Con el 97 por ciento de los votos escrutados el Partido Popular ganaba anoche por una cabeza, apenas 160 mil votos, las elecciones municipales al Partido Socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, que sin embargo lograba mantener las cinco comunidades autónomas que ponía en juego, al tiempo que se colocaba a un paso de arrebatarle a la oposición de derecha dos de las siete que intentaba mantener. De esta manera, el PSOE se apunta una modesta victoria política sobre las huestes de Mariano Rajoy, líder del PP, que había apostado a que estas elecciones se transformaran en una especie de plebiscito contra la política antiterrorista del actual gobierno socialista.

Este virtual empate técnico en número de votos, similar al que se dio en 2003, cuando los socialistas ganaron a la derecha por poco más de cien mil sufragios, no le alcanza al opositor Partido Popular para proclamarse vencedor de estas elecciones, ya que a nivel regional ha sufrido un duro golpe al perder la mayoría absoluta en la Comunidad Foral de Navarra, donde gobernaba bajo el paraguas de la coalición regional UPN (Unión del Pueblo Navarro). Un espectacular crecimiento de los nacionalistas vascos moderados representados por el partido Nafarroa Bai coloca a las fuerzas autonomistas vascas en posición de alzarse con el gobierno regional en alianza con el Partido Socialista, que ve también reforzadas sus posiciones.

Mientras tanto, a nivel municipal, los socialistas mantienen casi sin desgaste los municipios de Barcelona y Sevilla, al tiempo que el PP arrasa en la ciudad de Madrid, donde el popular Alberto Ruiz Gallardón supera con creces el 53 por ciento de los votos y en Valencia, donde la alcaldesa Rita Barberá vapuleó a la oposición de centroizquierda. Y es gracias a este excelente resultado en dos de las ciudades más grandes del país (en ambas ciudades los socialistas fueron derrotados por más de 20 puntos porcentuales) que el Partido Popular obtiene su ligera ventaja a nivel nacional, mientras que su predominio en al menos doce capitales de provincia estaba anoche en el filo de la navaja con un promedio del 80 por ciento de los votos escrutados.

Ante este panorama, ambos partidos no dudaron en proclamarse vencedores en medio de una larga noche electoral en la que el avance del escrutinio fue seguido con gran expectativa a través de las principales cadenas televisivas. Eduardo Zaplana, vocero del Partido Popular, hizo su aparición pública pasada las once de la noche para afirmar que los populares habían “ganado estas elecciones porque somos el partido más votado en toda España”, al tiempo que desde el cuartel general socialista José Blanco se congratulaba de los excelentes resultados del PSOE a nivel regional, que se colocaba a un paso de arrebatarle un par de comunidades autónomas a la oposición de centroderecha.

A última hora de la noche, con el 92,88% escrutado en las elecciones municipales, el PP obtenía el 35,67% de los votos, consiguiendo 23.314 concejales, mientras que el PSOE obtiene el 34,95%, obteniendo sin embargo más concejales que su principal competidor: 24.005 concejales. Izquierda Unida mantiene su lugar de tercero en discordia con el 5,57% del sufragio total nacional.

Según la tradición, desde 1983, el partido que gana las municipales repite luego su triunfo un año después en las generales, un dato al que se aferraban anoche los populares para disimular su desencanto ante un resultado que esperaban más favorable a su formación política. Los socialistas, mientras tanto, terminaron pagando a nivel de votos totales la alta abstención en Cataluña y Andalucía, dos feudos donde la izquierda obtiene por tradición una considerable ventaja sobre la derecha. La participación fue de poco más del 63%, cuatro puntos menos que en 2003.

De este modo, los socialistas consolidaban anoche su dominio sobre las comunidades de Castilla La Mancha, Extremadura, Aragón, Cantabria y Asturias (aunque en las tres últimas su mayoría depende de su alianza con otras formaciones). Mientras que el PP obtenía la mayoría absoluta en Castilla León, Valencia, Madrid, La Rioja y Murcia, perdía su mayoría en Navarra y, probablemente, en las Islas Baleares, dos comunidades en las que ya gobernaba en coalición con agrupaciones regionales. Por último, en las Islas Canarias los regionalistas de centroderecha de Coalición Canaria dejaban de ser la fuerza más votada gracias a la victoria del PSOE, aunque podría mantener el gobierno regional en alianza con el Partido Popular.