La violencia continúa en Río de Janeiro. Nuevos atentados contra la policía se registraron ayer en la capital turística de Brasil, causando la muerte a seis personas. Diversos barrios, patrulleros y comisarías volvieron a ser blanco desde la madrugada de ataques atribuidos al crimen organizado, que comenzaron el jueves y dejaron hasta el momento 24 muertos. Las escenas de violencia recuerdan las vividas en mayo pasado en San Pablo, donde murieron 157 personas. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que mañana asume su segundo mandato, volvió a ofrecer ayuda del gobierno federal para contener la crisis. “Nosotros no vamos y no queremos entrometernos en la situación del Estado. Lo que podemos hacer y estamos haciendo es ofrecer lo que el gobierno puede ofrecer a nivel de inteligencia, de seguridad”, afirmó Lula.

Autoridades de Seguridad de Río de Janeiro habían asegurado el viernes que la ola de violencia se había terminado. Estaban equivocados. Pese al intenso patrullaje dispuesto por el Comando de la Policía Militar, la comisaría de Bangú, en la zona oeste de la ciudad, fue ametrallada y atacada con una granada por varios delincuentes desde un vehículo, ataque repelido por los efectivos en el lugar. En el barrio Nova Iguazú, varios hombres armados detuvieron e incendiaron un colectivo, aunque no se registraron víctimas. Un ataque similar contra otro micro, perpetrado el jueves, había provocado la muerte inmediata de siete pasajeros, mientras que ayer ese episodio se cobró la octava víctima, que permanecía internada con el 75 por ciento del cuerpo quemado.

En la favela de Muquico, en el norte de la ciudad, cinco hombres sospechosos de ser narcotraficantes murieron en supuesto enfrentamiento con policías militares, que incautaron en el lugar granadas, fusiles, pistolas y drogas. Las favelas Parque Alegría, Nova Holanda, y Ciudad de Dios también fueron escenario de persecuciones entre los criminales y la policía.

Un informe de la Subsecretaría de Inteligencia de Río de Janeiro, citado por la prensa local, reveló que miembros de grupos parapoliciales se preparan para reaccionar a la ola de violencia de la mafia carioca. De acuerdo con el informe, esta eventual reacción confirma que los ataques que se producen desde el jueves son una respuesta del crimen organizado al supuesto accionar de las milicias parapoliciales en 80 de las 700 favelas para expulsar a los narcotraficantes y controlar estos barrios marginados.

Sin embargo, las autoridades descartaron esta versión sobre el origen de los ataques, y el secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro, Roberto Precioso, la calificó como “una imbecilidad”. El informe de inteligencia indicó que entre los objetivos parapoliciales para los próximos días figuran las favelas Ciudad de Dios y Ciudad Alta, en la zona norte. La inteligencia policial no descartó, por otra parte, que se registren tiroteos en otros barrios marginales como Maré.