende ese papel? ¿Es Chávez un mediador?
–No conozco esa conversación pero, si ocurrió, es algo normal en las relaciones internacionales, sobre todo cuando se trata de reducir tensiones.
–¿Qué piensa de la tesis que defiende que el liderazgo de Venezuela se debe, exclusivamente, al elevado precio del petróleo?
–Cuando el presidente Chávez llegó a la presidencia de Venezuela, en 1999, el precio de la cesta venezolana estaba en siete dólares y su liderazgo traspasó las fronteras nacionales. Lo que ocurre es que él es la voz de los pueblos que han sido silenciados durante siglos.
–¿El antiimperialismo es la base de una política exterior o una especie de coartada para alimentar el debate interno?
–Es la reacción de los pueblos que durante siglos han sufrido las consecuencias de las políticas imperiales. Siempre que haya imperio habrá antiimperialismo.
–Mucho se habla de evitar la diplomacia del micrófono, pero el presidente Chávez es un líder netamente mediático. ¿Cómo lidia usted con eso?
–Hay asuntos que deben ser manejados con discreción, pero otros deben ser debatidos ante los pueblos. El problema de los TLC o del ALCA no puede ser confinado a cuatro paredes.
–¿La Cancillería –Ministerio de Exteriores– tiene alguna estrategia para el supuesto de que Chávez sea reelegido sin contendientes y enfrente un clima internacional adverso?
–Ese no es nuestro problema, sino el de la oposición. No podemos obligarlos a participar. La oposición tiene que decidir si va a buscar un cambio por la vía democrática o si va a insistir en procurarlo por la vía violenta. Lograron cuatro millones de votos en el referéndum presidencial de 2004 y eso no es poco, pero con sus persistentes torpezas han dilapidado ese capital político. Su problema es la obsesión antichavista. Ellos se nutren en exclusiva de Chávez, carecen de política y pensamiento propios.
–La oposición española ha sido muy crítica respecto de la relación del presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero con Venezuela ¿También están obsesionados con Chávez?
–Cuando comenzó este gobierno de Chávez, vino a Venezuela el presidente del gobierno espa-ñol, José María Aznar, para proponer negocios muy parecidos a los que ahora estamos haciendo con la actual administración de España.
–¿Incluidas las compras militares?
–Entonces no se planteó algo de esa naturaleza, pero tampoco se negó la posibilidad. Entonces, ¿por qué lo que era bueno entonces es malo ahora? No le encuentro explicación. Habrá que preguntarle al señor Aznar.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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