El ex presidente Néstor Kirchner dijo que después del conflicto por las retenciones móviles vendrá “una nueva etapa” en la que el Gobierno “profundizará su rumbo”. Así lo aseguró ayer en una charla con intelectuales y artistas que se reunieron en la Biblioteca Nacional, en el espacio de Carta Abierta. Kirchner consideró que la disputa con las entidades agropecuarias está teniendo el saldo positivo de haber repolitizado al país y le ha dado más fuerzas a los sectores populares, lo que ayudará a nacer un segundo momento en la presidencia de Cristina Fernández.

La visita a los intelectuales no tuvo difusión previa. Incluso para la mayoría de las cuatrocientas personas que llenaron el salón de la biblioteca resultó una sorpresa; salvo el pequeño grupo que organizó el encuentro, los asistentes habían ido para participar de la actividad que habitualmente hacen sábado por medio, en la que debaten sobre actualidad. El espacio reúne a integrantes del mundo de la cultura y de la universidad, que se convocaron a raíz del conflicto con el agro. Apoyan críticamente al Gobierno y casi ninguno de ellos se identifica como justicialista.

Según contaron los asistentes al encuentro, Kirchner comenzó con un racconto sobre su gobierno y señaló que en los primeros tiempos la Plaza de Mayo “no estaba llena de partidarios ni de opositores, sino de gente con hambre”. Como era de esperar, rápidamente el tema central pasó a ser el campo. El ex presidente hizo una lectura del conflicto en términos de oportunidad o de posible punto de inflexión para el Gobierno. Dijo que así como él había nacido de un punto de inflexión, el de la anulación de las leyes de impunidad y la renovación de la Corte Suprema, con la gestión de su esposa pasará lo mismo: la identidad del Gobierno quedará marcada por esta disputa por la renta agraria. “Ciertas derechas ayudan a que nosotros recobremos nuestros propios ideales”, ironizó, según contó uno de los presentes.

Kirchner criticó a los dirigentes de la Federación Agraria (sostuvo que hoy el 80 por ciento de sus miembros se dedica a la renta sojera), habló de la mesa de enlace como “la junta de desenlace”, e insistió en que en este conflicto se juegan dos proyectos de país, un país con un Estado democrático y una política de justicia social versus un país con “una minoría a la que vaya muy bien y millones muertos de hambre, como fue la Argentina hasta 1943”.

Kirchner apuntó, por otra parte, que con las transformaciones productivas que hubo en el campo, la Federación Agraria ya no defiende los intereses de la época del Grito de Alcorta. Los cambios en el modo de producción y en la propiedad de la tierra, señaló, transformaron completamente las características del mundo agrario, en el que hoy dirigentes como Eduardo Buzzi marchan en común con la Sociedad Rural, en un proyecto compartido.

El público se organizó para hablar como si fuera una asamblea. Hubo intervenciones que cuestionaron la política en el Indec y la falta de respuesta a los pedidos de la CTA, sobre lo que Kirchner dijo que confiaba en que se mejorara la relación. También hubo críticas a la programación de Canal 7. Kirchner coincidió con los cuestionamientos y contó que se está preparando un canal oficial de noticias por cable. Además, ratificó la decisión de “ir a fondo” con la sanción de una ley de radiodifusión que reemplace a la norma vigente, sancionada por la dictadura. El encuentro, programado inicialmente para una hora, se extendió así durante más de dos. El ex presidente estuvo acompañado por el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quien intervino en un tramo del debate.

Sobre la marcha del martes al Congreso en apoyo al proyecto oficial sobre las retenciones, el discurso retomó el argumento inicial: la necesidad de aprovechar el conflicto para dar más fuerza a la movilización social, que ayude al Gobierno a profundizar sus medidas. Kirchner defendió la idea de “no perder nunca las calles, no sólo hacer política en el gabinete, sino también en las calles”.

El espacio de Carta Abierta ha participado de las últimas movilizaciones en apoyo a las retenciones y ha confirmado que va a sumarse a la marcha del martes al Congreso, a la que irá junto a los organismos de derechos humanos y una parte de la CTA.