Domingo, 16 de julio de 2006 | Hoy
EL MUNDO › DESTRUCCION MASIVA Y MUERTES EN LOS DOS LADOS DE LA FRONTERA
Desde hace dos días, las principales carreteras, puentes y aeropuertos del Líbano están destruidos. Ayer murieron al menos 40 civiles y cayeron más cohetes sobre Israel. La Liga Arabe dio por terminado el proceso de paz.
Con cada día que pasa el conflicto en Medio Oriente se complica y crece el costo humano. El ejército israelí continuó bombardeando Líbano ayer, donde los muertos civiles llegaron a 40, mientras el grupo fundamentalista Hezbolá, que declaró una “guerra abierta” al Estado hebreo, lanzó cohetes a la ciudad de Tiberíades y crece el temor en ese país de que los proyectiles alcancen objetivos en Tel Aviv. Sin embargo Israel no está dispuesto a dar marcha atrás en su ofensiva, desatada tras el secuestro de dos de sus soldados, capturados el miércoles por milicianos del Hezbolá en la frontera entre ambos países. Mientras tanto, los ciudadanos extranjeros eran evacuados del país y más de 10.000 habitantes del sur de Líbano huyeron de sus casas hacia zonas más seguras.
Desde hace dos días Líbano está totalmente aislado por tierra, aire y mar del resto del mundo. Sus carreteras y puentes han sido destrozados, su aeropuerto internacional bombardeado y los barcos israelíes patrullan en sus aguas territoriales. A todo esto se sumaron ayer ataques contra los puertos de Beirut y Trípoli, al norte de Líbano, y su sistema de radares costeros. Con el visto bueno del primer ministro israelí, Ehud Olmert, la aviación bombardeó también la sede del Hezbolá en los suburbios del sur de Beirut, zona considerada el bastión de esta milicia chiíta.
Los israelíes sumaron una nueva baja en sus filas, ya que fue encontrado el cadáver de uno de los cuatro marinos desaparecidos el viernes frente a las costas libanesas tras el ataque a su embarcación de guerra por parte de Hezbolá. Pero no desalentó a los militares israelíes, cuyos ataques provocaron ayer la muerte de 39 civiles en todo Líbano. Entre ellos, 20 personas que murieron en la ciudad de Marwaheen, de los cuales nueve eran niños. El ejército israelí lamentó la muerte de civiles, pero responsabilizó de ello a Hezbolá. “La responsabilidad de poner en peligro a la población es de la organización terrorista Hezbolá, que dirige y lanza misiles desde zonas pobladas por civiles”, acusó el ejército israelí.
El líder de Hezbolá, Hassam Nasralá, cuya casa fue bombardeada el viernes, se convirtió en un blanco prioritario para Israel. “A la primera oportunidad lo liquidaremos. Por eso le conviene encomendarse a Alá”, declaró el ministro israelí de Inmigración, Zeev Boim. El método de los asesinatos selectivos ha sido a menudo empleado por Israel. En 1992, el propio Nasralá sustituyó a la cabeza del Hezbolá a Abas Mussaui, liquidado en un bombardeo israelí.
El primer ministro libanés, Fuad Siniora, pidió ayer por la noche “un alto el fuego inmediato y global en Líbano bajo la égida de la ONU” y acusó a Israel “de castigar de forma colectiva a su país”, durante un mensaje televisado. Además, dirigiéndose aparentemente a Hezbolá, Siniora dijo que su gobierno es “el único que puede decidir en materia de paz o de guerra”, después de que el jefe del grupo armado prometiera el viernes una guerra abierta a Israel.
Israel exigió con vistas a un alto el fuego que Hezbolá se repliegue al norte del río Litani, que entregue al ejército libanés su arsenal de cohetes y que ese ejército se despliegue a lo largo de la frontera israelo-libanesa. “Si se reúnen esas condiciones, Israel estará de acuerdo con un alto el fuego”, anunció un jefe militar israelí. De igual forma se expresó el presidente estadounidense, George W. Bush, quien exigió a Hezbolá que deje de atacar a Israel.
Pese a la presión, el grupo fundamentalista no está dispuesto a dar su brazo a torcer y confía en que tarde o temprano, el Estado hebreo admita que la única manera de recuperar a sus dos soldados con vida es aceptar intercambiarlos por presos que están en sus cárceles. Los cohetes del Hezbolá cayeron ayer en la ciudad de Tiberíades (nordeste), situada a 45 kilómetros de la frontera libanesa. Pero lo que más preocupa a los expertos militares israelíes es que la milicia chiíta podría tener un arsenal capaz de alcanzar Tel Aviv, situada a 120 kilómetros de Líbano.Las condenas internacionales se siguieron escuchando ayer. Los países árabes repudiaron la agresión israelí en Líbano y los territorios palestinos y apoyaron exigencias de Hezbolá al pedir el inmediato cese de los ataques del Estado hebreo y un canje de prisioneros. Al término de su reunión de emergencia en El Cairo, los ministros de Exteriores de la Liga Arabe también consideraron que el proceso de paz con Israel “está muerto”, e instaron a la intervención directa del Consejo de Seguridad de la ONU para solucionar el conflicto. “Hemos decidido de forma unánime que el proceso de paz en Oriente Medio fracasó, como fracasaron todos los esfuerzos de los mediadores. Ya no queremos ni comités ni Cuarteto”, dijo el secretario general de la Liga, Amro Musa, aludiendo al “Cuarteto de Madrid”, integrado por la ONU, Rusia, la Unión Europea y Estados Unidos, patrocinadores del plan de paz “Hoja de Ruta”.
Por su parte, L’Osservatore Romano, el diario del Vaticano, denunció el inmovilismo de la ONU frente el conflicto en Medio Oriente a causa de los vetos cruzados en el Consejo de Seguridad, y lamentó la muerte del estado de derecho en la región. “La ONU, reducida al inmovilismo mientras Líbano arde”, tituló el diario, que aseguró que “la dinámica de los vetos cruzados que se utiliza en el Consejo de Seguridad impide la adopción de medidas concretas de apoyo a la legalidad internacional”.
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