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El zamorista Gerardo Romagnoli confirmó ayer que rechazará el planteo que hizo Aníbal Ibarra para que se excuse de intervenir en su juicio político. “De ninguna manera voy a aceptarlo porque estoy absolutamente convencido de que no hubo prejuzgamiento. Mi recusación tiene mucho más que ver con artimañas legales que con lo que yo he dicho”, aseguró el legislador de Autodeterminación y Libertad, quien comparó al jefe de Gobierno con Alfredo Fanchiotti, el ex comisario acusado por el asesinato de los piqueteros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán.
Romagnoli es uno de los quince miembros de la Sala Juzgadora, que en su conjunto deberá expedirse sobre la recusación planteada por Ibarra una vez que el zamorista la rechace formalmente. La mayoría de los legisladores tiene dudas de que la conducta de Romagnoli deba ser juzgada sólo en función de lo establecido en el Código Procesal Penal –al que remitió el jefe de Gobierno para pedir su apartamiento del caso– y son varios los que consideran que se encuentra amparado por el artículo 78 de la Constitución porteña, que le otorga inmunidad de palabra a los diputados.
Aunque en la Legislatura y en el entorno de Ibarra especulan que Romagnoli no se apartará, hay dudas sobre los pasos a seguir si lo hace: algunos afirman que debe ser reemplazado por la socialista Verónica Gómez, la aliada de Ibarra con la que fue a sorteo por una vacante en la Sala Juzgadora; otros aseguran que su lugar no debe ser cubierto.
A esos interrogantes se suma otro: el legislador Jorge Enríquez puso a consideración del presidente de la Sala Acusadora, Santiago de Estrada, su inhibición para actuar como fiscal en el proceso contra Ibarra. La razón es que tiempo atrás querelló al jefe de Gobierno por calumnias e injurias.