Miércoles, 18 de julio de 2007 | Hoy
El presidente Hugo Chávez dijo que los equipos son necesarios para proteger el petróleo y repeler un ataque de EE.UU.
Venezuela contará con un sistema de defensa antiaérea. La compra de este nuevo equipamiento militar es producto de la minigira que realizó semanas atrás el presidente Hugo Chávez por Rusia y Bielorrusia. Además de estos dos países, el mandatario selló un acuerdo con China, quien también proveerá de tecnología a Caracas. “Estos equipos podrán detectar cualquier amenaza a larga distancia para poder responder a tiempo”, explicó la Agencia Bolivariana de Noticias. Chávez aseguró que el país necesita armarse para prevenir un eventual ataque estadounidense. “Venezuela es la principal reserva de petróleo del hemisferio occidental”, recordó el mandatario durante un acto de graduación militar.
Desde el principio hasta el fin de su discurso, Chávez buscó destacar la supuesta inevitabilidad de una agresión estadounidense y advirtió sobre las alertas que esta nueva compra militar provocarían en el Pentágono. “Bueno, ellos que hagan su trabajo. Nosotros, hagamos el nuestro”, arengó el mandatario, recibiendo un ola de aplausos del público castrense. Chávez explicó que tomará varios años completar el sistema de defensa antiaérea y que se utilizarán aviones de transporte chinos y rusos, que, según adelantó, comenzarán a llegar al país pronto.
En los últimos años, Chávez ha hecho del rearme militar uno de sus principales objetivos. El presidente venezolano cerró semanas atrás en Moscú la compra de cinco submarinos de ataque del tipo 636 y de cuatro modelos de la nueva línea Amur 677 por un valor estimado de alrededor de dos mil millones de dólares. Con estas adquisiciones, Venezuela se convertirá en el país con la mayor flota de submarinos de América del Sur. Antes de ello había gastado alrededor de tres mil millones de dólares en helicópteros, fusiles Kalashnikov, cazabombarderos rusos. Desde entonces, militares del Kremlin entrenan y capacitan a sus pares venezolanos.
Sus acuerdos militares no se limitaron a Rusia, sino también a países que mantienen buenas relaciones con Estados Unidos, como Brasil y España. Con Madrid firmó en noviembre pasado un contrato para fabricar y entregar ocho naves patrulleras, dos buques de aprovisionamiento y doce aviones, por un valor total de dos mil millones de dólares. Con Brasilia acordó la compra de 48 aviones Tucano, que serán entregados en los próximos cinco años y cuyo objetivo será vigilar las fronteras venezolanas.
Tanto el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero como el de Luiz Inácio Lula da Silva tuvieron que enfrentar fuertes presiones de Washington, que se negaba a autorizar las ventas militares. Estados Unidos puede frenar estos acuerdos porque provee gran parte de la tecnología que esos países utilizan para construir su armamento militar. Esta limitación fue una de las razones por las que Chávez decidió fortalecer su alianza con los rivales de Washington, como Rusia, Irán y Bielorrusia. Esas naciones utilizan en su mayoría tecnología militar rusa y, por lo tanto, están libres de las presiones de la Casa Blanca.
El alineamiento con Estados Unidos que marcaron los gobiernos venezolanos previos a Chávez llevó a que el país sudamericano no invirtiera demasiado en su defensa. Después del golpe de Estado de 2002, el presidente bolivariano comenzó a preocuparse por la desigualdad militar en la que se encontraba. No sólo con la gigantesca potencia del Norte, a la que muy difícilmente alcanzará por más millones que gaste, sino con su vecina Colombia, con la que todavía mantiene una relación de 5 a 1, según los análisis militares venezolanos. El poderío y la tecnología de última generación que posee Bogotá se debe principalmente a los millones de dólares que viene recibiendo desde hace ocho años de Washington, a través del Plan Colombia.
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