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La reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal finalizó ayer con un mensaje de Navidad emitido por los obispos en el que llaman a “deponer rencores y resentimientos”, a trabajar “por la reconciliación y el encuentro de todos los argentinos” y a “comprometernos más intensamente con nuestros hermanos más pobres y excluidos”, pero sin que se concretara el encuentro entre la jerarquía de la Iglesia y el presidente Néstor Kirchner, para lo cual se había creado expectativa a partir de la difusión de versiones periodísticas que se apoyaron en declaraciones del vocero episcopal Jorge Oesterheld. El encuentro de los 22 obispos que conforman la comisión permanente fue el primero bajo la presidencia del cardenal Jorge Bergoglio, electo en noviembre como máxima autoridad del Episcopado. Al recordar la Navidad los obispos señalaron que “el Hijo de Dios se hizo hombre para convertirnos a todos en hijos de Dios, afianzando así nuestra condición de hermanos, que nos lleva a superar toda división y enfrentamiento”.
Las dos jornadas de encuentro de los obispos, que se realizaron en la sede episcopal de la calle Suipacha en el centro de Buenos Aires, estuvieron marcadas por la expectativa de un eventual encuentro entre el presidente Kirchner y la jerarquía católica, una posibilidad que nunca fue confirmada por ninguna de las partes. El martes, y ante la requisitoria periodística, el sacerdote Oesterheld admitió que efectivamente los obispos le habían extendido tiempo atrás una invitación al primer mandatario para visitar la Conferencia Episcopal y subrayó que los obispos permanecían abiertos a que ello ocurriera en cualquier momento.
Vale recordar, sin embargo, que el único encuentro formal entre la cúpula del Episcopado y el Presidente ocurrió el 6 de agosto de 2003, cuando la Conferencia Episcopal era presidida por el arzobispo de Rosario, Eduardo Mirás. En esa oportunidad en una reunión celebrada en la Casa Rosada el propio Presidente les sugirió a los obispos la posibilidad de que un futuro encuentro se realizara en la sede del Episcopado. Sin embargo, desde entonces ocurrió una serie de hechos como el desconocimiento oficial del vicario castrense Antonio Baseotto y varios cruces entre Kirchner y los obispos, incluyendo la última reacción presidencial a partir del documento emanado de la asamblea episcopal de noviembre, que han ido haciendo cada vez más tirante la relación entre el Gobierno y la jerarquía de la Iglesia.
Se sabe que han existido gestiones reservadas en los últimos meses para producir un acercamiento y, más en concreto, la posibilidad de una reunión entre Kirchner y Bergoglio, pero esos diálogos no han concluido por el momento en hechos concretos. En algunos medios cercanos al Gobierno se expresó ayer también malestar por las declaraciones de Oesterheld interpretadas como “una forma de pasarle la pelota al Gobierno” en lo relativo a la posibilidad de concretar un diálogo institucional. El vocero del Episcopado reiteró ayer que “la Iglesia siempre está abierta al diálogo”.
En su mensaje, los obispos sostienen que la Navidad es un llamado para que “en un clima de real libertad y diálogo sincero, podamos reafirmar los valores que han definido nuestra identidad cultural preservándola de concepciones que puedan dañarla”. Reiteraron también que es una convocatoria “a renovar nuestra actitud de servicio, para que todos los argentinos nos sintamos protagonistas en la construcción de una patria de hermanos”.
Los miembros de la Comisión Permanente señalaron además su deseo de que “cada uno de nosotros podamos convertirnos en hombres y mujeres capaces de transformar nuestro país en una tierra donde reinen la verdad y la justicia, la libertad y la paz, la solidaridad y la esperanza”. Para ello “recibir hoy a Jesús nos debe llevar a comprometernos más intensamente con nuestros hermanos más pobres y excluidos porque ellos, no lo olvidemos, son los preferidos del Señor”, dijeron.