Horas después de la sublevaciónn en Ecuador, Raúl Zaffaroni advierte que la creación de un modelo policial democrático es una deuda de los gobiernos de América latina. El ministro de la Corte Suprema de Justicia destaca los riesgos de autonomización de las fuerzas de seguridad, ejemplifica con la maldita Bonaerense y propone el traspaso a los municipios del conurbano. También minimiza las palabras de Hebe de Bonafini. “Habla emocionalmente y de repente sale con algún exabrupto. Hebe es Hebe”, sonríe.

La entrevista, en un estudio de TV, la conduce el dirigente Eduardo Valdez. El ex jefe de asesores del canciller Rafael Bielsa comparte mesa en Café de las palabras (hoy a las 22) con el secretario de Cultura, Jorge Coscia, y con el ¿libretista? Jorge Schussheim. Valdez presentó a Zaffaroni como “Maradona del derecho” y arrancó con el golpe en Ecuador.

–¿Tiene mucho más significado que una simple sublevación?

–Esta tentativa de golpe de Estado refleja un problema general de América latina. No nos hemos ocupado de hacer un modelo policial democrático. Muchos países tienen policía única fomentada por la política exterior de Estados Unidos. Hubo una transferencia de lo que fue la doctrina de la seguridad nacional a la doctrina de seguridad urbana, con una policía que se va autonomizando, con ámbitos de recaudación propios. Ese es el poder que da golpes en este momento. No son tradicionales, pero pueden desestabilizar.

–Estados Unidos fomenta algo que no practica.

–Tenemos que hacer lo que hacen, no lo que dicen. Estados Unidos tiene 2400 policías, su base es distinta, comunitaria. Copiamos la Constitución norteamericana, pero el modelo de policía de los Borbones, de ocupación territorial colonial. Esta transferencia de poder de las Fuerzas Armadas a la policía no es tranquilizante, porque la policía tiene una penetración en la sociedad que no tienen las Fuerzas Armadas.

–Antes del corte. ¿Cómo se sintió con las palabras de Hebe de Bonafini?

–Pobre Hebe (sonríe). Hebe es querible, habla emocionalmente y de repente sale con algún exabrupto. Hebe es Hebe, sabemos que es así, después se disculpa. No me siento personalmente ofendido.

–¿Esto de las policías unificadas también es fuerte en la Argentina, no?

–Afortunadamente tenemos un país federal, no podemos tener una policía única, pero el problema existe, la policía de la provincia de Buenos Aires es demasiado fuerte. Sociológicamente, los municipios del Gran Buenos Aires son más provincias que municipios. La solución es que se transfieran las policías, obviamente con los fondos. Es mucho más fácil controlar a una fuerza de tres mil que de 45 o 50 mil hombres.

–Hay una visión donde inmediatamente se vinculan hechos violentos con barrios de emergencia.

–Es criminología mediática, algo que se llama neopunitivismo, un invento de los republicanos que coincide con el desmonte del Estado de bienestar. Entonces el ciudadano medio no es el trabajador, sino la víctima. Estados Unidos generó un sistema penal loco, con más de dos millones de presos, que le significan un gasto astronómico. No hay país que pueda imitar ese sistema, pero se planetariza a través de la comunicación de entretenimientos, series que se meten en el aparato psicológico.

–Es como un lombrosianismo social a partir de rasgos sociales.

–Es una técnica que si se la deja andar termina en genocidio, construir leyes cada vez que alguien pide más penas. Pero cuidado, que no es sobre un homicida o un violador, es sobre un grupo. Muestran imágenes de un pibe de un barrio precario que delinquió e inmediatamente un pibe que toma cerveza y dicen “son iguales, este en cualquier momento mata”. El “ellos” no son violadores o asesinos, sino todos los pibes del barrio precario. Eso siempre que no tengan otro chivo expiatorio causante de todos los males.