EL MUNDO › CONCLUSIONES DE LA CUMBRE DE APARECIDA, BRASIL

Obispos contra la inequidad

Mientras Bergoglio criticó la globalización, dos obispos reclamaron la canonización de Oscar Arnulfo Romero, asesinado en El Salvador.

 Por Washington Uranga

Transcurrida la primera semana de deliberaciones en Aparecida, Brasil, donde se encuentran reunidos casi dos centenares de obispos católicos latinoamericanos y caribeños con expertos y asesores, se reafirma una perspectiva de la Iglesia de severa denuncia a la desigualdad y a la pobreza, de la cual se acusa en términos generales al neoliberalismo y sus consecuencias, preocupación por las situaciones de violencia que se viven en algunas partes del continente y malestar por la pérdida de fieles que viene padeciendo el catolicismo.

Los obispos decidieron también emitir un documento al término de sus deliberaciones, el 31 de mayo, y para ello se conformó una comisión de redacción que está presidida por el cardenal argentino Jorge Bergoglio. De la misma comisión participan también el cardenal de Tegucigalpa (Honduras), Oscar Rodríguez Madariaga, el cardenal Claudio Hummes, brasileño, que actualmente preside la Congregación para el Clero del Vaticano, y los obispos Carlos Aguiar Retes (Texcoco, México), Ricardo Ezzati (Concepción, Chile), Julio Cabrera (Jalapa, Guatemala), Mario Moronta (San Cristóbal, Venezuela) y Ricardo Tobón (Sonsón Rionegro, Colombia). Esta comisión resulta clave porque a ella le corresponde recoger todos los aportes de los participantes e ir construyendo un texto que refleje el consenso de éstos.

El mandato que recibieron los obispos de la comisión de redacción fue el de trabajar sobre un primer capítulo que exprese la mirada de la Iglesia sobre la realidad de América latina y el Caribe para luego adentrarse en una propuesta acerca de la tarea que le compete al catolicismo frente a esa situación. Los aportes que se escucharon durante la primera semana, en la que intervinieron principalmente los presidentes de las conferencias episcopales de todos los países, permiten adelantar un documento con fuerte acento crítico y denuncia respecto de la pobreza y la desigualdad que persiste en toda la región. “Inequidad escandalosa”, frase utilizada por Bergoglio en su intervención, figura como título provisorio en el capítulo referido a la realidad del borrador de trabajo de la asamblea.

En su exposición Jorge Bergoglio criticó la “globalización” y dijo que “como ideología económica y social, ha afectado negativamente a muchos sectores más pobres”. Agregó también que “las injusticias y las desigualdades son cada vez mayores y más profundas”, porque “todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, en el que el poderoso se come al más débil”. De esta manera, dijo el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, “grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas”. El arzobispo porteño se expresó con crudeza señalando que “ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y opresión, sino de algo nuevo: de exclusión”. Y subrayó que “los excluidos no son explotados sino ‘sobrantes’”.

Reconoció Bergoglio que en la Argentina “persiste la injusta distribución de los bienes, lo cual configura una situación de pecado social que clama al cielo y que excluye de las posibilidades de una vida más plena a muchos hermanos”. Agregó que “poderes políticos y planes económicos de diversos signos no dan muestras de producir modificaciones significativas para ‘eliminar las causas estructurales de las disfunciones de la economía mundial’”, citando a Benedicto XVI. Dijo también el arzobispo que hay “una cierta desidentificación con la tradición católica, falta de transmisión a las nuevas generaciones, éxodo hacia otras comunidades (en los más pobres hacia el evangelismo pentecostal y algunas sectas nuevas) y experiencias (en las clases medias y altas hacia vivencias espirituales alternativas) ajenas al sentido de la Iglesia y su compromiso social”.

Los participantes de la asamblea de Aparecida se dividieron en quince comisiones, cada una de las cuales abordará un tema específico y todos ellos serán integrados finalmente al documento de conclusiones. En la misma localidad de Aparecida se instaló un grupo de teólogos y científicos sociales nucleados bajo la denominación de “Amerindia”, que está asesorando a los obispos y participantes. El grupo, que aglutina en general a quienes se alinean en la perspectiva de la teología de liberación, fue denunciado por grupos ultraconservadores. No obstante, el cardenal hondureño Oscar Rodríguez Madariaga dijo en una conferencia de prensa cuando fue consultado sobre el tema que “este grupo está colaborando con los participantes” y aceptó que todos pueden hacer aportes que serán considerados por los miembros de la asamblea. “Estamos abiertos a recibir todo tipo de contribuciones,” dijo el obispo hondureño desechando la mirada de quienes pretendían señalar una “acción paralela” de los teólogos más progresistas.

Un representante del clero salvadoreño y un obispo de Brasil pidieron que en el documento final se mencione expresamente a Oscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, El Salvador, asesinado por grupos paramilitares en 1980 mientras celebraba misa y luego de haber ordenado a los militares “en nombre de Dios, cesen la represión”. Romero es reconocido como “mártir” en El Salvador y en gran parte de América latina y su proceso de canonización para ser considerado santo por la Iglesia se encuentra en marcha. Los mismos participantes también pidieron que la asamblea se pronuncie a favor de la canonización de Romero.

La sensación de varios de los participantes es que todavía se está en los prolegómenos del proceso. Apenas comienzan a plantearse las posiciones y así como surgen quienes hablan claramente de “estructuras injustas” otros prefieren eludir el debate sobre la realidad, algunos se preocupan por “las sectas” y la “invasión protestante” mientras otros prefieren revisar críticamente la acción de la propia Iglesia antes que regresar, como pretenden también varios, a las “raíces católicas del continente”. Más allá de cualquier consideración, en Aparecida está ocurriendo un hecho político, cultural y religioso de mucha trascendencia para la región.

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El papa Benedicto XVI inauguró la cumbre de Aparecida, Brasil.
Imagen: AFP
 
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