EL MUNDO

Desde Estados Unidos, de todo menos indiferencia

La situación en Cuba es tema de debate en EE.UU.: mientras el gobierno provoca y Miami delira, los diarios bajan el perfil y los expertos opinan.

La noticia de la enfermedad de Fidel Castro tuvo diversas repercusiones en Estados Unidos. Además de los festejos de los cubanos residentes en Miami del lunes por la noche, la situación en Cuba renovó con interés todo tipo de fantasías poscastristas, incluyendo una oscura leyenda que involucra a la Virgen de la Caridad del Cobre y su predicción a un cura hace 150 años de que un día los cubanos serían esclavizados por un joven líder de barba, que moriría en la cuarta década de su reinado. “Hasta ahora, todo lo que fue predicho ocurrió”, dijo una trabajadora en la capilla La Ermita en Coconut Grove, Miami, citada por el Miami Herald. “Mucha gente está hablando de ella, y está circulando por Internet.”

Lo cierto es que más allá del interés de Miami por Cuba, los diarios norteamericanos más importantes bajaron el perfil informativo de la situación en la isla, y concentraron su cobertura internacional en Medio Oriente. Esto contrastó con las fuertes declaraciones emitidas por el gobierno estadounidense, tanto por el presidente George W. Bush como por la secretaria de Estado Condoleezza Rice, que llamaron a una transición hacia una democracia multipartidaria en el país dirigido provisoriamente por Raúl Castro, hermano menor de Fidel.

Para abrir el debate, el Washington Post preguntó a sus analistas quién dominará Cuba una vez que Fidel no esté: si Estados Unidos o el presidente venezolano Hugo Chávez. “Cuba continuará volviendo loco a Estados Unidos”, indicó Moisés Naim, editor en jefe de la revista Foreign Policy, en respuesta a la pregunta. “Mientras las leyes de Estados Unidos prohíban casi cualquier interacción con Cuba, Estados Unidos no tendrá influencia allí”. En lugar de una masiva ola de inversiones extranjeras a la isla, lo que obtendrá Estados Unidos es un masivo ingreso de refugiados huyendo del caos cubano. A esto se debe el pedido a la población cubana del senador de Florida nacido en la isla, Mel Martínez, de permanecer en la isla luego de la muerte de Castro, escribió Naim. Según el editor del Foreign Policy, las fricciones entre los cubanos en la isla y los cubanos en Miami convertirán a la política en algo desagradable e inestable. “Y ya que el sector público cubano está inextricablemente unido al Partido Comunista, la caída del partido paralizará el gobierno.”

Absurdamente, dice Naim, el Banco Mundial y otras organizaciones financieras tienen prohibido gastar incluso un dólar para prepararse para el caos que se viene. Dentro de esta situación entrará el presidente Hugo Chávez, que con sus petrodólares extenderá una mano de amistad a Raúl Castro. Por el contrario, “las manos de Bush estarán ocupadas con Medio Oriente. Hugo Chávez aprovechará complaciente esta situación, influenciando a Cuba y volviendo loco a Estados Unidos”.

Por su parte, Marsha Lipman, editora del diario Pro et Contra, de Moscú, indicó que Estados Unidos no se puede dar el lujo de perder a Cuba a manos de Venezuela, pero que la perspectiva de una victoria norteamericana en ese frente parece poco probable. “La competencia por Cuba será dura”, indicó la analista, aunque agregó que “es posible que ambos actores se mantengan al margen por un tiempo mientras Cuba permanece bajo algún tipo de autoritarismo poscastrista de su propia creación”.

Informe: Virginia Scardamaglia.

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Dos anticastristas de Miami con un cajón y un muñeco de Fidel Castro en la Pequeña Habana.
Imagen: AFP
 
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