EL PAíS › MICELI: “EL PAGO CON RESERVAS NO COMPROMETE LA CAPACIDAD DEL GOBIERNO”
Espacio ganado y opciones para utilizarlo
Por Raúl Dellatorre
Limitándose a un discurso técnico, a una descripción más pensada en los especialistas y en los analistas financieros que en el público en general, Felisa Miceli y Martín Redrado expusieron ayer en Casa de Gobierno algunos lineamientos de la decisión tomada de cancelar con reservas internacionales la deuda con el FMI. Una conferencia de prensa que no fue tal, ya que no hubo preguntas, sino una presentación en la que abundaron los datos para demostrar la solidez de la medida adoptada y la ausencia de riesgos en sus consecuencias. Y el enlace entre una decisión política, anunciada por Néstor Kirchner minutos antes, y su factibilidad en términos económicos y financieros.
Miceli intentó poner en secuencia la decisión adoptada ayer. Un “acertado programa macroeconómico” logró un mejoramiento de la situación al punto que hoy permite asumir una decisión de esta naturaleza. Previamente, hubo que limpiar la deuda con el sector privado, a través del canje, para llegar a un ordenamiento de los compromisos en el que el último escollo era la acumulación de vencimientos, particularmente con el Fondo, en el año 2007. Y acumular reservas internacionales por 32.800 millones de dólares durante tres años, con los cuales se hizo frente a los pagos con organismos internacionales por 14.400 millones sin comprometer un nuevo acuerdo atado a condicionalidades y, a su vez, ir nutriendo la caja con la diferencia.
La decisión de cancelar anticipadamente la deuda con el Fondo ya había sido tomada por Kirchner varios meses atrás, pero con Lavagna como ministro enfrentaba alguna traba para concretarse. Producido el relevo, el Presidente creyó que el momento había llegado.
“El Fondo no iba a cambiar de política, por lo cual la discusión sobre la reestructuración de vencimientos iba a llevar a reproducir las viejas pulseadas contra las recetas tradicionales”, reflexionaba ayer Alejandro Vanoli, economista del Plan Fénix especializado en materia de deuda externa, poco después de los anuncios. Si ese era el cuadro de situación, como alternativas de desconexión del Fondo sólo quedaba romper y caer en default o sacárselo de encima cancelando anticipadamente los compromisos con recursos dormidos, como lo son, de hecho, las reservas internacionales.
Si el momento era éste o debía esperarse puede tener respuestas de orden político y de oportunidad económica. En el primer sentido, no es un dato menor que la decisión coincida con una solución similar adoptada por Brasil horas antes, que además recogió mayoritarios elogios. En cuanto al momento económico, nadie puede asegurar que dentro de un año Argentina no enfrente un contexto internacional bastante más complicado que el actual, como podría suceder si baja el precio de sus productos exportables frente a los que importa.
Tal como intentaron demostrar ayer Miceli y Redrado –pensando más en los especialistas que en el público en general, recordemos–, la utilización de 10 mil millones de dólares de las reservas no debería suponer ningún riesgo en materia de respaldo a la base monetaria ni restarle capacidad de intervención al Banco Central en el mercado cambiario. En otras palabras: le queda margen para seguir haciendo política de acumulación de reservas y para atender cualquier emergencia de la coyuntura.
“Los indicadores económicos en materia de pagos, superávit comercial, superávit fiscal y la relación reservas contra importaciones le dan una posición cómoda a la conducción económica”, repasó Vanoli. “Si sube un poco el dólar, mejor para la política económica; si sube mucho o hay corrida, hay mecanismos monetarios y fiscales para contrarrestarlo”, tranquilizó el experto.
La evaluación de la decisión es, entonces, eminentemente política. Se cuestiona que los 10 mil millones de dólares que se le pagan al Fondo podrían haberse utilizado para responder a demandas sociales. No es ésta la forma en que suelen utilizarse las reservas del Banco Central, por lo cual no necesariamente debe confrontarse una decisión con otra. El propio Vanoli hace una sugerencia al respecto, desde otro enfoque. “Esta decisión es un hito histórico, una parábola comparable al giro que dio este gobierno con el tema Derechos Humanos; el próximo desafío es cancelar otra deuda, la deuda social. Si hay poder político, se puede hacer, y se está demostrando que lo hay.” Ayer, Kirchner aseguró que esta decisión le otorga al Gobierno mayor grado de libertad. Bienvenido sea, y ojalá se utilice de la mejor forma.