“La pista siria fue un invento de (Antonio) Stiuso”, denunció el ex titular de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentina Rubén Beraja en el marco del juicio que se le sigue a él y a otras 12 personas por el encubrimiento del atentado a la AMIA. Durante más de cinco horas, Beraja insistió con su estrategia, largamente desplegada la semana pasada, y le añadió la denuncia sobre la “inexistencia” de la línea de investigación que el juzgado a cargo de la instrucción de la explosión, en manos del ex magistrado Juan José Galeano, dejó de investigar a escasos días del estallido de la bomba. El argumento defensivo del ex titular de la DAIA culmina con una inferencia: “No puede encubrirse algo que nunca existió”, propuso. Los abogados querellantes consideraron su presentación “inconsistente”. “Nos gustaría hacer preguntas. Porque ahora cuenta sólo un cuento plagado de contradicciones, pero si le pudiéramos hacer preguntas se le caería todo”, señaló Luciano Hazán, representante del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

La propuesta de Beraja consiste en “revelar” la “ineptitud” del Estado argentino “para evitar e investigar” no sólo el atentado a la AMIA sino también el que tuvo como objetivo la Embajada de Israel, dos años antes. En ese sentido puede inscribirse la acusación que sumó ayer en contra del ex agente de inteligencia: “La pista siria ha sido una invención de Stiuso. No se puede convertir un sospechoso en la cabeza de una instigación terrorista. ¿Para qué se inventó? Para tapar la pista iraní”, al tratar de dar vuelta su acusación, ya que él mismo está siendo juzgado por participar del encubrimiento, es decir de dejar de lado la pista siria, pero también por participar del pago al armador de autos Carlos Telleldín para que involucre en el caso a un grupo de policías bonaerenses.

Para la querella del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, la declaración de Beraja fue “inconsistente”. “Nos gustaría hacer preguntas. Porque ahora cuenta sólo un cuento plagado de contradicciones, pero si le pudiéramos hacer preguntas se le caería todo”, señaló Luciano Hazán, quien junto a Elízabeth Gómez Alcorta representa a la cartera nacional. Beraja accedió a recibir consultas sólo de parte de su defensa, a cargo de Valeria Corbacho, y del tribunal. Pero nadie le realizó preguntas. Cuando habló de “invento”, Beraja se refirió al nombre que recibió la línea de investigación que comenzó días después del atentado en el hijo del comerciante de origen sirio Alberto Kanoore Edul y quedó trunca algunas semanas después, según se sospechas, por pedido del gobierno de Carlos Menem. “Discute nomenclaturas. Que la llame como quiera a la pista, la realidad es que se perdió y que no se sabe adónde podría haber llevado a la investigación porque no se siguió y varios elementos de prueba que la integraban fueron destruidos o robados”, explicaron fuentes de la causa.

Como la que realizó la semana pasada, la exposición de Beraja ayer fue extensa y repetitiva, movediza entre el contexto nacional y el mundial en torno del “movimiento terrorista”.

“Analiza de manera desagregada cada cosa que hay en la causa, sin ser claro en los puntos que más lo incriminan, como las reuniones que tuvo con (el reducidor de autos Carlos) Telleldín y otros dirigentes de la DAIA en el despacho de Galeano, con (el ex abogado de Carlos Telleldín Víctor) Stinfale”, apuntó Rodrigo Borda, representante junto a Alejandro Rúa de la querella de Memoria Activa. “No deja nunca el lugar de víctima, cuando realmente ha sido un interlocutor privilegiado de Galeano en la negociación para imponer la pista falsa. Intenta permanentemente desdibujar ese rol”, consideró el abogado.

Antes, Beraja había criticado el planteo de la acusación que señala que hubo una estrategia pergeñada por el gobierno de Carlos Menem para crear una hipótesis falsa que ofreciera responsables a la explosión que el 18 de julio de 1994 derribó la sede de la mutual judía en Pasteur al 600, mató a 85 personas e hirió a otro centenar. “Me resulta inverosímil la existencia de un plan oficial para intentar desviar el esclarecimiento de la causa”, dijo sobre el involucramiento de un grupo de policías bonaerenses --que luego fueron absueltos-- en lo que se conoció como “la conexión local”. “No me consta si algún funcionario tuvo un plan de esa naturaleza, pero tomo necesaria distancia de ese supuesto”, completó.

Beraja culminó su monólogo como lo empezó en la audiencia anterior: “Niego haber sido parte de un plan, niego haber conocido el pago, niego haber forzado la voluntad de Galeano, niego haber mantenido con el juez estrecha amistad, rechazo que la declaración de Claudio Lifschitz –ex secretario de Galeano y quien reveló el pago de 400 mil dólares a Telleldín para que inculpara a los bonaerenses en el atentado– tenga carácter de verdad”, sentenció.

Se espera que el próximo jueves se presente en la Sala AMIA de los tribunales de Comodoro Py el ex jefe de la SIDE menemista Hugo Anzorreguy. El TOF apuntó que informarían “por cédula electrónica” es decir, vía Internet, su decisión respecto de su capacidad para hacerlo, así como para ofrecer declaración indagatoria, acorde con su estado de salud. No difundieron ayer los resultados de los informes de los peritos que lo analizaron, aunque fuentes judiciales confirmaron que las partes intervinientes –Apemia, el Ministerio de Justicia, la Fiscalía y el Cuerpo Médico Forense– desmintieron a la defensa y coincidieron en que Anzorreguy sólo está deprimido, pero podía participar de las audiencias y también declarar, si así lo quisiera.