Al abrirse las urnas electorales en Italia, nadie imaginaba que el voto de los italianos residentes en el exterior –que eligieron 12 diputados y seis senadores– definiría quién iba a detentar la mayoría en el Senado: si la coalición de centroizquierda liderada por Romano Prodi o el centroderecha del primer ministro Silvio Berlusconi. Sin embargo, el hecho de que pudiesen votar por primera vez cobró una importancia inesperada y cambió el ajustadísimo resultado que daba 155 bancas al centroderecha y 154 al centroizquierda, por 158 escaños para la Unión y 156 para la Casa de las Libertades. “Fue una emoción grande para nosotros”, explicó en diálogo telefónico con Página/12 la senadora electa por la Unión, Mirella Giai, que reside en Argentina, al ser consultada por lo decisivo del voto exterior en el resultado del Senado. “Demostramos que hicimos una campaña electoral importante. Se está jugando en Italia un nuevo cambio”, agregó. Pero con la victoria no termina la historia. “Mañana seguimos trabajando”, sentenció.

Ni los votantes italianos en el exterior ni la coalición de centroderecha imaginaron que los primeros tendrían en sus manos el destino del gobierno. Por el contrario, esa coalición subestimó su importancia y se presentó por separado en el exterior. Pero se equivocaron. El Ministerio del Interior atribuyó cuatro de los seis escaños en juego del Senado en esta “circunscripción exterior” a la Unión de Prodi, uno a los conservadores de Forza Italia de Berlusconi, y el otro a la independiente Asociación Italiana Sudamericana. De esa forma, Prodi tiene dos votos más que Berlusconi en la Cámara alta, a los que podrían unirse el de la Asociación Italiana de Sudamérica. En Diputados, el centroizquierda ganó seis bancas, Forza Italia tres, y con una sola banca se quedaron Asociación Italiana en Sudamérica, Italianos del Mundo con Tremaglia e Italia de los Valores. Desde el partido de Prodi se explicaba con ironía que la victoria de la Unión sobre el centroderecha se debía a que en el extranjero “no se ven las cadenas de Mediaset”, la empresa de Berlusconi.

Por la circunscripción de Sudamérica –que aportará al Parlamento dos senadores y tres diputados– salieron triunfadores para ser representantes de la Cámara alta Luigi Pallaro, de la Asociación Italiana en Sudamérica, y Mirella Giai de la Unión. En la Cámara de Diputados se ganó un lugar Ricardo Merlo, de la Asociación Italiana en Sudamérica, Marisa Bafile, de la Unión y un representante de Italianos del Mundo con Tremaglia. Giai destacó a este diario que ambas bancas ganadas por la Unión en Sudamérica –tanto la de senadores como la de diputados– “serán ocupadas por mujeres”, demostrando que las parlamentarias son “exigentes, tenaces, nos empeñamos y cumplimos”. El promedio de votantes en Sudamérica fue de 51,81 por ciento, y de 56,33 por ciento en Argentina –el mayor distrito electoral después de Alemania–, con la emisión de 200.821 votos. Sin embargo, en porcentaje de votantes, Uruguay se llevó el primer puesto.

El derecho al voto para los italianos residentes en el exterior es consecuencia del trabajo de uno de los ministros del gobierno de Berlusconi, Mirko Tremaglia, que ocupa la cartera de los Italianos del Exterior. Pero no todo salió como se esperaba. Aunque votaron con bastante anticipación –del 22 de marzo al 6 de abril– y a pesar de los preparativos para el recuento en Castelnuevo di Porto, un pueblo en las afueras de Roma, varios problemas retrasaron durante horas los resultados. Por ello el recuento de esos votos tardó más que el de los propios distritos italianos. Esto colaboró para alargar el suspenso, no apto para cardíacos, que le dio finalmente la victoria a Prodi en ambas cámaras.

Informe: Virginia Scardamaglia.