EL MUNDO › LA MANDATARIA DE BRASIL RESPONDE A LOS CONSPIRADORES Y CACEROLEROS

Dilma aseguró que sabe soportar injusticias

Consciente del impacto del ajuste, Rousseff dijo que “hay cosas por mejorar” y que sabe que muchos brasileños sufren. Un sondeo de Datafolha confirmó el deterioro de la imagen presidencial y el apoyo creciente al juicio político.

 Por Darío Pignotti

Página/12 En Brasil

Desde Brasilia

Los conjurados. Aécio Neves, derrotado por Dilma Rousseff el año pasado, cenó con un grupo de conspiradores el martes para afinar el plan destituyente. Ayer a las 7.25 de la mañana un columnista económico de Globo llegó a la conclusión de que no hay otra salida que “la ruptura”. El vicepresidente Michel Temer, un conservador y poco confiable, formuló declaraciones ambiguas en las que algunos adivinan su estrategia para ocupar el sillón que Rousseff dejaría prematuramente. En otra cena, el lunes, el jefe de Diputados Eduardo Cunha pactó con colegas una maniobra que permitiría votar el impeachment en breve. A las 12.20 de ayer el comentarista político de Globo festejaba desde Río de Janeiro: “Realmente estamos ante una tormenta perfecta. Con igual fe golpista la radio más popular de San Pablo conducida por una locutora evangélica de voz metálica clamaba ‘petistas vayan todos a la fosa común’. Se acabó. A echarles una pala de cal encima. Todos a la marcha (por el impeachment) del 16 de agosto y a hacer sonar las cacerolas contra este gobierno corrupto”.

Se refería al cacerolazo incitado por las redes de radio y privadas contra las palabras pronunciadas por Dilma Rousseff en la noche de ayer durante una publicidad del Partido de los Trabajadores.

“Quien piensa que nos faltan energía e ideas para vencer los problemas está engañado. Sé soportar presiones y hasta injusticias, tengo el oído y el corazón (atentos) a los más necesitados. Este nuevo Brasil no se conforma con poco del gobierno ni de la política. Sé que hay muchas cosas que debemos mejorar...se que hay muchos brasileños sufriendo. Estoy del lado de ustedes.”

El mensaje dado ayer por Dilma, Lula y el titular del PT Rui Falcao puede sintetizarse como el reconocimiento del impacto del ajuste, conducido por el ministro Joaquim Levy, a quien algunos petistas apodan como Manos de Tijeras por su aversión al gasto público, que se ha traducido en menos recursos para los programas de vivienda popular, educación y reforma agraria lo que motivó esta semana una movilización de los campesinos sin tierra y la ocupación del Ministerio de Hacienda.

Y un llamado a superar la crisis económica evitando que ésta degenere en la erosión del sistema democrático, como ocurrió en 1964 cuando la indignación de las clases medias justificó el golpe contra Joao Goulart, el presidente depuesto fallecido en 1976 durante su exilio en Argentina.

“La dictadura militar fue resultado de una crisis política y duró 21 años. ¿Acaso la solución se logra con tumultos? Hay que evitar que la crisis política amenace la democracia...No se deje engañar por los que piensan en sí mismos”, alerta la voz en off reforzada por una foto de Aécio Neves, titular del Partido de la Socialdemocracia Brasileña, fogonero del golpe institucional inmediato. Otros sectores igualmente desestabilizadores prefieren que la destitución sea en el medio plazo.

La propaganda petista fue transmitida el mismo día que una encuesta de la consultora Datafolha confirmó el deterioro de la imagen presidencial y el apoyo creciente al juicio político.

De acuerdo con ese sondeo concluido esta semana el 71 por ciento de los encuestados tiene una opinión negativa del gobierno contra el 65 por ciento de otra medición realizada a fines de junio.

La adhesión al juicio político subió del 63 por ciento en abril al 66 por ciento en agosto, pero aún así el 62 por ciento de los indagados considera que no ocurrirá ese proceso destituyente contra la mandataria que inició el 1º de enero pasado su segundo mandato, el cual por ley debe concluir el 31 de diciembre de 2018.

La consulta de Datafolha indica, además, que la aprobación de Dilma retrocedió del 10 por ciento registrado en junio al 8 por ciento de agosto, un indicador similar al mostrado por una encuesta reciente de la Confederación Nacional del Transporte.

Cacerolazo VIP

Al cierre de esta crónica opositores al gobierno hacían sonar sartenes y cacerolas desde los balcones de algunos edificios elegantes de San Pablo, Río de Janeiro, Brasilia y otras capitales en repudio al spot publicitario petista transmitido por cadena nacional. No había informaciones consistentes sobre manifestaciones similares en los barrios periféricos pero es imposible descartarlas ante la inconformidad en alza.

El del spot del PT hizo una referencia bien humorada de la rebelión VIP.

“No tenemos nada contra los cacerolazos de la gente que está cansada de nosotros. Solo es bueno recordar que somos el partido que más llenó las cacerolas de los brasileños, vamos a seguir llenando las cacerolas de comida y esperanza, ese es el cacerolazo que más nos gusta.”

Por su parte Lula, que a pesar del hostigamiento mediático del que es víctima preserva una intención de voto próxima al 30 por ciento, comparó al gobierno dilmista con el de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003) .

“Yo sé que la crisis ya llegó a nuestras casas. Nuestro peor momento es mejor para el trabajador que los gobiernos del pasado. Nuestro mayor ajuste es menor que el ajuste que ellos (oposición) hicieron.”

Lula formuló ayer uno de sus primeros pronunciamientos públicos luego del explosivo arrojado contra sus oficinas hace una semana del que hubo una no cobertura en la prensa.

La omisión mediática sobre ese atentado fue similar al silencio sobre dos ataques a sedes del PT y el robo de documentos del ministro de Comunicaciones, el petista Edinho Silva.

Luego de la pulseada virtual de ayer entre la propaganda petista y los cacerolazos, en los próximos días habrá otra medición de fuerzas en las calles: el domingo 16 se movilizarán los partidarios del golpe blanco contra Dilma convocados por el ex candidato Neves y una miríada de grupos neocons. Cuatro días después, el 20 de agosto, será la marcha citada por el PT y movimientos sociales en defensa de la democracia, contra el atentado a Lula y críticas al ajuste de Levy.

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“Quien piensa que nos faltan energía e ideas para vencer los problemas está engañado”, sostuvo la presidenta Rousseff.
Imagen: AFP
 
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