“Los justos son aquellos que ejercieron actos de libertad en medio de un derrumbe civilizatorio, y reconstruir la memoria también sirve para reivindicar las actitudes de aquellos que fueron contra la corriente como opción ética”, dice la legisladora porteña Gabriela Cerruti. Está entusiasmada con la “cena homenaje a quienes sembraron el camino de recuperación de la democracia”, que organiza junto al dirigente kirchnerista Víctor Santa María y otros miembros de la “mesa de discusión política” que se junta los martes en Caras y Caretas. El elenco de Teatro Abierto y de Cosa Juzgada, los periodistas de la revista Humor y del Buenos Aires Herald, el artista plástico Carlos Alonso, el dramaturgo Tito Cossa, el humorista Tato Bores, entre otros, serán reconocidos el 10 de noviembre en Parque Norte, con la probable presencia de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Los integrantes de la “mesa” planearon este homenaje a los 25 años de la democracia en torno del concepto de “los justos”. Cerruti plantea que “hay que empezar a hablar de la sociedad reivindicando a los referentes que hablaron cuando los medios se callaban, que fueron contra el sentido común, porque, en definitiva, aun el huracán tiene su punto celeste”. Para Santa María “el sentido del homenaje es que este espacio de la política premiara a aquellos que hicieron mucho por conseguir la democracia en los años difíciles, no sólo desde los derechos humanos sino también artistas, sindicalistas y personas de la cultura en general”. Además de Cerruti y Santa María, la mesa de organización se completa con el diputado del Frente para la Victoria Jorge Coscia, Juan Pablo Cussa del Movimiento Evita, Alejandro Mosquera de Nuevos Ayres, Matías Barroetaveña de Nueva Dirigencia, Carmelo Prudente del Partido Intransigente y el legislador del Frente para la Victoria Juan Cabandié.

En sus charlas estos dirigentes se preguntaron para qué sirve reconstruir la memoria y coincidieron en que uno de sus usos, a 25 años del regreso democrático, era homenajear a quienes “en medio de la larga noche de la dictadura eligieron lo que su conciencia y su ética les indicaba, a quienes eligieron el camino de los justos cuando las instituciones, los grandes maestros, las religiones y los medios de comunicación se habían callado”. Sostiene la legisladora del Frente para la Victoria que se dieron cuenta de que “sin necesidad de ir a buscar a los cómplices o los responsables civiles se podía hacer algo diferente porque no es cierto que no se podía. Hubo jueces que habilitaron hábeas corpus, hubo quienes corrieron enorme riesgo de vida, de quedarse sin trabajo, y demostraron que hay un momento en que los principios éticos funcionan. Así como los familiares de las víctimas nunca habían tenido un compromiso político y lo aprendieron, hay otros que tienen un enorme valor de haberse comprometido sin tener un familiar directo asesinado o desaparecido”. En este sentido, pensaron en homenajear a tanto a personas que tuvieron actos de audacia y valentía, como a quienes hicieron pequeñas opciones morales, “y probaron, como escribió Tzvetan Todorov, que así como existe la banalidad del mal, existe la banalidad del bien”.

Los homenajeados en la cena que se realizará el lunes 10 de noviembre, a las 20, en Parque Norte, fueron elegidos porque “se sobrepusieron al miedo, al individualismo, a la lógica de autopreservación que imperaba y optaron por la lucha, la resistencia, por la desobediencia, y sembraron el camino de regreso a la democracia, nos mantuvieron cohesionados como sociedad, nos marcan hoy un horizonte”. Los organizadores aseguran que la cita está “agendada” por los colaboradores de la Presidenta, quienes les habrían manifestado que podría concurrir junto a su marido, Néstor Kirchner.

“Creemos que esto sirve para acercar a la sociedad, para ampliar el círculo de los que recuerdan, porque muchos se sienten excluidos”, agrega Cerruti. Y asegura que “el capital simbólico construido por este gobierno sobre la dictadura y la búsqueda de la verdad y la justicia tiene que tener un vuelco en el presente con una ruptura en el concepto de ciudadanía”, que la “reconstrucción de la esfera pública implica tratar de sacar el miedo que opera como un poder arbitrario aún en democracia, como cuando el sistema te dice votá a Menem que si no vuelve la hiperinflación, o cuando Alfonsín dijo que si no se votaban las leyes de impunidad volvían los militares”. Para la legisladora, el desafío es “democratizar el poder, que no es demasiado diferente al que permitió que se llevara adelante el genocidio”. Y en ese sentido define el homenaje como “la rosa en la pared del campo de concentración”.