EL PAíS › CARLOS RAIMUNDI, CANDIDATO DEL ARI
“Somos la alternativa”
Quiere una banca como diputado por el ARI bonaerense, dice que Kirchner y Duhalde son lo mismo y negocian con los pobres.
Por Santiago Rodríguez
“Es como si Alfredo Astiz denunciara a Ramón Camps por violación a los derechos humanos”, dice el primer candidato a diputado del ARI en la provincia de Buenos Aires, Carlos Raimundi. Se refiere a las denuncias por clientelismo que en forma cruzada se hicieron kirchneristas y duhaldistas y a propósito de ese tema ironiza también que “la polarización que se trata de plantear entre Cristina y Chiche es entre el cheque y el lavarropas”. En diálogo con Página/12, Raimundi presenta a la fuerza que lidera Elisa Carrió como “la alternativa al sistema de política oficial instalado” en territorio bonaerense y sostiene que en casi dos décadas de gobierno en la provincia el PJ fomentó la pobreza “para poder hacer negocios y perpetuar a una determinada dirigencia política”.
–¿Por qué un bonaerense debería votar a los diputados del ARI?
–Hay una matriz política que está representada por el PJ, a la cual ha sido funcional la oposición de todos estos años. El ARI es la alternativa al sistema de política oficial instalado. La polarización que se trata de plantear entre Cristina y Chiche es entre el cheque y el lavarropas; no es real porque no hay prácticas ni concepción filosófica de la política diferentes y los actores son los mismos reciclados. Frente a eso el ARI se ha mantenido muy firme como alternativa por no haber tenido precio.
–¿Cómo es eso del precio?
–Por ejemplo, una de las primeras iniciativas de Felipe Solá fue impulsar una suerte de reforma política para acotar el poder y limitar la reelección indefinida de los intendentes. Convocó a una mesa de diálogo y el ARI fue el único partido que no concurrió porque estábamos convencidos de que esos actores jamás iban a realizar ninguna reforma política. No sólo no hicieron la reforma, sino que los intendentes corruptos cuyo poder se pretendía limitar son los que están sosteniendo al Frente para la Victoria. Si el ARI no hubiese sido intransigente en ese momento, hoy estaría desperfilado como alternativa.
–¿Cómo definiría el esquema de poder sobre el que se funda el gobierno de Kirchner en territorio bonaerense?
–El modelo es claro: consiste en crear pobreza para poder hacer negocios y perpetuar a una determinada dirigencia política. En 18 años de gobierno el PJ hizo pasar a la provincia de 8 a 51 por ciento de pobreza y eso fue deliberado; no fue consecuencia de un cataclismo, sino el resultado de una estrategia. Hoy el clientelismo se asienta en un 50 por ciento de pobreza y define una elección porque genera miedo y ata el voto a la ayuda. Ver a Chiche o a Díaz Bancalari denunciar el clientelismo de Cristina produce carcajadas e indignación; es como si Alfredo Astiz denunciara a Ramón Camps por violación a los derechos humanos. Y lo del kirchnerismo muestra que el discípulo superó al maestro.
–¿Por?
–El clientelismo es malo en sí mismo, pero hacerlo en nombre de lo nuevo es aún peor porque defrauda las expectativas de una práctica nueva. En el financiamiento espurio de la política tampoco hay diferencias entre kirchneristas y duhaldistas y lo que pasó en Quilmes demuestra, además, que lo nuevo también es violento.
–¿Qué diferencia al ARI de otras fuerzas que disputan el voto de centroizquierda, como el Encuentro Amplio, con cuyos candidatos coinciden muchas veces en las votaciones en el Congreso?
–Nuestro objetivo es interpelar al poder y no a otros sectores de la oposición. Con dirigentes que van en otras listas se dan coincidencias, pero no han pasado al plano de las confianzas profundas y no ha llegado todavía el tiempo de maduración suficiente para hacer alianzas duraderas.
–Carrió dijo que se queda con un liberal honesto antes que con un socialista corrupto. ¿No es una falsa opción?
–No resigno un ápice la ideología, entendida como una escala de valores, prioridades y convicciones, pero hay algo anterior a la ideología, que es la conducta. En nombre del centroizquierda se ha incurrido en prácticas tan o más nefastas que las de la vieja política. Así como el Frepaso ilusionó en su momento, defraudó después justamente por las prácticas en que incurrió al amparo de un discurso que desde el punto de vista de la centroizquierda estaba bien elaborado.
–¿Entonces siendo honesto es lo mismo un liberal que un socialista?
–Prefiero a un liberal honesto que a un socialista corrupto, pero me siento más identificado con un socialista que con un liberal decente. Por eso no caímos en la tentación de aproximarnos a López Murphy bajo el paradigma de juntar todo lo que no fuera PJ para romper la hegemonía; López Murphy era consultor del FMI en los momentos en que sus políticas de ajuste resultaron más nefastas para la Argentina y economista jefe de FIEL.
–¿Cómo refuta a quienes dicen que Carrió está girando a la derecha?
–El eje del ARI es la distribución del ingreso. Esa es una de las banderas que distingue a las fuerzas progresistas y no a las de derecha.
–Dentro mismo del ARI hubo quienes criticaron la incorporación de Enrique Olivera ¿Cuál es su opinión al respecto?
–Lilita fue plenamente consciente de que podía tener objeciones, pero estuvo convencida de los aspectos positivos de la incorporación. Olivera forma parte de los sectores que no tienen la misma extracción que la mayoría de los que integramos el ARI, pero que adscribe a las mismas pautas doctrinarias que enarbolamos.
–El final es suyo para que convenza a los bonaerenses.
–Debemos rebelarnos a la idea de que la Argentina no puede ser gobernada de otra manera y recuperar la asociación de función pública con decencia. La única manera de salir del modelo clientelar es creando un modelo de desarrollo que genere empleo digno y le dé autonomía a la libertad de los ciudadanos. Y hay que combinar la ética con la eficiencia en gestión. Esos son los propósitos del ARI.