Cuando faltan 10 días para el vencimiento de la presentación de alianzas y adhesiones de cara a las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), el escenario de las fuerzas políticas opositoras parece encaminado a una gran fragmentación en los principales distritos del país. Por primera vez se utilizarán las PASO en una elección legislativa, aunque de confirmarse la tendencia, tendrán un destino similar al de las presidenciales de 2011: no se utilizaron como una herramienta para la elección democrática de los candidatos, sino como una suerte de gran encuesta con la que los principales dirigentes se midan las costillas. En Capital y provincia de Buenos Aires, los radicales, el FAP, Proyecto Sur y la Coalición Cívica se encaminan a competir en al menos tres frentes electorales distintos, mientras que el peronismo disidente y el PRO tampoco logran avances en la constitución de un acuerdo electoral. En Córdoba, el panorama es muy similar y con una dispersión un poco menor en Santa Fe.

El miércoles 12 de junio los partidos políticos deberán inscribir sus alianzas y adhesiones, bajo las cuales podrán luego disputar en las PASO para definir mediante el voto popular la lista de candidatos a diputados y senadores nacionales. Una vez que el frente es inscripto, luego se presentarán las distintas listas de precandidatos que competirán el 11 de agosto. Cada frente deberá definir su nombre y tendrá la facultad para determinar cómo se integrarán las listas luego de la elección, ya sea por sistema d’Hont (el utilizado para distribuir los cargos en las elecciones generales) o de otra manera. Sólo aquellos partidos que no conformen un frente en sus distritos no deberán presentarse el 12, sino que directamente el 22 de junio inscribirán a sus precandidatos.

Fuentes de varios partidos de la oposición aseguraron que el escenario sólo terminará de definirse en las horas previas al cierre. Sin embargo, las declaraciones y actitudes de los actores más relevantes de la política nacional indican que están bastante lejos de unirse, tal como ellos mismos interpretaron el reclamo de las cacerolas. Atrás quedaron las ilusiones de unos pocos de armar un gran pacto que rejunte a todos los opositores para enfrentar y derrotar al kirchnerismo.

“No deben interrumpirse las conversaciones, la oposición debe unirse lo más posible y dirimir los temas de las candidaturas en las primarias, que lo decida la gente. No hay que ser pequeño ni privilegiar las candidaturas por encima del interés nacional”, advirtió ayer el diputado del PRO, Federico Pinedo, en clara respuesta a la posición adoptada por el peronista disidente Roberto Lavagna. “Las conversaciones llegaron a un punto que son difíciles de sobrepasar. Hay dificultades objetivas que no se pueden resolver ni espacio para superarlas”, dijo el viernes Rodolfo Gil, mano derecha del ex ministro de Economía.

La situación se reproduce en la provincia de Buenos Aires. “Más allá de algunas declaraciones poco afortunadas de algunos actores de la Ciudad, nosotros creemos que es fundamental consolidar un frente que pueda ganarle y ponerle un límite al kirchnerismo, y eso se logra junto a Francisco de Narváez”, aseguró el intendente de Vicente López, Jorge Macri, en un acto con su par de San Isidro, el radical Gustavo Posse. El peronismo disidente viene marcando distancia del PRO también en otras provincias. En Córdoba, el gobernador José Manuel de la Sota dijo esta semana que si tuviera que elegir entre Cristina Fernández y Macri, “votaría en blanco”. Sin embargo, ayer el cordobés trató de acercar posiciones. Dijo que el peronismo fue “un movimiento de puertas abiertas” y que están “dispuestos” a tener conversaciones Por lo pronto, el ex gobernador peronista Juan Schiaretti y el macrista ex árbitro Héctor Baldassi hacen campaña por su cuenta. Entre peronistas disidentes y macristas, interfiere la pelea por el 2015. Mientras en el PRO buscan que esta elección sirva para fortalecer la candidatura presidencial del jefe de Gobierno, los peronistas no quieren que Macri capitalice como propio el resultado electoral.

Del otro lado del espectro político, la UCR y el FAP están atravesando su peor crisis. En Capital, las aguas quedaron totalmente divididas en tres espacios. Por un lado, la Coalición Cívica de Elisa Carrió y Proyecto Sur de Fernando “Pino” Solanas embarcados en una misión por recuperarse de las pésimas cosechas de 2011. En ese esquema están adosados el GEN y el Partido Socialista (integrantes del FAP). Por el otro, la UCR, Libres del Sur (integrante del FAP) y algunos dirigentes de la Coalición Cívica, como Alfonso Prat-Gay y María Eugenia Estenssoro, proponen sin éxito utilizar las PASO. Otro desprendimiento del FAP, la fuerza Unidad Popular que en capital conduce Claudio Lozano, presentó hasta ahora un acuerdo con una agrupación política universitaria.

En la provincia de Buenos Aires, un distrito todavía más adverso que la Capital Federal, la dispersión es casi la misma. “Nosotros continuaremos hasta último momento esperando una respuesta afirmativa por parte del Frente Amplio Progresista”, afirmó casi resignado el diputado radical Ricardo Alfonsín. No parecen ser los planes del precandidato del socialismo, Dante Caputo, ni de la UP de Víctor De Genaro, quien habría amenazado con irse del frente si se acuerda con los radicales. En cambio, la líder del GEN, Margarita Stolbizer, lanzó ayer un llamado a la unidad, tratando de torcer la voluntad de sus socios. De todas maneras, la diputada aclaró que va a “preservar la unidad del FAP”. En Córdoba, la UCR y el Frente Cívico de Luis Juez no tienen un horizonte de acuerdo, y en todo caso podría haber alguna competencia en el seno del radicalismo.

Como excepción en los distritos grandes queda Santa Fe, donde el espacio no peronista y no macrista está unificado en el Frente Progresista, que lleva al socialista Hermes Binner y que ayer ratificó a Mario Barletta como su segundo en la lista de diputados nacionales. Así y todo, las PASO no se presentan en ninguno de estos distritos como un instrumento atractivo para que los opositores puedan resolver su habitual problema de las candidaturas.