Más de 150 policías fueron heridos ayer en violentos choques con manifestantes que protestaban contra la próxima cumbre del G8 en Alemania. Los disturbios estallaron cuando unas 30 mil personas atravesaban Rostock, una ciudad portuaria del noreste alemán, ubicada a 25 kilómetros del balneario de Heiligendamm, donde los líderes de los ocho países más industrializados del mundo celebrarán una cumbre de tres días a partir del miércoles próximo.

Las organizaciones antiglobalización y que abogan por la lucha contra la pobreza en el mundo comenzaron a marchar este fin de semana por las calles de Alemania, adelantando el clima que se vivirá la semana que viene. La marcha había comenzado en medio de un clima pacífico. “Hay mucha gente aquí, es una manifestación colorida y con una atmósfera maravillosa. Estamos muy satisfechos con la participación”, había dicho Frauke Distelrath, del grupo antiglobalización Attac.

Como seguramente sucederá en las reuniones de la cumbre, en las marchas uno de los temas principales era el cambio climático. “Estoy aquí para protestar por el clima porque tengo una hija de dos años y me pregunto qué tipo de mundo estamos creando para ella”, aseguró Dirk Mirow, un alemán de 37 años. Como ya aseguraron los voceros de los países que asistirán a la cumbre –Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Italia Japón, Rusia y Estados Unidos– los problemas del continente africano y la reducción de los gases con efecto invernadero serán los dos temas principales de la agenda.

La protesta avanzó sin problemas hasta que un pequeño grupo reaccionó contra el cordón policial que escoltaba la movilización. Hace varios años que las cumbres de los países más poderosos del mundo terminan en violencia. En la ciudad italiana de Génova, en 2001, los enfrentamientos entre los manifestantes y los gigantescos operativos de seguridad llegaron a su máximo nivel de violencia cuando la policía antimotín mató a un activista.