Parece que Silvio Berlusconi tenía razón. La Justicia italiana está investigando un posible fraude electoral. Lo único que Il Cavalliere no pudo prever es que los acusados son sus propios hombres. Según publicó La Stampa, la mafia calabresa habría intentado pagar casi 320 mil dólares por 50 mil boletas vacías provenientes de Sudamérica. Ayer, el Corriere della Sera publicó la conversación entre el aliado de Berlusconi y un empresario siciliano condenado por sus vínculos con la mafia del sur. “Los responsables de los votos se taparán los ojos cuando uno de los nuestros se ocupará de recuperar las papeletas y poner una cruz sobre el símbolo del PDL (de Berlusconi)”, habría dicho el senador Marcello Dell’Utri.