EL MUNDO

“Ellos me estaban cazando”

Por L. B.

Varias veces, Luis Posada Carriles estuvo a punto de asesinar a Fidel Castro y por lo menos, en dos oportunidades, el gobierno cubano detectó sus movimientos y arruinó sus planes. “Estuvieron en el Sur con la Operación Cóndor y 29 años después aparecieron los tres en Panamá”, relató Fidel Castro en la conferencia. Los tres a los que se refiere son Orlando Bosch, Luis Posada Carriles y Guillermo Novo Sampol.
“Yo soy cazador, pero ellos me estaban cazando a mí.” Recordó también cuando escapó por un pelo de un atentado en Chile en 1971. “Tenían varios puntos de tiro a lo largo del recorrido que yo hacía, y tenían fusiles de caza mayor con mira telescópica –agregó–. Incluso se pudo detectar una cámara de televisión que tenía uno de estos fusiles en su interior. Miren ustedes que yo tengo cada anécdota, que al final uno piensa que estoy vivo de milagro, chico.”
El 5 de noviembre de 2000, Posada Carriles arribó a Panamá con un pasaporte salvadoreño a nombre de Franco Rodríguez Mena. Pero fue detectado por la seguridad cubana, que rastreó sus reuniones en esa ciudad con Orlando Bosch, Guillermo Novo Sampol, Gaspar Jiménez Escobedo y Pedro Remón. El grupo de cubanoamericanos, agentes temporarios de la CIA y también mercenarios de algunas de las policías locales, estaba preparando un atentado explosivo contra Fidel, quien debía asistir a una cumbre iberoamericana. El líder cubano hablaría en el Paraninfo de la Universidad donde se realizaría el atentado cuando el lugar estuviera repleto de público.
“Prácticamente los metimos presos nosotros”, contó Fidel. “Los detectamos y no dijimos nada. Pensamos en hacer una denuncia, pero no queríamos que los apresaran o que huyeran. Me callé la boca y recé todos los días para que se quedaran y no se les ocurriera irse. Y se quedaron. El día que hicimos la denuncia –el 5 de noviembre– teníamos dos aviones allí, podríamos haberlos secuestrado y llevado a Cuba. Pero nosotros respetamos el principio de soberanía. No lo hicimos, presionamos a las autoridades y los capturaron con todos los explosivos.” De ésa se salvó Orlando Bosch, pero cayeron los otros cuatro, que fueron condenados a prisión el 24 de abril de 2004 a penas de entre cuatro y ocho años. Sin embargo, el 26 de agosto de ese año, en un acto vergonzoso por la forma en que se realizó, la presidente Mireya Moscoso, indultó al grupo de mercenarios, pocos días antes de finalizar su mandato. El grupo huyó a Estados Unidos, pero Posada Carriles se quedó en Honduras.
Los abogados panameños que participaron en la acusación declararon su vergüenza por la decisión de la ex presidenta, aceptando la presión del gobierno norteamericano. Al hablar en el encuentro indicaron que esa amnistía está por ser declarada inconstitucional por la Corte Suprema de su país. El ex gobernador del Estado panameño de Colón, Gasam Salama, quien también está aquí en La Habana, recordó que al conocer la medida de Moscoso presentó su renuncia por pura vergüenza.
Posada Carriles quedó en Honduras y allí se le perdió el rastro. No tuvo la suerte de sus camaradas Bosch y Rodríguez, que viven tranquilamente en Estados Unidos, porque él es prófugo de la Justicia venezolana, de cuyas cárceles se escapó en 1976. Trató de introducirse silenciosamente en Estados Unidos, pero fue detectado en Cancún cuando encalló su yate Sandrina. En marzo de 2005 entró a Estados Unidos y en abril Fidel lo denunció. A partir de allí el presidente cubano comenzó su propia cacería. El 17 de abril volvió a denunciarlo y a advertir que podrían matarlo en Estados Unidos y que debían mantenerlo vivo por todo lo que sabe. Volvió a la carga en su discurso del 1º de Mayo ante un millón 300 mil personas y denunció la impasividad del gobierno norteamericano. El 4 de mayo, Venezuela pidió la extradición de Posada Carriles. El 13 de mayo hay una conferencia de prensa en Washington con familiares de víctimas venezolanas de Posada Carriles. El editorial de The New York Times dice que se debe arrestar y extraditar al terrorista de origen cubano. Fidel volvió a la carga y exhibe documentos desclasificados, que demuestran que el FBI sabía que se realizaría el atentado contra el avión cubano, varios días antes de que sucediera. Otros documentos desclasificados demuestran también la participación de Bosch y Posada Carriles en el asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier. El 17 de mayo, Fidel llamó a una imponente movilización para exigir el castigo del terrorista y finalmente convocó a esta reunión internacional.

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