Viernes, 7 de agosto de 2015 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Artemio López *
“En efecto: la filosofía, que pretende dejar enunciada para siempre la Verdad de las cosas, presenta esta característica de hecho paradójica de ser, por esencia, conflictiva, y ello perpetuamente. Kant dijo de la filosofía –la anterior a la suya, claro– que era un campo de batalla.”
Louis Althusser
Hay que decirlo: “la verdad” como tampoco “el espíritu santo” se hacen presentes en los medios. El sacerdocio periodístico entonces debe abandonar la pretensión de fe verdadera, pues lo que se estructura ahí, como ocurre también en la filosofía, es un campo de batalla –Kamplatz– por “lo verosímil”.
Dicho esto muy sucintamente claro, llamaremos desde ahora “lo verosímil” al “efecto verdad” construido por los medios, efecto siempre articulado con los intereses materiales que ellos representan, producen, reproducen y amplían.
En esta perspectiva de construcción de “lo verosímil” en los medios, transitamos un período donde, por ejemplo, respetabilísimas “consultoras” opositoras insisten mediante asépticos “estudios de opinión” poblados de gráficos coloridos y porcentajes muy estrictos, en la caída de imagen presidencial, la debacle en la evaluación de gestión gubernamental y consecuentes penurias de intención de voto.
Son apoyados los resbalones oficialistas en acontecimientos sistemáticamente editorializados por los medios opositores a los que se adjudican pretensiones de verdad y capacidad de interpelar a la “opinión pública nacional”, de Ushuaia a La Quiaca.
Una vez creado el “microclima mediático” e instituido “lo verosímil” como verdad universal, resultan sorpresivos, por citar un caso contundente, los casi 40 puntos de intención de voto que el oficialismo registra para las PASO del próximo domingo, en el mismo momento en el que está siendo vapuleado con duras y diversas críticas a través de los medios opositores.
El punto de máxima de este efecto de microclima de medios resultaron las PASO del año 2011, cuando en medio de las críticas furiosas por el caso Schocklender, Cristina se despachó con ay!, el 50 por ciento de los votos.
Desarrollamos en su momento para explicar este fenómeno en apariencia paradojal el concepto de “audiencias redundantes”, intentando describir a modo de discusión preliminar el fenómeno configurado por el impacto de la notable actividad opositora desplegada por los medios de difusión, de alcance fundamentalmente metropolitano.
El fenómeno en cuestión reside ya no en negar influencia de los aparatos de medios opositores en la construcción de “lo verosímil”, sino en señalar su actual incapacidad de ampliar audiencias, quedando su efecto de aversión encapsulado sobre los segmentos que ya resultaban opositores al oficialismo y circunscriptos geográficamente a la zona metropolitana.
La construcción de lo verosímil por los medios opositores se realiza con fronteras definidas y rígidas que ya no se expanden, tanto en el sistema de preferencias como en el ámbito geográfico.
La zona metropolitana, debe recordarse, representa no la totalidad, ni la mayoría, sino el 33 por ciento del padrón nacional de electores, aunque si consideramos la CABA y el cordón 1 del conurbano bonaerense, donde efectivamente el corredor de medios opositores es fluido, la representación baja al 20 por ciento del total de electores nacionales.
La redundancia y el acotamiento geográfico explican el impacto escaso de los temas que se han generado como verosímiles desde los aparatos mediáticos opositores en el último tiempo, desde el caso Antonini Wilson, el affaire Sueños Compartidos pasando por Skanska, la ley antiterrorista, el proyecto X , el affaire Ciscona, Hotesur y ahora el Anibalgate.
El impacto metropolitano de los medios opositores, que son los que llevan la delantera en la instalación de estos temas –aunque sin mayores réplicas nacionales importantes en los medios, incluso los opositores, del resto del país–, no parece alterar en nada la arquitectura de audiencias para octubre y lo que logran es redundar sobre aquellos que ya estaban convencidos. Algo así como cazar en el zoológico.
Una especie de fenómeno de audiencias 6,7,8 en sentido contrario. No logran incorporar nada nuevo y sólo impactan en parte de las audiencias ya establecidas, reproduciendo tanto las adhesiones como las aversiones de estos colectivos.
En general, entonces, la de los medios opositores resulta hoy una práctica de construcción de lo verosímil bajo el mecanismo de audiencias redundantes, con impacto dominante en la zona metropolitana, bastante poco productiva al momento de inducir cambios en el estado de opinión pública, que sigue teniendo al oficialismo como mayoría nacional sólida de preferencias y a la gestión del gobierno nacional en general, la imagen de la Presidenta y la coyuntura socioeconómica favorable en particular, como el eje de esta mayoría electoral.
Finalmente cabe señalar que la fortaleza relativa del oficialismo es también el resultado de la estructura fragmentada de la oposición, que no logra resolver su formato de archipiélago patentizado en las elecciones de octubre de 2011 y 2013 que se mantiene sin cambios significativos en la actualidad, donde ningún liderazgo opositor compite con alguna chance con el de Cristina Kirchner a nivel nacional y logra acortar la distancia de más de diez puntos respecto a la fórmula Scioli-Zannini.
Así las cosas, el binomio oficialista se encamina a la elección de octubre con una panorama despejado y muy favorable, con altas chances de resolver el episodio electoral en primera vuelta, notable performance sostenida en
1. la popularidad de Cristina,
2. el piso electoral del FPV en torno del 33 por ciento de los votos nacionales y,
3. las mejoras socioeconómicas notables que –contra todos los pronósticos opositores, medios y gurúes que adversan al oficialismo– harán crecer la economía al 4,5 por ciento interanual en el tercer trimestre, dando volumen notable al “efecto bienestar” al momento de votar.
* Sociológo, titular de la consultora Equis.
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