Miércoles, 5 de julio de 2006 | Hoy
Desde hace ocho días, un grupo de familias palestinas que viven alrededor del aeropuerto de Gaza deben evitar ser blanco del fuego israelí. Los captores del soldado israelí dijeron que no lo matarán.
Por Donald Macintyre *
Desde Rafah
Najah Abu Amra, de 49 años, no se sentía con ganas de dar su opinión sobre el secuestro que gatilló la llegada de las tropas israelíes. “No sé nada de eso”, dijo con el ruido de las ametralladoras del abandonado aeropuerto de Gaza como fondo. “No puedo decir nada sobre el soldado israelí, pero estoy preocupada por mis hijos”. Abu Amra, ansiosa y cargando a su bebé en sus brazos, dijo que era una de ocho familias a las que el miércoles pasado se les ordenó abandonar sus hogares que bordean el aeropuerto, que fue tomado por los israelíes.
Ayer, ella y varias madres más volvieron, blandiendo banderas blancas hechas con pañuelos atados a ramas, para tratar de buscar ropa y comida para sus hijos. Pero no pudieron llegar a causa del fuego de advertencia de las unidades blindadas israelíes. “Habíamos vuelto aquí. Nos estamos quedando con nuestros amigos.” Abu Amra y sus vecinos están entre los pocos palestinos que quedaron en la línea del frente de este conflicto que hasta ahora ha estado restringido a secciones de las extremidades norte y sur de la Franja de Gaza. Contrariamente a lo que había sucedido en junio, cuando, de acuerdo con la agencia de derechos humanos israelí B’tselem, murieron 24 palestinos no combatientes, especialmente en ataques de misiles dirigidos a militantes, hasta anoche no hubo informes de muertes de civiles por fuego israelí, desde que comenzó la actual campaña hace ocho días.
Mientras que la fecha límite establecida por los militantes que tienen secuestrado al soldado Gilad Shalit de 19 años para que Israel libere a los prisioneros expiró ayer, los grupos –incluyendo a miembros del ala armada de Hamas– dijeron que ellos “congelarían” los contactos con los mediadores, pero no matarían a su prisionero. El cruce de Erez hacia el norte de Gaza desde Israel estaba cerrado en tanto que las tropas, apoyadas por tanques, vehículos blindados y topadoras, cruzaron la frontera por primera vez.
Había intenso fuego dirigido al lado palestino de Erez. Uno de los varios misiles Qassam disparados por los militantes en el norte de Gaza ayer aterrizó por primera vez en el centro de Ashkelon, a 20 kilómetros de distancia, impactando en una escuela vacía. El premier israelí, Ehud Olmert, describió el ataque como “una seria escalada que no puede tolerarse”. Anteriormente, durante un ataque nocturno, un misil impactó en un edificio del consejo de estudiantes en la Universidad Islámica de la ciudad de Gaza, y otro mató a un militante en el norte de Gaza.
El hecho de que Israel no se haya embarcado todavía en una incursión terrestre a gran escala parece en parte reflejar la necesidad de no poner aún en más peligro al soldado Shalit así como tampoco exponerlo a presiones externas. El ministro de Exterior, Tzipi Livni, dijo ayer que Israel tenía “razones” para creer que estaba vivo. Estados Unidos, por una parte, pedía la liberación inmediata e incondicional del soldado, y por otra parte instaba a Israel a contenerse.
El general Yossi Kupperwasser, ex jefe de inteligencia israelí, dijo que Hamas mostraba una falta “de responsabilidad razonable”. “Es como si la fuerza aérea israelí lanzara un ataque sobre Gaza y Olmert dijera: ‘No sé lo que pasa. Tendré que averiguar’.” Añadió que “la pelota está en el campo de los palestinos” y que la alternativa de la liberación del soldado Shalit y un alto a los misiles Qassam inevitablemente llevaría a una prolongada campaña militar.
La aviación israelí lanzó tres ataques aéreos en la Franja de Gaza la madrugada de hoy, atacando un edificio donde se encuentra la sede del ministerio palestino de Interior en la ciudad de Gaza, causando importantes daños y cuatro heridos. Los aviones israelíes también atacaron y dañaron una escuela privada de Hamas situada en el norte de la ciudad de Gaza. Una fuente palestina de seguridad señaló una operación en la que soldados israelíes llegados en unos quince jeeps rodearon en Ramalá, en Cisjordania, un edificio donde reside el presidente del Consejo Legislativo Palestino (CLP - Parlamento), Aziz Dweik.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Celita Doyhambéhère.
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