Viernes, 19 de octubre de 2012 | Hoy
EL PAíS › DECLARO EN SAN MARTIN STELLA SEGADO, DIRECTORA DE DERECHOS HUMANOS DE DEFENSA
La mujer demostró que uno de los acusados estaba destinado a la Escuela de Comunicaciones de Campo de Mayo el día del operativo en el que asesinaron a Florencia Villagra y secuestraron a Gustavo Cabezas. La defensa decía que había cambiado de área.
Por Alejandra Dandan
–¿Qué pasó con las “órdenes del día” del Ejército?
–Existen muy pocas.
–¿Por qué?
–Porque fueron destruidas.
–¿Usted sabe por qué o quiénes las destruyeron?
–Sí, para que no quedara nada escrito; dicen que (Roberto) Viola mandó destruir toda la documentación. Algunas existen y están en el Archivo General del Ejército.
Días atrás, en el juicio oral de San Martín varios testigos de la defensa intentaron demostrar que el ex jefe de la Escuela de Comunicaciones de Campo de Mayo Eduardo Oscar Corrado había cambiado de puesto para el 10 de mayo de 1976 y ya se desempeñaba como administrador general en ENTel, la vieja compañía de teléfonos del Estado. Stella Segado actualmente es directora del área de derechos humanos del Ministerio de Defensa. Antes de aquellas idas y vueltas de preguntas demostró, con el legajo en mano, que el 10 de mayo de 1976 Corrado aún seguía en Comunicaciones y que cambió de área el 21 de junio de 1976.
Corrado entró en la sala de audiencias a comienzos de octubre en una silla de ruedas. Se ubicó al lado de Santiago Omar Riveros y el otro acusado: el teniente Carlos Macedra, a cargo del Batallón Esteban de Luca de Boulogne. Los tres están acusados en el expediente conocido como los “panfleteros”, porque cuando empezó nadie sabía que eran Florencia “Kity” Villagra, de 19 años, y Gustavo Cabezas, de 17, dos militantes de la UES que el 10 de mayo de 1976 y bajo la tormenta negra de la dictadura salieron de madrugada a distribuir volantes en Martínez. Dos vehículos del Ejército los pararon en la plaza. Cuando Kity, asustada y temblando, intentó escaparse, Macedra la mató con un tiro por la espalda.
Stella Segado conoció el expediente cuando todavía trabajaba en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, donde coordinó el Archivo de la Conadep y a partir de 2010 la Unidad de Obtención de datos sensibles de lesa humanidad. A partir de los testimonios que recibía, tomaba contacto con víctimas, familiares y con legajos de militares y policías. “Reconstruir un circuito represivo significaba ver cómo era la estructura orgánica, pedíamos los legajos personales y el organigrama de las unidades y se armaba el organigrama del personal que estaba en cada una de ellas”, explicó. Durante su trabajo tomó contacto con algunos expedientes vinculados con ex conscriptos.
“Yo llevaba adelante la investigación de Campo de Mayo, uno de los trabajos que se hacía era contestar oficios judiciales. Un día llegó una solicitud para poder identificar de quién podía tratarse una pareja de ‘panfleteros’, como se les decía. Y de la investigación se pudo determinar que eran Gustavo Cabezas y Kity Villagra.” Intentó reconstruir cuál era el grupo de conscriptos que había participado y determinar así quiénes habían sido los oficiales y suboficiales responsables. “Recuerdo haber informado al hermano de Gustavo Cabezas y entonces hicimos contacto con los conscriptos. Los contactos eran básicamente por e-mail. Una de las dudas que teníamos era si el oficial que había estado a cargo ese día era Macedra o Landa”, porque los conscriptos decían que uno de los dos había estado de licencia por casamiento. Según los legajos, Landa era el que se había casado esos días.
De esa forma llegó a José Luis Aguas, un ex colimba que terminó siendo uno de los principales testigos de la causa. Vivía en España y había estado en el operativo. El hombre “relató cómo había sido el hecho, quiénes estaban, recordó que Macedra sacó un arma, tiro dos disparos al aire y después le disparó a Kity. Recordó haber llegado hasta el cuerpo, que estaba todo extendido en el piso, pero ella estaba viva y que Macedra le dijo que no se podía hacer nada porque él sabía dónde le había pegado”.
Aguas declaró el martes pasado y confirmó cada punto. También dibujó un croquis de la plaza y de los movimientos de ese día.
El abogado querellante Pablo Llonto le preguntó a Segado por Corrado, que estaba en Campo de Mayo y aparece como responsable del operativo. El martes, un ex empleado de ENTel y varios militares declararon que habían empezado a verlo en reuniones por la compañía entre abril y mayo de 1976. Hace unos días, Defensa aportó el legajo de Corrado. Stella “tradujo” la información del documento en la audiencia. Explicó los modos de calificación, fechas y destinos. Dijo que entre el 1º de enero de 1975 y el 21 de junio de 1976, Corrado estuvo en la Escuela de Comunicaciones. El legajo consignó, por ejemplo, que el 11 de noviembre de 1975 salió por un día en comisión acompañando a Jorge Rafael Videla a “la zona de operaciones en Tucumán”, un dato que aparece refrendado con el número de una “orden del día”: un tipo de registro en el que se asentaron todos los movimientos diarios. El 21 de junio de 1976, por resolución superior inserta en el Boletín Reservado para el Comando General del Ejército, pasó en comisión a ENTel Buenos Aires.
El día había comenzado temprano. Antes de Segado, declararon Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; Andrea Ardito, desde Francia, y el ex sargento Víctor Ibáñez. Nora recordó el secuestro de su hijo Gustavo en 1977 y la historia y búsqueda de las Madres. Andrea dormía cuando secuestraron a sus padres y, cuando despertó, sus abuelos le dijeron que se habían ido de viaje. Habló de lo absurdo que fue aparentar una vida normal cuando nada lo era y explicó que en 2005 recién supo algo de lo que había sucedido con su padre. “Lo que pasó no tiene nombre, por eso exijo una explicación, sobre todo saber dónde están los restos de mi padre, para poder empezar un duelo.”
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