Domingo, 5 de junio de 2011 | Hoy
EL PAíS › CINCO ENCUESTADORES ANALIZAN EL NUEVO ESCENARIO ELECTORAL
Esta semana se anunciaron las fórmulas de la UCR y el peronismo disidente. En los próximos días se definiría la participación de Hermes Binner, y sólo falta la oficialización de la candidatura de CFK, que sigue primera, con una ventaja que la consagraría en primera vuelta. Los números, las especulaciones.
Por Nora Veiras
Los implacables tiempos legales marcan que en veinte días tienen que estar definidas las candidaturas presidenciales. Cristina Fernández de Kirchner, quien encabeza la intención de voto en todas las encuestas, sigue sin confirmar su postulación, pero esta semana los contendientes ya empezaron a ponerles nombre a las duplas. El radical Ricardo Alfonsín sorprendió con la elección del economista Javier González Fraga, y Eduardo Duhalde está a punto de oficializar a Mario Das Neves como su partenaire, mientras Alberto Rodríguez Saá sigue dando pelea. La otra gran incógnita es qué hará el socialista Hermes Binner: ¿va a liderar un frente de centroizquierda? Los sondeos todavía no están, sin embargo el análisis de distintos consultores coincide en que el Frente para la Victoria gana en primera vuelta. Las divergencias aparecen al discurrir sobre cómo se disputan el electorado de centro y derecha que dejó vacante Mauricio Macri. La aspiración de máxima de diseñar un escenario de ballottage aparece como improbable.
Página/12 entrevistó a Roberto Bacman, Hugo Haime, Enrique Zuleta Puceiro, Artemio López y Doris Capurro para ensayar una primera lectura sobre el impacto del reacomodamiento opositor en el electorado.
El anuncio de González Fraga, ex titular del Banco Central durante el menemismo y coordinador de los equipos de trabajo de Francisco de Narváez en 2002 –época en que El Colorado decidió financiar la campaña presidencial de Carlos Menem– como vice de Alfonsín es para Bacman la confirmación de que el radicalismo quiere ir “por el electorado de derecha, pero ahí también está Duhalde. Esa elección muestra que la idea que representaba la frustrada candidatura del senador Ernesto Sanz maneja la campaña de la UCR: correrla a la derecha para ver si pueden llegar a la segunda vuelta. Hay que tener en cuenta que la Presidenta tiene un 63 por ciento de imagen positiva y un 60 por ciento de aprobación de gestión. Es muy difícil que baje del 40 por ciento de los votos y más aún que no le saque el 10 por ciento al segundo”.
Zuleta señaló, en cambio, que González Fraga fue siempre un hombre de consulta de los sucesivos gobiernos de Alfonsín, Menem, De la Rúa y también de Néstor Kirchner, hasta que Roberto Lavagna decidió dar pelea por la presidencia justamente aliado con los radicales. En la recomendación del ex ministro de Economía encuentra la razón de la elección que “sorprende, genera expectativa y requiere una gran explicación al interior del partido”. Zuleta destacó que las fórmulas que se anunciaron muestran un cambio de estrategia de la oposición: “Dejaron definitivamente de lado la unidad de la oposición que impulsaban los grandes medios como un imperativo político y era rechazada por el 57 por ciento de la gente. La sustituyeron por otra hipótesis en la que tanto el radicalismo como los frentes van con fórmulas separadas y así ver si separados sacan más que juntos y logran promover una segunda vuelta”.
Para Hugo Haime todavía hay que esperar para tener una visión clara, pero parte de un escenario en el que un 50 por ciento acuerda con las políticas del gobierno y otro 50 no. Señaló que “Alfonsín pone un economista, conocido en el mundo empresario y en sectores de la clase media alta, esto sumado a la alianza con De Narváez pretende llegar del centroizquierda al centro del electorado y se va a chocar en parte con el electorado de Duhalde”. Artemio López prefirió una descripción pragmática más que ideológica para explicar la opción radical: “La lógica de Alfonsín es entendible desde la ingeniería electoral. Está plantado en un 10 por ciento en la provincia de Buenos Aires, cuando ese territorio aporta el 38 por ciento de los votos, necesita fortalecerse ahí si quiere disputar a nivel nacional. En términos ideológicos no veo pertinente la descalificación. Creo que a González Fraga lo buscan desde el estigma de la falta de gestión del gobierno de Alfonsín o De la Rúa, pero se olvidan de que el 40 por ciento de los electores tiene menos de 35 años y no tienen recuerdo vivencial de Alfonsín”.
“No hay coherencia ni en las alianzas ni en las divisiones”, advirtió Doris Capurro. Coincidió con López en el cálculo de suma que motivó al diputado radical. Con anclaje en el centroderecha, “descartó la opción por centroizquierda y va a disputar el centroderecha; el tema es que Duhalde es lo mismo que González Fraga, hombre de De Narváez, el duhaldismo y el PJ disidente. Es decir que hay dos fórmulas de centroderecha, la radical con el peronismo disidente, la del PJ disidente con Duhalde y además la de Rodríguez Saá. Por eso no se entienden las alianzas ni las divisiones: qué otra cosa que los personalismos pueden justificar que Duhalde, De Narváez y Rodríguez Saá vayan separados. El panorama sigue siendo desolador para el electorado opositor.”
Sobre el rol Duhalde-Das Neves abundan los desacuerdos. Para Zuleta, marca un resurgimiento del peronismo disidente que está dispuesto a dar batalla. En el otro extremo, Artemio López consideró que “son dos ex candidatos, marginales, una fórmula de saldo”.
El fracaso de la consolidación de un frente de centroizquierda entre Alfonsín y Binner alimenta la expectativa sobre el gobernador socialista de Santa Fe. El senador radical Gerardo Morales pretendió disuadirlo de un lanzamiento presidencial porque podrían caerse los acuerdos provinciales. El gobernador sigue dudando. Los encuestadores, habituados a trajinar en la arena nacional, sostienen que Binner es una figura con amplio nivel de desconocimiento fuera de su provincia que no alteraría el resultado pero sí puede transformarse en una interesante apuesta a futuro.
López señaló que al único que puede sacarle votos es al radicalismo, por eso la virulencia de Morales pero, al mismo tiempo, recordó que las lógicas provinciales difícilmente se dejen manipular por las nacionales. En Santa Fe, los radicales saben que sólo manteniendo el frente con los socialistas tienen posibilidades de seguir al frente del Ejecutivo y no lo van a rifar. “Si logra consolidar una fuerza del 10 o 12 por ciento es interesante a futuro”, señaló el titular de Equis. Para Bacman, su candidatura tiene peso “en un sector de centroizquierda no peronista, un sector que si no hay nadie vota a Cristina Kirchner. Habrá que ver cómo lo maneja: si el vice es Víctor De Gennaro o Margarita Stolbizer. Para Binner, más allá de los méritos de Gennaro, es más potable Stolbizer, si apuesta a futuro habrá que ver hasta dónde puede llegar”.
Haime sostuvo que “si no va Binner es difícil que ese voto tenga demasiada densidad: ni Stolbizer, ni De Gennaro lo captan. Son muy respetables pero electoralmente no significan demasiado; Luis Juez tampoco. Binner no le sumaba más que dos o tres puntos a Alfonsín, me parece que ese progresismo es mucho menos de lo que se supone. Binner puede tener incidencia en las grandes urbes: Capital, Santa Fe, Córdoba, hay que ver cómo impacta”. Capurro dijo que, “decida lo que decida, Binner no modifica el espectro electoral para nada. Objetivamente el espacio de centroizquierda, guste o no, está ocupado por el proyecto kirchnerista, le será difícil jugar en ese lugar”.
Con los jugadores en la cancha, los pronósticos se van precisando. Hasta ahora la distancia del oficialismo es el punto coincidente en todos los análisis. Los encuestadores compiten en la certeza de los números y en las conclusiones que entusiasman a los verdaderos protagonistas: los candidatos. Un resultado equivalente al 2007, con Cristina Kirchner con el 45 por ciento de los votos y una segunda fuerza rondando el 23 es la foto que imaginan los buceadores de la opinión pública.
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