EL PAíS › LOS ENCUESTADORES DEBATEN LAS CONSECUENCIAS DE ADELANTAR LAS ELECCIONES

Analizando la movida

Todos coinciden en que la decisión de hacer las elecciones nacionales el 28 de junio es una iniciativa razonable para el gobierno nacional. Cómo afectará las principales contiendas y quiénes son los ganadores y los perdedores en la oposición.

 Por Raúl Kollmann

La sorpresiva decisión del Gobierno de adelantar las elecciones nacionales no plantea diagnósticos disímiles entre los consultores políticos: todos coinciden en que es ventajoso para el oficialismo, especialmente teniendo en cuenta que afrontaba malos pronósticos en dos de las elecciones anticipadas, la de Capital Federal y la de Santa Fe. A partir de allí, los encuestadores enumeran distintos interrogantes sobre el posible resultado de esas elecciones adelantadas y la situación tanto del oficialismo como de la oposición. Página/12 consultó a Hugo Haime, de Haime y Asociados, Enrique Zuleta Puceiro, de OPSM; Analía Del Franco, de Analogías; Artemio López, de Equis; Sergio Berensztein, de Poliarquía, y Roberto Bacman, del CEOP.

1 ¿Cómo evalúa el adelanto de las elecciones para el 28 de junio?

Hugo Haime: –Le voy a contestar como consultor de campañas políticas. Desde el punto de vista táctico-electoral es una inteligentísima maniobra que le permite pasar de una situación defensiva a una ofensiva. Tuvo el ingrediente de la sorpresa, aprovechando la direccionalidad de Macri que pretendía sacar ventaja con su propio adelantamiento electoral. Y, además, pone en suspenso la ofensiva de fuerzas políticas y sociales, a las que obliga a repensar qué hacer. La iniciativa del Ejecutivo convirtió a tiempos políticos y económicos que le jugaban en contra, en aliados. Jaquea alianzas que se están constituyendo y obliga a sectores de la oposición a jugar de aliados en el debate parlamentario. En síntesis, una operación política que le permite tener mayores grados de libertad de los que tenía hasta ahora y lo vuelve a poner en el centro del escenario.

Analía Del Franco: –El adelanto de las elecciones lo considero un buen intento por varios motivos. El más importante es el de limitar la dinámica pre-electoral que habitualmente es de alta confrontación en los últimos tramos de las campañas y que en esta oportunidad, ya a siete meses, presenta una elevada tensión. En la actual coyuntura, con el humor social influido por la presión externa de la crisis internacional y la incertidumbre de las consecuencias locales, ocupar el espacio del discurso público con entramados político-partidarios es por lo menos una falta de respeto. Además llevaría a una fatiga de la opinión pública que involucraría a toda la dirigencia política, tanto oposición como oficialismo, y que definitivamente no favorece a la dirigencia política en su conjunto.

Enrique Zuleta Puceiro: –Es una decisión audaz no exenta de riesgos. Nacionaliza el proceso electoral, en la medida en que imposibilita un desgranamiento de las elecciones del tipo de los que fueron frecuentes en los años ’90. De una forma u otra, Macri, Carrió, Cobos, Binner, Reutemann y todos los gobernadores deberán involucrarse y tomar partido, lo cual estimula sus divisiones. Una votación provincializada posibilitaba alianzas definidas por la oposición. Una elección nacionalizada anticipa el escenario plebiscitario del 2011, sobre todo si Kirchner opta por ser candidato en Buenos Aires, distrito en que su ventaja es clara. El riesgo es que la sociedad lea negativamente la iniciativa y recepte los flancos débiles en el plano institucional y político. Sin embargo, para los sectores económicos y la población en general, pesa por ahora la importancia del argumento económico. Los primeros sondeos de viernes y sábado revelan a nivel nacional una base importante de apoyo a la iniciativa. El argumento económico, la idea de una reducción del calendario electoral y la posibilidad de minimizar el gasto electoral. Las elecciones se convierten en un trámite breve, con resultado previsible, que abre escenarios de convergencia y consenso para el segundo semestre. Sobre todo si el Gobierno ratifica su legitimidad en las urnas, a pesar del previsible descenso en su peso parlamentario.

Artemio López: –La unificación supone el intento de incorporar a la dinámica nacional las elecciones distritales y hacen posible un nivel de alineamiento con el oficialismo de las construcciones provinciales que no estaba disponible antes del adelantamiento. En ese sentido es positivo para el Gobierno.

Sergio Berensztein: –El Gobierno evita el peor escenario. El oficialismo hubiera estado todavía mucho más debilitado que ahora. En octubre le jugaba en contra la situación económica, el malhumor social, los conflictos. Creo que de esta manera evita la goleada. Desde el punto de vista de los Kirchner, es una jugada inteligente que les permitiría esquivar, en alguna medida, un resultado más que adverso. Para el sistema político no es bueno. La oposición ahora tiene menos tiempo para armarse y si tenía chances de armar estructuras más firmes, ahora quedan truncas. De hecho, los Kirchner hicieron esta movida, entre otras cosas, por eso.

Roberto Bacman: –La decisión hecha pública por Cristina Fernández en un acto en Chubut sorprendió a propios y extraños. En nuestro país, desde el retorno de la democracia, la fecha de las elecciones ha sido una variable más en la contienda, en especial ante un cronograma variado donde no siempre coincide lo local con lo nacional. Desde el punto de vista institucional es posible especular con la posibilidad de cambio de fechas. Se ha hecho más de una vez en el pasado. Mauricio Macri deshojó margaritas por más de seis meses. De su entorno surgieron variados trascendidos: que se desdoblaba, que no.

2 ¿Cuál es su pronóstico para el oficialismo en el nuevo escenario?

Haime: –Para poder hacer pronósticos numéricos, lo que primero habría que hacer es despejar incertidumbres y eso no está despejado. ¿Kirchner es el candidato en la provincia? ¿Reutemann suma sus votos con el PJ nacional? ¿Va aliado con Rossi? En la provincia de Buenos aires ¿se consolida políticamente el frente electoral De Narváez-Solá-Macri? ¿Hay alguna posibilidad de alianza entre el peronismo rebelde bonaerense con Stolbizer? ¿Cobos, Carrió, la UCR y el socialismo suman sus votos a nivel nacional? Y podríamos seguir con los signos de interrogación. Como ve, son demasiados interrogantes como para dar una contestación simple. Igual, no hay que preocuparse, todo estará más claro en los próximos treinta días. Pero me resulta difícil ver al oficialismo por debajo de los 33-34 puntos nacionales, así como por encima de los 39-40. Las claves del porcentaje final están en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe. Allí se juegan casi 50 puntos. Si la oposición no se une, en el nivel nacional no veo ninguna fuerza política que pueda ganarle. Volverá a vencer y será primera minoría. Esto no resuelve el problema de Córdoba ni el de Capital o Mendoza. Sí serán contundentes sus triunfos en provincias como Tucumán, Formosa, San Juan, Chubut, Santiago del Estero, Salta. Seguramente también vencerá en Tierra del Fuego, Chaco, Misiones, entre otras.

López: –El efecto central de esta unificación se produce en dos puntos muy precisos del mapa electoral: en Santa Fe, donde se cierra el espacio de autonomía provincial de Reutemann y se complica la elección nacional de Binner. En provincia de Buenos Aires, donde se fuerza la hegemonía PRO del peronismo disidente en cabeza de Francisco de Narváez, forzando el alineamiento de los intendentes bonaerenses a las listas del FpV, ahora sí, muy probablemente encabezadas por Kirchner.

Zuleta: –El oficialismo gana en control de la agenda y en capacidad de iniciativa. Debe asumir los riesgos de la aprobación parlamentaria de la reforma al Código Electoral, aventar la posible sensación de debilidad que inspira la modificación unilateral en las reglas de juego y una cierta imagen de optar por reacción y no del modo proactivo que evidenció hasta ahora. La decisión neutraliza previsibles “desmarques” de gobernadores interesados en preservar su capital político de cualquier eventual efecto de arrastre de las elecciones nacionales. Al mismo tiempo, refuerza la idea de que el control de la economía es para los Kirchner un objetivo superior a cualquier consideración de tipo político o institucional, tal como lo demostró en temas tan difíciles como la crisis del campo o la controversia en torno del Indec. Existe una demanda social de control estatal del proceso económico de tal magnitud que minimiza las naturales objeciones que siguen inspirando métodos o personas que serían inaceptables de no mediar la emergencia y la necesidad de decidir y actuar sin consideraciones “secundarias”. La decisión acentúa y garantiza el carácter nacional y plebiscitario de elecciones que, de otro modo, generarían presiones centrífugas al interior de la coalición kirchnerista.

Berensztein: –No le va a ir bien, pero mejor que si las elecciones fueran en octubre. Se va a blanquear el debilitamiento que sufrió en los últimos doce meses de conflicto con el campo. Se verá más palmariamente el abandono de la clase media rural y urbana. El riesgo que tenía en octubre era perder también sectores de menores recursos, por la desocupación. Me pregunto ¿cómo va a explicar el kirchnerismo la pérdida neta de votos respecto de 2007 o 2005? Hubo un kirchnerismo en ascenso entre 2003 y 2007 y en franco descenso desde entonces. La clase media urbana ya los dejó de votar en 2007, pero tenía el apoyo de la clase media rural. Ahora perdió esa franja, lo que se verá en Santa Fe, el interior de Buenos Aires, Córdoba. Ahí le votarán en contra.

Del Franco: –En ambos casos, el del oficialismo y la oposición, no considero que esto lleve a grandes cambios de posicionamiento y no más de los que ocurren dos meses antes del día de las elecciones. En este período el electorado comienza a prestar más atención en el tema y entonces puede comenzar a haber cambios, pero esto hubiera ocurrido en cualquier caso. La diferencia es que probablemente la opinión pública pueda estar menos irritada en junio que en octubre y así elegir más por la positiva. Cabe evaluar con el correr de los días las particularidades de cada distrito, pero a primera vista surgen como incógnitas el armado de las listas del oficialismo porteño, o sea Gabriela Michetti y su mejor lugar para traccionar votos. En el caso de la provincia, cómo puede influir este adelantamiento en la conformación de la alianza entre De Narváez y Solá ya que tendrá que apurar decisiones respecto del primer candidato y a veces las urgencias sirven para relativizar diferencias.

3 ¿Cuál es el pronóstico para la oposición en el nuevo escenario?

López: –La oposición tiene triunfadores, como De Narváez y Macri, y grandes perdedores como Felipe Solá y Lilita Carrió, que ven dificultado su despliegue electoral con la unificación, en el caso de Solá en Buenos Aires y en el de Carrió en Santa Fe y Capital Federal. En líneas generales, en la oposición disminuye la chance de un escenario de tres tercios como pensaban algunos de sus estrategas y parece abrirse la disputa por el segundo lugar nacional entre la Coalición y PRO, bastante por debajo del oficialismo, que en perspectiva se acerca a los resultados de la elección parlamentaria de 2005, donde Néstor Kirchner obtuvo el 38 por ciento de los votos nacionales.

Zuleta: –La oposición deberá soportar severos desafíos. La previsible nacionalización de la contienda desbarata los intentos de alianzas contra natura, del tipo de la articulada en Buenos Aires. Los grandes referentes nacionales deberán sumergirse en un clima de debates, divisiones y conflictos. Por lo pronto, el debate en el Congreso marca una primera división. Macri nacionaliza su figura, lo cual en el fondo es funcionalmente útil a Kirchner, en la medida en que el jefe de Gobierno porteño representa, para amplios electorados del interior, a la derecha facciosa porteña y disminuye el impacto sobre la opinión nacional de una gestión positiva e innovadora. Las mayores dificultades se presentan para el radicalismo y su incipiente proceso de reorganización interna y capitalización de la figura de Julio Cobos, hoy por hoy la figura si no más apoyada, al menos la menos rechazada en la sociedad argentina. Carrió pierde toda oportunidad de crecer a un ritmo gradual y deberá jugar todas sus chances en Buenos Aires, donde sus posibilidades son mínimas. La oposición pierde, en conjunto, toda posibilidad de construir una opción electoral renovadora. Paga caro su seguidismo mediático, sus disensos internos, el personalismo de sus principales dirigentes y su escasa audacia para formular propuestas de alternativa, frente a un gobierno que, no sin enormes dificultades, sigue demostrando energía, iniciativa y compromiso progresista.

Haime: –Ahora le tocará jugar a la oposición. Veremos si hacen lo que parece previsible o intentarán alguna audacia. Al día de hoy podemos suponer que tendrán dos estrategias distintas. El PRO, más el peronismo disidente, tienen su mayor caudal de votos en Capital Federal y provincia de Buenos Aires. Allí intentarán dar el batacazo electoral. Seguramente intentarán sumar votos junto al partido de Rodríguez Saá. Su fortaleza no es tanto la sumatoria de votos nacionales sino en qué medida le pueden disputar la provincia de Buenos Aires al oficialismo. A su vez, pueden estar jaqueados en Capital Federal por Elisa Carrió. Por otro lado, Carrió, la UCR, Cobos y los socialistas, si es que se unen, pueden tener un interesante paquete de votos y ser porcentualmente la segunda minoría nacional. Sus votos están en Capital, Mendoza, Corrientes, Catamarca, Córdoba, Santa Fe. Si no se unen, la Coalición Cívica disputará en porcentajes el segundo lugar con el peronismo disidente.

Berensztein: –Es una incógnita. Es demasiado pronto para ver qué oposición, qué programas, qué candidatos. La oposición va a hacer una mejor elección que en el pasado, conseguirá un diez por ciento más de votos y el kirchnerismo un diez por ciento menos. En principio, esencialmente por el suicidio de Kirchner en la crisis del campo. No fue mérito de la oposición, sino producto de los gravísimos errores del ex presidente. Ahora bien, yo digo que la oposición subirá un diez por ciento los votos, pero no está claro cómo se distribuirán esos sufragios. Habrá que ver en cada caso. Por ejemplo, todo indica que en Mendoza la oposición hará una magnífica elección.

Bacman: –La posible alianza que involucra a la Coalición Cívica, el radicalismo los seguidores de Julio Cobos y el socialismo, aún no ha logrado instalar en el imaginario colectivo de los argentinos que representa una posibilidad real y concreta de crear una alternativa de gobernabilidad al modelo del oficialismo. Por el contrario, su formato está más posicionado hacia una opción opositora de fuerte impronta testimonial. Por tal motivo, no posee un anclaje nacional, por lo cual sus posibilidades electorales dependen de la situación en cada una de las provincias donde puede llegar a armarse. En la provincia de Buenos Aires la Coalición Cívica acordó con un sector de la UCR. En las encuestas se visualiza que aún no han logrado seducir a la totalidad del electorado típicamente radical que, puesto a elegir, no opta masivamente por Margarita Stolbizer, la cabeza visible de esta coalición que, en definitiva, no supera el 10 por ciento de intención de voto. En la Capital Federal, Elisa Carrió podría pelear palmo a palmo el distrito con el PRO (si la candidata fuese la actual vicejefa de Gobierno Gabriela Michetti). Pero nada está dicho, y los votos de los porteños están netamente orientados a personas y no a partidos ni alianzas. En Córdoba todo está confuso. La posible alianza entre Luis Juez y el radicalismo entró en crisis. Habrá que esperar, para evaluar posibilidades. Habrá que esperar también para ver qué pasa entre la Coalición Cívica y Juez. No hay que perder de vista que Juez es en la actualidad el candidato individualmente más votado. Sin dudas, nada está dicho. Otras provincias donde esta alianza puede presentarse son Santa Fe y Mendoza. En la primera, las chances electorales no sólo dependen de su propia conformación, sino de la decisión de Carlos Reutemann. Algunos trabajos de campo vaticinan un final reñido si el candidato finalmente fuese el Lole. En Mendoza, Cobos (eventualmente al frente de una coalición electoral) deberá poner a prueba de las urnas la imagen positiva lograda luego de su voto no positivo.

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