Durante once meses, y todos los días, Carlos “Pololo” Anauate dejó su cama muy temprano, se puso un equipo de gimnasia color celeste, ganó el patio de la Gendarmería Nacional de Santiago del Estero y caminó de ida y de vuelta una y otra vez bajo las galerías extensas del edificio. En el camino no sólo se topaba con los custodios sino con un plácido Musa Azar, sentado. El comisario santiagueño, archidenunciado por violaciones de derechos humanos y uno de los jefes operativos de la represión ilegal en la provincia también estaba allí como Anauate. Ambos permanecieron detenidos ventana mediante, procesados en la causa por el doble crimen de La Dársena. Ayer, y a más de dos años de aquel momento, Anauate debía asumir una banca de diputado nacional en el Congreso para reemplazar al diputado Fernando Salim, que asumirá como intendente de Frías. El oficialismo intenta impedírselo. Los diputados pidieron la impugnación del pliego para impedirle el acceso a su banca pero la sesión cayó por falta de quórum antes de que se pusiera a consideración una propuesta para girar el pliego a las comisiones de Peticiones, Poderes y Reglamento y de Asuntos Constitucionales de la Cámara baja. La bancada oficialista presentó la semana pasada un escrito para impugnarlo y consideraron que el ex legislador provincial “no es digno de incorporarse a esta Cámara de Diputados por carecer de idoneidad moral”.