Domingo, 16 de julio de 2006 | Hoy
Los análisis y peritajes de las armas confirman que el detenido Martín Ríos fue el francotirador de Cabildo y José Hernández, y que disparó en otras ocasiones. Dio muestras de inestabilidad mental y sus vecinos lo conocen como un “loco manso”. Lo detuvieron por la denuncia de un vigilador que lo vio sospechoso.
Por Raúl Kollmann
“Estoy cuidando el auto de mi mamá, estoy cuidando el auto de mi mamá”, repetía una y otra vez en la comisaría Martín Ríos, el hombre que habría disparado en la avenida Cabildo y José Hernández, y al menos en otras cuatro oportunidades anteriores. Los psiquiatras que lo revisaron inicialmente dicen que “se ubica en tiempo y espacio”, pero harán falta muchos más análisis para determinar si se trata de un psicópata que, por un odio inexplicable, estudia y planifica acciones como la que terminó con la vida de Alfredo Marcenac, o si se trata de un alienado, que explota por alguna razón y dispara en un brote esquizofrénico, sin darse mucha cuenta de lo que hace. Vecinos de Ríos afirman que suele quedarse horas mirando al vacío en el balcón o parado en la esquina de Cramer y Mendoza, que no tiene amigos, habitualmente se orina en la cama y pasa mucho tiempo viendo la película 48 horas, leyendo libros de Edgar Allan Poe y revistas de armas. La pericia realizada en la noche del viernes confirmó que la pistola Bersa 380, caño corto, fue la utilizada en todos los hechos, lo que para los investigadores ya lo convierte definitivamente en el homicida que se estaba buscando.
Pagina/12 adelantó ayer en forma exclusiva el nombre del agresor, Martín Ríos, de 27 años, y los elementos que llevaban a pensar que el sujeto detenido en Munro muy posiblemente era el que produjo cuatro ataques diferentes, tres de ellos en los últimos 120 días:
- Los rasgos de Ríos coincidían con los siete identikits realizados por la Policía Federal en base al dictado de siete testigos distintos.
- La pistola marca Bersa, calibre 380, era de la misma marca y calibre que la usada en los ataques.
- Los proyectiles encontrados en poder de Ríos son marca CBC, brasileños, la misma marca de las agresiones anteriores.
- El domicilio de Ríos está en Belgrano, en la calle Cramer, justo en la zona donde se produjeron los ataques. Esta hipótesis ya había sido barajada por los pesquisas de la Federal.
Hacia las tres de la mañana del sábado, finalmente los dos laboratorios móviles de Policía Científica de la Bonaerense y de Balística de la Policía Federal hicieron la comparación de una bala testigo disparada por el arma que tenía Ríos con los proyectiles encontrados en cada uno de los ataques realizados en la zona de Belgrano. La pericia dio positiva, o sea que de esa pistola Bersa salieron los tiros de las cuatro agresiones, entre ellas la que le costó la vida a Marcenac.
Detenido
Durante el tiempo que estuvo en la comisaría tercera de Vicente López, Ríos se quedó en cuclillas, en un rincón de la celda y con los ojos cerrados. En ningún momento pudo explicar qué hacia en Munro y los investigadores bonaerenses no le hicieron preguntas sobre los hechos ocurridos en Belgrano, algo que queda para la pesquisa que harán la Justicia porteña y la Policía Federal. Por esa razón, los psiquiatras forenses provinciales harán un dictamen light, por cuanto el peso del caso está en la Capital y serán los psiquiatras del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema los que realizarán el diagnóstico más definitivo.
El hecho más llamativo que surge de lo ocurrido en Munro es que al momento de ser detenido (ver aparte), el francotirador tenía encima la pistola Bersa, dos cargadores completos con 15 proyectiles cada uno y una riñonera con 27 proyectiles más. Esto lleva indefectiblemente a la hipótesis de que estaba por actuar otra vez. Los investigadores consultados por este diario sostuvieron que las dos hipótesis son posibles:
- Por las características de personalidad, se esperaba que el agresor estuviera siempre armado y tal vez armado en exceso. El rasgo que demostró en todas sus acciones era un culto por las armas. Pero, al mismo tiempo, siempre que actuó lo hizo en la misma zona, cerca de su domicilio. Y la experiencia internacional demuestra que tienen un cierto coto de caza para sus agresiones.
- Algunos especialistas de la Bonaerense consideran que no es descabellado que intentara un nuevo ataque, esta vez en Munro. “Tal vez consideró que le iba a ser muy difícil actuar en Belgrano por la presión policial en la zona y porque ya había muchos agentes buscándolo en ese barrio. No se puede descartar que estuviera a punto de protagonizar un nuevo ataque, tal vez desde algún puente de la Panamericana que está a pocas cuadras de donde lo capturaron”.
Con insólita demora, la Justicia autorizó recién por la tarde el allanamiento del departamento de Cramer 2172, donde Ríos vivía con su padre, piloto de Aerolíneas Argentinas, su madre y una hermana. En la vivienda no hubo hallazgos espectaculares: novelas sobre crímenes, especialmente de Edgar Allan Poe, la copia de la película 48 horas y revistas sobre armas. Los vecinos insisten en que la bicicleta de color amarillo que solía usar Ríos y que, según testigos, utilizó al huir en dos de los ataques, está en la baulera del edificio, pero la jueza María Dolores Fontbona de Pombo parece que sólo otorgó orden de allanamiento para el departamento.
Retrato
Estas son algunas características de Ríos que surgieron de la investigación y de los dichos de Ríos:
- Es un solitario. No tiene amigos.
- Está inscripto en el CBC de la carrera de Veterinaria.
- Por comentarios hechos por la familia a algunos vecinos, el joven tenía problemas psicológicos, entre ellos, el orinarse en la cama. Este rasgo aparece como típico de los homicidas seriales en el libro escrito por los criminalistas Raúl Torre y Daniel Silva.
- Es muy posible que algún hecho puntual –que no se sabe cuál es– haya disparado su furia o un brote psicótico en cada ataque.
- Todo indica que siempre eligió como blanco a gente joven. En la confitería de Cramer y Juramento atacó a una pareja joven, el colectivero contra el que descargó una ráfaga en Olazábal y Moldes también es joven y parece no ser casualidad que Marcenac –de 19 años– haya recibido cuatro disparos, tres en el pecho y uno en la cabeza. El cuarto caso comprobado, que también adelantó en forma exclusiva Página/12, fueron los disparos contra un tren cerca de la estación Belgrano R. Hasta ahora no se sabe contra quién apuntó.
El punto clave a discernir a partir de ahora es si Ríos es imputable o inimputable. Las hipótesis son las siguientes:
- Es un psicópata, es decir una persona que tiene un desequilibrio mental, una cuota de odio que lo lleva a atacar, pero lo hace planificando, pensando, con plena conciencia de lo que hace. En términos legales se habla de que “tiene conciencia de la criminalidad de sus actos”. Lo que va en contra de esta hipótesis es que, al menos ayer en la comisaría, se comportó como un alienado y no mostró coherencia en sus actitudes. Hay un testimonio del caso de Cabildo y José Hernández según el cual en el momento en que disparaba se sonreía, o sea que parecía ido. Según el conocido psiquiatra forense Osvaldo Raffo, habrá que analizar bien la conducta, porque “los psicópatas son muy simuladores. Simulan locura total y tienen una anormalidad, pero no locura total”.
- La segunda hipótesis es que Ríos tenga una personalidad patológica, sea un esquizofrénico o alguien que tiene una paranoia muy pronunciada. Alguna razón, que no se sabe cuál es y a veces es una voz interior que le ordena atacar, le hace brotar la furia y como tiene el arma y las proyectilesencima, entra como en un trance y empieza a disparar, sin tener demasiada noción de lo que está haciendo. “Yo tengo dudas, me parece que el perfil de esta persona es ése, porque por el contrario un psicópata, o sea el que planifica, piensa y tiene conciencia de sus actos, no se entrega tan fácil como lo hizo esta persona. La experiencia internacional indica que se resisten a balazos. Además, los psicópatas tienen el aspecto del buen vecino, y este joven no parece encajar en ese modelo, más bien se lo veía el desequilibrio en forma habitual. No es casualidad que haya vecinos que lo denominaban ‘el loco’”, razona Raffo.
Las dos variantes tienen encuadres legales completamente distintos. El psicópata será declarado imputable y se lo acusaría de homicidio simple agravado por el uso de arma en el caso de Marcenac, además de tentativa reiterada de homicidio por los demás heridos y personas atacadas en cada una de las agresiones.
Si se lo considera un psicótico, esquizofrénico o cualquier variante de las que se consideran locura por no tener conciencia de lo que estaba haciendo, sería declarado inimputable. En ese caso se lo enviaría a un instituto psiquiátrico cerrado. Los criminalistas y jueces consultados por este diario opinaron que sería un encierro casi de por vida, ya que para salir del psiquiátrico necesitará el dictamen favorable de psiquiatras forenses y la resolución de un juez. Y ni los forenses ni el juez suelen exponerse al riesgo de que pueda volver a matar.
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