Domingo, 11 de enero de 2009 | Hoy
EL PAíS › LA PRESIDENTA COMENZO A RECUPERAR SU RUTINA DE TRABAJO
“Está en completa recuperación.” El diagnóstico que difundieron ayer desde la Unidad Médica Presidencial logró tranquilizar a los funcionarios del Gobierno. En su tercer día consecutivo de reposo, la presidenta Cristina Fernández mostró señales de una franca mejoría tras el cuadro de lipotimia que la obligó a postergar toda actividad desde el jueves al mediodía. Tras el descanso de 72 horas y la dieta de líquidos que le recetó el médico Luis Buonomo, quien le aconsejó tomar caldos de verdura y beber varias botellitas de Gatorade, la Presidenta comenzó a exhibir “parámetros dentro de lo normal”. Así informaron a Página/12 desde la Unidad Médica de la Presidencia. Desde esa oficina del Gobierno también informaron que CFK recuperó una parte de su rutina de trabajo. Sin alterar su reposo, la mandataria realizó una tanda de llamados telefónicos desde la quinta de Olivos. Entre esos llamados hubo espacio para una conversación con el presidente venezolano Hugo Chávez.
La charla telefónica entre la Presidenta y Chávez fue difundida por el gobierno de Venezuela a través de un comunicado oficial. “El presidente Chávez se sintió muy complacido al constatar el pleno restablecimiento del estado de salud de la presidenta Cristina, con quien lo unen lazos de profunda amistad, solidaridad y compañerismo”, informó Miraflores.
La conversación se produjo el viernes a la tarde, luego de que la Cancillería se comunicara con La Habana y Caracas para advertir que el viaje de la Presidenta debía aplazarse una semana por razones de salud. En el comunicado, el gobierno de Venezuela expresó su confianza en que el próximo encuentro entre CFK y Chávez servirá para “continuar profundizando la amplia agenda de cooperación bilateral construida desde el año 2004”.
Acompañada por su esposo y sus hijos, la Presidenta recibió unas pocas visitas en Olivos. Eran funcionarios que fueron a recibir instrucciones. Entre ellos el titular de la SIDE, Héctor Icazuriaga, un habitué de las cenas en la quinta de Olivos. Pocos miembros del oficialismo tienen ese privilegio: una señal de confianza absoluta. A diferencia de lo que pasó el viernes, cuando la postergación del viaje obligó a un intercambio incesante de consultas con Cuba y Venezuela, la tarde de ayer en Olivos fue mucho más calma.
Uno de los funcionarios que tuvo que reprogramar compromisos de la agenda con La Habana y Caracas fue el subsecretario de Integración Latinoamericana, Eduardo Sigal. “Tuvimos que resolver cosas a un ritmo intenso”, contó.
Los empresarios que acompañarían a la comitiva, al enterarse de la postergación de la visita, decidieron viajar a La Habana en vuelos comerciales. Así se evitó modificar el cronograma de las rondas de negocios organizadas por los cubanos. “Lo que pasó es normal para cualquier persona que está sometida a un ritmo como el de la Presidenta y por supuesto todas las situaciones de estrés que conlleva esta responsabilidad”, dijo Sigal.
Quien también se refirió al estado de salud de la Presidenta fue el diputado Felipe Solá. Convertido hoy en un furibundo opositor, Solá deslizó que CFK podría necesitar más descanso. “A lo mejor necesitaba un poquito más de vacaciones”, aseguró. Enseguida aclaró que con esa frase no pretendía lanzar una ironía.
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