Miércoles, 5 de julio de 2006 | Hoy
EL MUNDO › EN MEXICO COMIENZA EL ESCRUTINIO OFICIAL DE LAS ACTAS
El Instituto Electoral reconoció que hubo 3 millones de votos que no se contaron y al considerar más de dos tercios de ellos, la ventaja de Felipe Calderón ante López Obrador se redujo a sólo 0,64 por ciento.
Por Francesc Relea *
Desde México
El ganador de las elecciones presidenciales de México está en el aire. Tras la difusión de los resultados preliminares, que dan una ventaja de poco más de 400 mil votos al candidato conservador, Felipe Calderón, la autoridad electoral inicia hoy, en un clima confuso, el recuento oficial de las actas que permitirá conocer el resultado definitivo de los comicios. El presidente consejero del Instituto Federal Electoral (IFE), Luis Carlos Ugalde, admitió ayer que el cómputo incluirá unos tres millones y medio de votos –lo que equivaldría a ocho puntos porcentuales– que no se contabilizaron en el recuento previo por errores en las actas. Anoche, el IFE anunció que el escrunio de más de dos millones de esos votos no contados disminiyó la diferencia entre los candidatos a sólo 0,64 por ciento en favor de Calderón.
El senador Jesús Ortega, jefe de campaña de Andrés Manuel López Obrador, presentó ayer nuevas denuncias contra el conteo electoral. En una conferencia de prensa, Ortega difundió una investigación de una empresa encuestadora en la que, por ejemplo, se encontró que el PREP “se cayó”– utilizando la misma expresión que en el fraude de 1988– durante 27 minutos y al reanudarse mostraba menos votos de los observados en su última transmisión. Según explicó César Morones, del Instituto de Mercadotécnica y Opinión, a López Obrador se le restaron siete mil con esta breve interrupción. Sin embargo, a Calderón, el candidato del Partido Acción Nacional (PAN), le sucedió lo mismo, sufriendo un retroceso de 16 mil votos.
Nadie puede cantar victoria, a pesar de que los dos principales aspirantes a la presidencia ya se han proclamado vencedores desde la misma noche de las elecciones. López Obrador, candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), echó el lunes más leña al fuego al declarar que hubo manipulación del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) y denunciar que había tres millones de votos “extraviados”. El aspirante perredista anunció que exigiría un recuento de votos, mesa por mesa y acta por acta.
El presidente del máximo órgano electoral salió a la palestra para responder las acusaciones de López Obrador. Aseguró que ese programa informático ofrecía todas las garantías y que fue revisado en las últimas semanas por representantes de los partidos políticos, científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y otras universidades de prestigio. Sin embargo, reconoció que unos tres millones y medios de votos registrados por el PREP fueron apartados y no se contabilizaron por no cumplir con los requisitos del relleno de las actas. Ello no significa en absoluto que sean inválidos, sino que a partir de hoy se revisarán en el recuento oficial, que se llevará a cabo en los 300 consejos distritales de todo el país. Cada acta contiene los votos recogidos en cada mesa electoral.
Según el PRD, los tres millones y medio de votos en cuestión corresponden a 16 mil actas electorales. El acta de cada mesa electoral contiene un total de 750 votos, según explicó Raúl Avila, catedrático de Derecho Constitucional, experto en cuestiones electorales. México vive una situación paradójica. Las autoridades electorales piden tranquilidad a los candidatos y que esperen la publicación de los resultados oficiales. Tanto Calderón como López Obrador expresan, de palabra, su respeto al IFE, pero el candidato del PAN tiene prisa e insiste en que ha ganado las elecciones, mientras que el candidato del PRD siembra dudas sobre el sistema de recuento.
El escrutinio en los 300 distritos es esencial para despejar cualquier duda y para mostrar cuáles son las actas con errores. El riesgo de que el proceso se prolongue como ocurrió en Costa Rica, Italia y Estados Unidos planeaba ayer en México. Está en juego no solo el vencedor de las elecciones, sino también la legitimidad de la figura presidencial en un país que ha quedado políticamente partido en dos después de los comicios del domingo.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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