En un radiante día de sol, peronista según la liturgia, el presidente Néstor Kirchner se presentó por primera vez en un acto proselitista con el candidato oficial para competir por la jefatura de gobierno porteña, el ministro de Educación, Daniel Filmus, en el barrio de Villa Lugano. Centró el eje de su discurso en la confrontación entre “dos modelos, un país para todos o un país para pocos”. Hubo gran afluencia de militancia, y llamó a los “capitalinos” a “abrazarse al resto del país o seguir viéndolo de lejos”.

Kirchner comenzó su discurso centrándolo en que en las próximas elecciones se enfrentarán dos proyectos, “puede haber cualquier tipo de alianzas o transacciones”, afirmó, pero lo que estaba en juego era “un país para todos o un país para pocos”. Más tarde desafió a los porteños, poniendo énfasis en la clase media, a ver “si somos capaces de acercar la Capital al resto del país, o seguimos con una Capital que mira de lejos”.

Promediando su intervención se preguntó si había “algún capitalino, argentino, que pueda estar en contra de la recuperación de la memoria y del respeto a las instituciones. ¿Hay alguno que pueda estar en contra de la reestructuración de la deuda, de decirle chau al FMI?”. A esa altura, ya se podía ver a algún entusiasta sin camisa al borde de la disfonía coreando el apellido del presidente entre estruendo de bombos y vítores.

El marco era más que generoso. Presidiendo el acto estaban los ya clásicos pingüino y pingüina inflables, coronados con una bandera que decía “Pingüino o pingüina, Argentina avanza”. Media hora después del mediodía llegó la comitiva del Gobierno nacional con Kirchner a la cabeza. Se pudo ver al vicepresidente y candidato gobernador bonaerense, Daniel Scioli, al ministro de Trabajo, Carlos Tomada, la de Defensa, Nilda Garré, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, el secretario de la Función de la Pública, Juan Manuel Abal Medina, al vicejefe de gabinete bonaerense y líder del Movimiento Evita, el barbado Emilio Pérsico, intelectuales, y legisladores de la ciudad.

Desde el nacimiento de la avenida Fernández de la Cruz hasta el parque Guillermo Brown estaba todo medianamente ornamentado con las correspondientes pintadas en las paredes que incitaban a votar al oficialismo. Pero a partir de allí la pintura daba paso a los carteles, y curiosamente se veía una primera línea de afiches que mostraba la calva de Jorge Telerman enfrentada a una foto de Kirchner, en la que se podía leer: Telerman en la ciudad, Kirchner en la Nación, firmada por el Movimiento Libres del Sur, casi la única organización política con base social que quedó en el gobierno de Telerman después de la sangría de funcionarios que sufriera a partir de su alianza con Elisa Carrió.

A su turno, el candidato a pelear el Ejecutivo de la ciudad de Buenos Aires inició su discurso recordando que “no fue hace un siglo, se cumplen cuatro años de que el Presidente dijera que no iba a dejar sus ideales en la puerta de la Casa de Gobierno. Pasamos del escepticismo a la esperanza y eso es lo que vamos a hacer en la ciudad. Después de cuatro años del ‘que se vayan todos’, hoy se está pidiendo profundización de lo que ha hecho el Gobierno nacional”. No se privó de fustigar, sin nombrarlos, a sus adversarios. “No nos importa el disfraz que adquieran o cómo se vistan para las elecciones”, el 3 de junio “no se decide quién maneja una empresa, ni quién se disfraza mejor para animar una fiestita infantil”, en alusión al empresario Mauricio Macri y al actual jefe de Gobierno, Jorge Telerman.

Casi al finalizar su intervención, Filmus destacó que “los que no están acá, están a la derecha”. Para terminar se dirigió a Kirchner y le dijo que “con su permiso, lo voy a plagiar. Cuando llegue a la casa de Gobierno de la ciudad, juntos vamos a decir que no dejamos nuestros ideales en la puerta”.