Viernes, 19 de mayo de 2006 | Hoy
EL PAíS › EL EX MINISTRO LAVAGNA SALIO A MARCAR FALTAS DEL GOBIERNO
En una charla en una universidad, el ex ministro marcó los problemas que podrían poner en riesgo la macroeconomía. Habló de las instituciones, de los contratos y de las reglas transparentes. Sus dichos fueron interpretados como críticas a la Casa Rosada.
Roberto Lavagna lo definió ante sus íntimos como un ejercicio de “dialéctica”. Así llama el ex ministro de Economía a sus periódicas declaraciones –en las que desgrana una posición crítica con ciertas medidas del Gobierno– que suelen encontrar amplia repercusión. Ayer protagonizó uno de esos ejercicios. Fue durante una charla en el Instituto de Altos Estudios de la Universidad Austral. “Hay que decidir como sociedad si queremos más o menos estatismo en el sector de los servicios, más o menos capitalismo de amigos, más o menos instituciones y reglas claras”, dijo en la conferencia. “El mejor marco macroeconómico terminará derrumbándose si no se asienta en una firme y progresiva reconstrucción y desarrollo de la instituciones, los contratos y reglas transparentes y de aplicación uniforme”, advirtió.
Durante la exposición, Lavagna contrastó la década del ’90 con el decenio actual. Sobre la primera época dijo que a pesar de todo el “andamiaje institucional” que se fraguó en esos años, “si el modelo macroeconómico es incorrecto y con desequilibrios tales, termina derrumbándose y arrastrando todo”. Por el contrario, sobre esta década aseguró que el “desarrollo macroeconómico” puede deteriorarse si no se “consolidan y desarrollan las instituciones”. Esa última frase fue interpretada como una inequívoca crítica a ciertas políticas del Gobierno. “Desde ya, mi opción es consolidar lo alcanzado, lo cual implica una combinación entre continuidad y equidad social”, aseguró.
Lavagna no perdió la ocasión de cuestionar –aunque lo hizo en forma tangencial– algunas decisiones de la órbita del ministro de Planificación, Julio De Vido. Algunos asistentes a la charla interpretaron de esa forma su referencia al “capitalismo de amigos”. La mención de “los contratos” también fue vinculada con los reclamos que están haciendo algunos países europeos por la situación de sus empresas. El caso de España es paradigmático. A la tensión por la falta de exploración de las empresas de hidrocarburos –que generó ciertas interferencias con Repsol, aunque hubo promesas de mayores inversiones en ese rubro–, se le sumó hace unos días unas sugerentes declaraciones del vicepresidente segundo del gobierno español, Pedro Solbes.
“Los aliados fundamentales de España en América latina son México, Chile y Brasil. Se trabaja con todos los países, pero en esos tres, por dimensión de mercado, por estabilidad o por respeto a los pactos, es donde las empresas españolas se sienten más cómodas”, dijo Solbes. Lavagna pareció tener en cuenta estos antecedentes. “La gran ventaja es que la sólida posición macroeconómica de la política seguida desde el 2002 creó la posibilidad de elegir el rumbo que se desea seguir. Hoy estamos en un punto de bifurcación, donde se puede elegir entre consolidar el rumbo o modificar la dirección”, subrayó el ex ministro.
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